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Pruebas fósiles de estadio intermedio en la evolución del ojo

Un paleontólogo afirma que ha descubierto en fósiles de peces primitivos lo que parecen ser un diseño intermedio en la evolución de los ojos de los vertebrados.

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Imagen tomográfica de la cuenca ocular de un pez placodermo del Devónico que contiene pruebas de un estadio intermedio en la evolución del ojo en vertebrados. Foto: Australian National University.

Ahora que los creacionistas están de moda es bueno contraatacar su ideología con más pruebas. Uno de los «argumentos» que utilizan los creacionistas es el supuesto diseño perfecto del ojo humano.
Probablemente se añade el adjetivo de «perfecto» porque no se desea adjudicar a Dios, como diseñador inteligente, la incompetencia de crear algo defectuoso. No obstante, argumentan que no es posible crear algo tan perfecto como un ojo a partir de pasos intermedios y poco a poco como la teoría evolutiva afirma. Obviamente el argumento es totalmente falaz.
De entrada el ojo humano dista mucho de ser una maquina perfecta. Además de que casi todo el mundo tiene astigmatismo, miopía, «moscas oftálmicas» o daltonismo, y otros defectos, la retina está puesta del revés sobre el fondo del ojo y la luz debe de atravesar toda la red de vasos sanguíneos y nervios hasta llegar a los fotorreceptores (conos y bastones). Hay incluso un punto ciego donde convergen todos los nervios. Esta disposición, por desgracia, facilita los desprendimientos de retina.
Los ojos humanos son simplemente el fruto de una historia evolutiva, y no son la mejor solución posible, si es que ésta existe. Los cefalópodos, como pulpos y calamares, tienen ojos mejor diseñados. Además sí se pueden explicar los estadios intermedios.
Sí pero, ¿cuáles son los pasos intermedios? ¿Dónde están los fósiles correspondientes?
Ahora un paleontólogo acaba de publicar en Biology Letters un artículo en el que afirma haber descubierto en fósiles de peces primitivos lo que parecen ser un diseño intermedio en la evolución de los ojos de los vertebrados.
Gavin Young, del departamento de ciencias marinas y de la Tierra de Australian National University, ha analizado los restos fosilizados de peces placodermos devónicos de hace 400 millones de años. Estos peces, ahora extintos, son los antepasados de los peces modernos y sus cuerpos estaban protegidos por una gruesa armadura ósea.
Los restos fósiles fueron encontrados en la piedra caliza que bordea el lago Burrinjuck en Nueva Gales del Sur (Australia) y están excepcionalmente bien conservados.
Este investigador descubrió que, a diferencia de los animales vertebrados de la actualidad (que van desde los peces sin mandíbula como la lamprea a los humanos pasando por los peces con mandíbula modernos), los peces placodermos de la época tenían una disposición muscular y nerviosa diferente para hacer funcionar los globos oculares. Esto representaría una prueba de un estadio intermedio entre los ojos de los peces sin mandíbulas los de los vertebrados con mandíbula (incluyendo el ser humano).

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Recreación artística de un pez placodermo. Foto: Armada project.

Parte de la dificultad de seguir la evolución de los ojos de los vertebrados se debe a que están hechos de tejido blando que no fosiliza bien. Pero las cuencas oculares y el cráneo de este pez de hace 400 millones de años están rayados con una capa delicada de fino hueso. Todos los detalles de los canales nerviosos y las inserciones musculares de la cuenca ocular están muy bien conservados. El investigador afirma que esto representa la prueba evidente y definitiva que demuestra un estadio intermedio en la evolución de nuestro órgano sensorial más complejo.
Los peces placodermos tenían un globo ocular que estaba todavía conectado al cráneo por un cartílago, como en los tiburones modernos, y un músculo ocular dispuesto de la misma manera que los peces sin mandíbula modernos. Esta disposición anatómica es diferente en los vertebrados modernos en los que hay un conjunto de músculos para hacer rotar el globo ocular.
Para el análisis de los fósiles usó una tomógrafo de rayos X de la universidad que permite recrear imágenes tridimensionales de estructuras orgánicas complejas.
Este ojo de hace 400 millones de años era ya complejo, pero representa un estadio evolutivo intermedio entre los ojos de peces sin mandíbula y los peces con mandíbula. Es además un pieza más del rompecabezas de cómo evolucionó el ojo humano.

Fuentes y referencias:
Nota de prensa en ANU. [1]
Resumen artículo original. [2]