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Entre las leyendas de los antiguos marineros había algunas en las que el protagonista era un calamar o pulpo gigante, era el mítico Kraken. Aunque probablemente nadie vio uno de estos ejemplares vivos (porque habitan a profundidades abisales), sí tuvieron que encontrar restos de él y de ahí las leyendas. De hecho, en tiempos recientes se han emprendido diversas expediciones en busca del Architeuthis, una de ellas española en aguas del Cantábrico, porque hasta ahora sólo se disponía de ejemplares muertos y parcialmente descompuestos.
Un equipo japonés ha conseguido por fin fotografiar en su hábitat natural a un ejemplar del calamar gigante. Dicho ejemplar medía 8 metros de largo y fue visto a 900 metros de profundidad en el Pacífico Norte cerca de la isla de Ogasawara. El logro ha sido calificado de «fantástico» por expertos en la materia, pues hasta ahora ha habido un gran misterio sobre este animal, incluso en el ámbito científico.
Este logro no ha sido fácil y el equipo necesitó de tres temporadas para alcanzar el éxito. El grupo ha conseguido unas 500 fotos digitales del cefalópodo antes de que se consiguiera librar del anzuelo. Tsunemi Kubodera del museo de nacional de ciencia de Tokio y colaboradores publican esta semana un artículo con el hallazgo en la revista Proceedings of the Royal Society B.
Los cachalotes son depredadores de este tipo de animales y el equipo se ha guiado por estos cetaceos para encontrar la mejor localización en la que buscar al cefalópodo.
También han conseguido capturar un tentáculo de este animal que todavía presentaba actividad cuando fue subido a bordo, tratando de atrapar los dedos de los investigadores que intentaban tocarlo. El análisis de ADN confirma la especie y la longitud del tentáculo ha ayudado a determinar la talla del animal asumiendo que estaba completo.
El mayor calamar (muerto) del que se tiene noticia tenía 18 metros de largo. Estos ejemplares pueden llegar a pesar cerca de una tonelada.
Architeuthis está emparentado con Mesonychoteuthis, un cefalópodo que posee unos ojos increiblemente grandes para un animal abisal. Les provee de una visión 100 veces más sensible que la humana. No se descarta que haya más subespecies.
Queda un largo camino hasta despejar todas las incógnitas sobre este animal.
Referencia: Kubodera T.& Mori K. Proc. R. Soc. B., doi:10.1098/rspb.2005.3158 (2005).