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Un parásito induce a un insecto a suicidarse

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El parásito abandona el cuerpo del saltamontes. Foto: VB Films

La naturaleza es muchas veces sorprendente y otras bastante cruel. En el caso del saltamontes «suicida» es ambas cosas a la vez y podría inspirar películas con personajes peores que Alien.
Los científicos han encontrado que un gusano parásito de los saltamontes introduce unas sustancias químicas en el anfitrión que le altera el sistema nervioso de tal modo que le obliga a cometer «suicidio» saltando al agua donde muere ahogado. Entonces el parásito sale del insecto para nadar en el agua y continuar con su ciclo vital.
El estudio ha sido llevado a cabo por un grupo de biólogos franceses dirigidos por David G. Biron y publicado en Proceedings of the Royal Society B. Han estudiado saltamontes ahogados en una piscina en el sur de Francia y afirman que el gusano provoca la muerte del insecto saboteando su sistema nervioso central consiguiendo manipular el comportamiento del saltamontes hasta provocar su muerte.
Durante largo tiempo se ha discutido si esto era premeditado o sólo un efecto secundario, ahora parece ser lo primero. Los saltamontes podrían adquirir el parásito al beber de aguas infectadas por larvas de los mencionados parásitos, después el gusano se desarrolla dentro del anfitrión, pero necesita volver al agua para completar su ciclo vital y reproducirse.
Cuando el insecto cae al agua, el gusano (Nematomorpha), que es de tres a cuatro veces más largo que el saltamontes, surge por atrás, abandonado el cuerpo que le ha alimentado y sale en busca de una pareja con la que reproducirse.
El equipo francés ha estudiado las proteínas producidas por ambos insectos para saber cómo el suicidio es inducido, averiguando que una de ellas producida por el parásito interfiere las señales químicas del cerebro del anfitrión debido a su similitud química.
Este mecanismo podría ser parecido al utilizado por otros parásitos como el gusano de una especia de berberecho que afecta a ciertas aves de Nueva Zelanda, o en el caso de la rabia, la enfermedad del sueño o la toxoplasmosis.
Estudios posteriores podrían marcar el camino para confeccionar fármacos contra este tipo de enfermedades.

Referencias:
Noticia en National Geographic. [1]
Página web con vídeo. [2]