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La sal como antidepresivo natural

La escasez de sal en la dieta de las ratas produce síntomas similares a los de la depresión.

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La mayoría de la gente consume demasiada sal. Unos investigadores de la Universidad de Iowa quizás han descubierto la razón: nos pone de mejor humor.
Kim Johnson y sus colaboradores encontraron que cuando las ratas tienen deficiencia en cloruro sódico (sal común) no efectúan las actividades que normalmente disfrutan, como beber una sustancia azucarada o presionar un botón que estimula las áreas cerebrales del placer. Es decir estas actividades no provocan el mismo entusiasmo en ellas que cuando tienen sal en la dieta, lo que lleva a Johnson a creer que la deficiencia de sal y el antojo asociado a ella puede inducir uno de los síntomas clave relacionados con la depresión.
Estos investigadores obviamente no afirman que lo visto en las ratas sea depresión, porque muchos factores intervienen en un diagnóstico en ese sentido, pero la pérdida del placer es uno de los síntomas fuertes que normalmente están presentes en la depresión psicológica.
La idea de que la sal es una sustancia que mejora el ánimo podría ayudar a explicar por qué nos vemos tentados a tomar demasiada, pese a que contribuye a elevar la presión arterial, que si es elevada puede producir serios problemas cardiovasculares.
En otros estudios se vio que el promedio mundial de consumo de sal por individuo está en unos 10 gramos al día. Se encuentran altos noveles de sal en muchos productos, desde las tortitas a la pasta. El 77% de nuestra ingesta de sal proviene de las comidas procesadas y de los restaurantes. La FDA americana recomienda unos 4 gramos diarios.
El consumo elevado de sal, así como el aumento desmesurado de su precio empezó en el 2000 AC, cuando se descubrió que servía para conservar los alimentos. Los soldados romanos eran pagados en sal y por eso a la paga de fin de mes la llamamos salario. Incluso cuando se introdujo la refrigeración en el XIX, que permitía conservar los alimentos sin usar sal, su consumo continuó siendo excesivo porque a la gente ya le gustaba el sabor salado y además ésta bajó mucho de precio.
Quizás la evolución haya jugado un importante papel en este asunto. Los humanos evolucionaron de criaturas que vivían en océanos salados. Una vez en tierra, el cuerpo continuó necesitando cloruro sódico porque la sal regula la opresión osmótica en las células y los elementos que componen la sal juegan un papel importante en las membranas celulares en la transmisión del impulso nervioso. Pero el ser humano evolucionó en el clima cálido africano donde la transpiración elimina sodio del cuerpo. La sal era escasa porque nuestros antepasados comían muchos vegetales y vivían lejos del océano.
Muchos de nuestros sistema biológicos requieren sodio para funcionar correctamente, pero como especie que no tenía acceso a él, nuestros riñones terminaron siendo avaros al respecto reteniendo este elemento.
El comportamiento juega un papel importante para asegurase de que tomamos suficiente sal. Los animales como nosotros están equipados con un sentido del gusto diseñado para detectar la sal y cerebros que recuerdan la localización de los sitios donde hay sal. El mecanismo del placer se activa en el cerebro cuando la consumimos.
Por tanto, el cuerpo necesita sal y sabe como encontrarla y conservarla porque está pensado para un ambiente donde era escasa. Pero hoy en día abusamos de ella como aditivo debido a lo fácil que es obtenerla. Se ha convertido en una especie de droga.
Uno de los signos que denota adicción a una sustancia es cuando la consumimos pese a que sabemos que es dañina. A mucha gente con problemas médicos se les dice que reduzcan el consumo de sodio, pero tienen muchos problemas a la hora de tener éxito en esta empresa porque les gusta el sabor salado y encuentran las comidas bajas en sodio insulsas.
Otra señal de adicción es el desarrollo de intensos impulsos de consumo cuando la droga escasea.
Los experimentos de Johnson y colaboradores indican que cuando se expone a las ratas a alguna droga o a una deficiencia de sal los cambios en la actividad cerebral son similares.
Según él esto sugiere que la necesidad de sal puede estar ligada a los mismos circuitos neuronales asociados al abuso y adicción a las drogas.
¿Le han sometido alguna vez a una dieta baja en sodio? ¿Cómo fue la experiencia?

Fuentes y referencias:
Nota de prensa de University of Iowa. [1]
Artículo original. [2]
Foto cabecera: “Salinas” por Leo Wery, vía Flickr.