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Vida en enanas naranjas

Quizás los sitios más propicios para la vida estén alrededor de estrellas enanas naranjas en lugar de alrededor de estrellas enanas amarillas como el Sol.

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Interpretación artística de un exoplaneta descubierto hace un tiempo. Foto: ESO.

No todas las estrellas son propicias para la vida. Podemos clasificar las estrellas de manera grosera entre estrellas de baja masa y estrellas masivas. Las segundas producen mucha energía y a un ritmo tan alto que pronto agotan su combustible nuclear. Al cabo de unos millones de años terminan explotando como supernovas esterilizando cualquier planeta a su alrededor. A la vida no le da tiempo aparecer y evolucionar en un planeta que orbite alrededor de una de estas estrellas.
Por otro lado, las estrellas de baja masa, como nuestro Sol, sí son más apropiadas. Pero contamos con sólo un ejemplo de vida: el nuestro. Si proyectamos nuestro caso a los demás podríamos pensar que la vida se desarrolla alrededor de estrellas amarillas como la nuestra (de tipo G2). De hecho, así se hace por parte de los cazadores de planetas. Pero quizá es posible, incluso más fácil, que la vida aparezca y evolucione en estrellas aún más ligeras.
Cuanto menos masiva es una estrella más fría, más rojiza y más longeva es. Por debajo de las estrella de tipo G como la nuestra están las de tipo K y por debajo las de tipo M.
Se ha especulado con la posibilidad de que haya vida alrededor de estrellas enanas rojas (estrellas con una masa entre un 10% y un 50% la del Sol). La zona habitable de estas estrellas, o regiones en donde es posible la existencia de agua líquida, está muy cerca de la misma y un planeta que orbitase allí presentaría siempre la misma cara a la estrella como lo hace la Luna con la Tierra. Aunque se creía hace tiempo que esto impediría la vida sobre ese hipotético planeta, recientemente se cree que la atmósfera y los océanos de un planeta de ese tipo podrían termorregular lo suficiente el planeta como para que un lado no se congelara y el otro no se quemase.
Sin embargo, el mayor inconveniente son las inestabilidades que tiene las enanas rojas, sobre todo en sus estadios iniciales y que producirían tormentas solares que podrían dañar a los seres vivos que pudieran surgir sobre la superficie del planeta o impedir su evolución.
Según un nuevo análisis quizás las estrellas enanas naranjas (con masa entre un 50% y un 80% la del Sol) sean más apropiadas para la vida. Estas estrellas brillan por más tiempo que el Sol y permiten la existencia de una zona habitable más segura que la de las enanas rojas.
Edward Guinan de Villanova University (Pennsylvania) ha liderado un estudio del que se hace eco New Scientist sobre cómo las propiedades de las estrellas varían con la masa. Estos investigadores han usado además datos del satélite ROSAT (telescopio de rayos X) y de telescopios en tierra para dicho estudio.
El estudio confirma que la emisión de fulguraciones letales por parte de las enanas rojas que esterilizarían posibles planetas en la zona habitable. Sin embargo, esta actividad declina con el tiempo y de momento no se puede descartar que haya planetas habitables alrededor de este tipo de estrellas una vez se les pasen los «ardores juveniles».
Las enanas naranjas, sólo tienen unas pocas fulguraciones más que el Sol, pero brillan por unos 20.000 millones de años en lugar de la mitad que viven las estrellas como el Sol. Además presentan otras ventajas frente a nuestro Sol. Nuestra estrella ha ido incrementado su brillo hasta ser ahora un 30% más brillante que al principio. Esto hace que la zona habitable emigre hacia fuera y que las biosferas se tengan que adaptar. Dentro del mil millones de años el Sol será tan cálido que la vida sobre la Tierra ya será imposible. Y esto pasará 4000 millones de años antes de que el Sol se transforme en gigante roja. Por el contrario, las enanas naranjas son más estables y no cambian tanto en brillo a lo largo del tiempo.
Si apareciera la vida en un planeta orbitando una enana naranja tendría una ventana temporal mucho mayor para que evolucione sobre su superficie la vida inteligente, por lo que estas estrellas son también buenos blancos para búsquedas de tipo SETI.
Otra ventaja es que hay de tres a cuatro veces más enanas naranjas que estrellas amarillas.
Con la tecnología actual sería posible encontrar planetas en la zona habitables de este tipo de estrellas. De hecho se han encontrado ya planetas alrededor de este tipo de estrellas, pero no claramente situados en la zona habitable.
Sería interesante ver desde la superficie de uno de estos planetas y contemplar un sol naranja. Para nosotros las cosas se verían bajo un tono anaranjado, pero los seres allí evolucionados tendrían otros pigmentos en sus ojos y otro sistema de visión, pudiendo distinguir colores específicos. Incluso la fotosíntesis sería diferente a la que se da en la Tierra.

Fuentes y referencias:
Abstracts de congreso (buscar “Living with a Red Dwarf: On the Suitability of Red Dwarf Stars to Support Life on Nearby Hosted Planets”). [1]