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Resultado avala el modelo actual de origen de la vida

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Ribozima “Hammerhead”. Foto: Universidad de Minnesota

Es relativamente fácil explicar cómo surgieron todos los componentes que dieron lugar a las moléculas orgánicas y es también fácil explicar cómo evolucionaron las especies complejas a partir de la primera célula original, o al menos, a partir del primer organismo pluricelular. Pero no es nada fácil explicar cómo surgió la primera célula viva. Ahí hay un salto cualitativo gigantesco.
Ahora, gracias a los estudios de un profesor de la universidad autónoma de Barcelona y dos investigadores húngaros, estamos un poco más cerca de hallar la solución al problema.
Según sus descubrimientos el ARN primigenio, que pudo ser la base de la vida primitiva, es mucho mas resistente a las mutaciones de lo que se pensaba hasta ahora, posibilitando su estabilidad en cadenas suficientes largas como para contener genes suficientes para una vida muy simple.
En la sopa primigenia que dio lugar a la vida sobre la Tierra había moléculas orgánicas que, al combinarse, dieron lugar a las primeras cadenas de ácidos nucleicos, los primeros elementos con capacidad de autorreplicación. Según la teoría más aceptadas, estas moléculas fueron cadenas de acido ribonucléico (ARN), una molécula parecida al ADN y que, actualmente, tiene el papel secundario, pero importante, dentro de las células de leer la información codificada en el ADN y transformarla en proteínas.
Según la teoría más aceptada, en los inicios de la vida, las primeras cadenas de ARN habrían tenido el doble papel de almacenar la información genética (como el ADN ahora) y de participar activamente en las reacciones químicas de la actividad de la célula (el papel que actualmente desarrollan las proteínas).
A este tipo de cadenas de ARN se las denomina ribozimas. Pero la teoría de las ribozimas como origen de la vida tiene un escollo importante: su longitud no podía ser demasiado larga, al no poder corregir los errores de replicación (las mutaciones) y no podrían contener suficientes genes como para sustentar la vida más sencilla.
Una investigación llevada a cabo por Mauro Santos, junto con dos científicos húngaros, ha demostrado que el número máximo de errores que pueden tener lugar en el proceso de replicación de las ribozimas sin que ello afecte a su funcionalidad, es más elevado de lo que se había calculado previamente.
Por tanto, los primeros riboorganismos podrían haber tenido un genoma mucho más largo de lo que se pensaba hasta ahora, alojando más de 100 genes diferentes con una longitud de 70 bases cada uno de ellos, y esta cantidad de genes podría ser suficiente para un organismo autónomo sencillo con suficiente actividad funcional.

Fuente: Universidad Autónoma de Barcelona

Origen de la vida basado en RNA [1].
Estructura y función de la ribozima más simple. Animaciones [2].
Más enlaces [3].