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El papel del sol en el calentamiento global infravalorado

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Prominencia solar. Foto: ESA.

Según dos físicos de la universidad de Duke un 10% o 30% del calentamiento global medido durante las últimas dos décadas puede ser debido a un aumento de la actividad solar en lugar de a un aumento del efecto de invernadero causado por el dióxido de carbono desprendido por las actividades humanas.
Sus hallazgos indican que los modelos de cambio climático empleados hasta la fecha necesitan ser corregidos para tener en cuenta el cambio en la actividad solar. Sin embargo, dejan claro que no intentan en ningún momento luchar en contra de la teoría básica del cambio climático que afirma que este fenómeno se está dando debido a la actividad humana, y concretamente debido a la emisión de dióxido de carbono (gas de efecto invernadero) a la atmósfera por la quema de combustibles fósiles.
Nicola Scafetta y Bruce West, ambos de Duke University publicaron un artículo con los resultados el pasado 28 de septiembre en Journal Geophysical Research Letters.
Estos dos físicos han estudiado los errores que estudios previos hacían en la interpretación de los datos sobre el brillo solar recolectados por satélites de observación del sol. Además han realizado un estudio estadístico sobre esta materia para reducir el margen de error. El nuevo método filtra los efectos de los cambios de temperatura no relacionados con el calentamiento global.
Según estos autores la actividad del sol recopilada en los últimos 100 años, medida por el número de machas solares, sugiere que la actividad solar ha estado aumentando durante ese tiempo.
En tiempos modernos se dispone además de datos procedentes de satélites. Pero de todos los datos recolectados por satélite sobre la irradiación solar sólo son fiables (aunque haya que corregirlos) los obtenidos a partir de 1978. Existe además un problema posterior a esa fecha cuando hubo un periodo de dos años donde se tuvo que confiar en otros satélites poco precisos debido a que el accidente del Challeger retrasó el reemplazo del satélite ACRIM 1 por el ACRIM2.
En todo caso, ajustando todos los datos, los científicos llegan a la conclusión de que la actividad solar desde 1980 hasta 2002 ha aumentado la irradiación sobre la Tierra, contribuyendo al calentamiento global con un porcentaje apreciable.
Utilizando otros resultados, estos investigadores han analizado estadísticamente cómo la atmósfera terrestre reacciona apreciablemente a pequeños cambios en la irradiación solar, denotando una relación compleja. El problema parece ser que la atmósfera no está en equilibrio termodinámico con el sol, cuanto más largo es el periodo de tiempo con mayor actividad solar más fuerte es el efecto a largo plazo sobre la atmósfera, porque esta necesita de un tiempo para adaptarse al cambio.
El análisis de periodos de 22 años en lugar de usar los 11 años del ciclo solar ya fue introducido por otros científicos anteriormente. Éstos investigadores al hacer esto han conseguido filtrar los efectos a corto plazo que pueden afectar a las temperaturas superficiales pero que no están relacionados con el calentamiento global. Entre otros ejemplos de efectos a corto plazo que pueden influir sobre el clima estarían las erupciones volcánicas o el fenómeno de El Niño.
Han concluido que el sol ha tenido una contribución mínima del 10% o 30% en el calentamiento global en el periodo 1980-2000.
Naturalmente el resto del calentamiento que representa un 90% o 70% se debería al efecto invernadero producido por la emisión de gases como el dióxido de carbono.
Los investigadores no se atreven a decir cómo será la contribución de la actividad solar futura y cómo influirá ésta sobre el clima en la Tierra, pero afirman que es importante corregir los modelos atmosféricos para tener en cuenta esta contribución, y así serán más precisos.
También afirman que de algún modo se ha de estudiar lo que ha pasado en relación a este asunto en los últimos cien años para así tener más información y mejorar los modelos y las predicciones.