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Agua potable a partir de yeso

Proponen extraer el agua contenida en los depósitos de yeso del desierto y utilizarla para consumo humanos y riego.

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Rosa del desierto del Sáhara, una forma de yeso. Foto: Wikimedia Commons.

El yeso es un mineral abundante en algunas regiones desérticas del globo. Un proyecto pretende extraer el agua contenido en él para así producir agua potable para el consumo humano y para el riego. Un artículo liderado por Peter van der Gaag, de Holland Innovation Team (Rotterdam), sobre el asunto aparece en International Journal of Global Environmental.
Para realizar esta tarea ese utilizarían fuentes de calor que ahora se desperdician como las llamas de los campos de petróleo y gas o bien energía solar, que en esas regiones es abundante.
En los desiertos los recursos hídricos son muy importantes y lo serán más según el calentamiento global agrave la situación. Por tanto, encontrar nuevos recursos es muy interesante. El yeso podría ser un recurso más para la obtención de agua y podría servir para combatir el déficit de agua en el Sáhara. El agua potable obtenido podría servir para beber o para irrigar y así obtener alimentos.
El yeso consiste químicamente en una forma hidratada de sulfato cálcico, su fórmula es: CaSO4.2H2O. Es decir, por cada unidad de sulfato cálcico hay dos moléculas de agua. Por tanto el yeso contiene un 20% de peso en agua. Van der Gaag sugiere que un proyecto de ingeniería a gran escala podría extraer este agua de los grandes depósitos de yeso de las regiones desérticas y que se estiman en miles de millones de metros cúbicos.
Pero el proceso requiere energía en forma de calor moderado. Se podría utilizar el gas o petroleo que se quema ahora sin motivo o bien energía solar. La ventaja es que, comparado con otros procesos químicos, esta liberación de agua se puede producir a temperaturas moderadas. Al parecer bastan 100 grados centígrados para que la liberación de agua se produzca y quede el mineral anhidro como residuo.
Esta temperatura se puede alcanzar con una planta solar pequeña. De hecho la deshidratación empieza a producir a los 60 grados centígrados, es más rápida a 85 grados y aún más a 100 grados. Como en los desiertos la luz del sol es abundante esto debe de ser una tarea fácil de realizar con energía solar.
El material anhidro resultante tiene un volumen menor que el original y por tanto se produciría un hundimiento local del terreno que permitiría captar más agua de lluvia.
Los primeros experimentos sobre este proceso ya se ha realizado y Holland Innovation Team planea la construcción de una planta piloto en alguna locación desértica.
Según van der Gaag este sistema podría solucionar, en el futuro, la escasez de agua de numerosas regiones desérticas, tanto de agua potable como agua para el riesgo.
Lo que no está claro es que sea un recurso renovable.

Fuentes y referencias:
Holland Innovation Team. [1]
Terradaily. [2]