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El futuro en el almacenamiento de información

Nuevas tecnología nos hablan de altísimas densidades en el almacenamiento de información e incluso de gran longevidad.

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Una nanopartícula de hierro móvil en el interior de un nanotubo de carbono permite almacenar información a muy alta densidad durante 1000 millones de años. Foto: The American Chemical Society.

Vivimos en la era de la información, nunca antes habían circulado y se habían almacenado tantos datos. Hace un tiempo la información viajaba sólo analógicamente por vía eléctrica o por ondas de radio. En los años setenta se consideraba una maravilla el envío de una fotografía o documento por teléfono y su recepción en «sólo» 20 minutos. La fotocopiadora o el fax fueron también una pequeña revolución. Más tarde fue Internet la que representó un auténtico seísmo de magnitud comparable al que en su día represento la invención de la imprenta.
Pero la información presenta muchas caras. Por una lado esta la capacidad de almacenarla, que parece ser incapaz de saciar las ansias de grabar vídeos e imágenes en la más alta resolución posible, y por otro lado la durabilidad de esta información.
Algunos nos acordamos todavía de los disquetes que almacenaban poco más de un mega y de cómo hemos pasado en pocos años a tener discos externos de 1 terabyte. Y ya nos prometen discos holográficos de capacidad inusitada (100 veces la de un DVD) u otras tecnología de almacenamiento masivo.
Ahora un equipo de científicos australianos de la Swinburne University of Technology en Melbourne acaba de anunciar un nuevo disco tipo DVD que deja obsoletos a los ya existentes o a los Blue-ray. Gracias a una nueva idea para un nuevo tipo de este soporte sería posible almacenar 2000 largometrajes en sólo un disco. Al parecer la capacidad es 10.000 veces mejor que la de un DVD estándar. Un estudio al respecto se publica en Nature.
La idea es estructurar el soporte con nanobastones de oro y aprovechar, además de las tres dimensiones espaciales habituales, la longitud de onda y la polarización para almacenar datos.
Las nanopartículas reaccionan a la luz dependiendo de su forma y de este modo es posible almacenar diferentes bits de información con diferentes longitudes de onda en el mismo lugar del disco, que dicho sea de paso tiene el mismo tamaño que un DVD convencional.
La polarización puede emplearse de manera similar pues el ángulo que forma la luz polarizada puede usarse también para codificar información extra. Sería algo así como almacenar información bajo 5 grados de libertad o en “5 dimensiones” como dicen algunos.
Hay que resolver todavía algunos problemas técnicos respecto a la velocidad de escritura, pero estos científicos confían en sacar al mercado este tipo de discos en unos 5 ó 10 años.

Pero de nada nos sirve almacenar información si ésta dura poco. Todos hemos sufrido la frustración de intentar recuperar un archivo de música o vídeo en un CD viejo que grabamos hace pocos años. A veces simplemente no se puede leer. No es comparable a la pérdida de las obras de Sófocles en la destrucción de la biblioteca de Alejandría, pero nos molesta bastante.
Podemos leer un papiro egipcio de hace miles de años, contemplar unas pinturas rupestres de hace 15.000 años o una venus tallada en hueso de hace 38.000 años, pero no podemos recuperar de un CD el vídeo que tomamos en las vacaciones de un par de años atrás. Hace ya un tiempo se descubrió que incluso un CD de fábrica, moldeado en prensa, no era tan eterno como querían hacernos creer y que unos hongos eran capaces de atacarlo y destruir su contenido.
Las memorias flash no son mucho mejores, pese a que alcanzan de 10 a 100 gigas por pulgada cuadrada la información ahí contenida no dura más de 10 ó 30 años. Los sistemas experimentales con la más alta densidad de información sólo mantienen los datos durante una fracción de segundo.
Pero siempre se necesita mayor densidad de almacenamiento y durabilidad. ¿Con cuanta duración nos conformaríamos? ¿Cien o mil años estarían bien? ¿Qué tal mil millones? Esos mil millones de años son los que promete un grupo de investigadores en el número de junio de Nano Letters.
Alex Zettl y sus colaboradores describen un desarrollo experimental basado en nanopartículas de hierro encerradas en nanotubos de carbono que actúan como memoria. La partícula puede ir de un lado a otro con gran precisión y así almacenar bits de información. El 0 sería con la nanopartícula en un extremo y el 1 sería descrito con la nanopartícula en el otro. Esto permite crear un sistema de memoria que almacene información digital de manera similar a los sistemas actuales, pero con una densidad de 1 terabyte por pulgada cuadrada y una vida, a temperatura constante, de 1000 millones de años.
Naturalmente para la comercialización de esta tecnología quizás haya que esperar bastante tiempo. Mientras tanto podemos filosofar sobre la sabiduría perdida en el conocimiento, el conocimiento perdido en la información y la información perdida en los datos como hacía T. S. Eliot. Porque la calidad de esa información almacenada también debería ser importante, sobre todo si en poco tiempo la humanidad desaparece víctima de su propia estulticia (como todo parece indicar) y dentro de mil millones de años vienen unos extraterrestres a hacer arqueología y encuentran una memoria de este tipo. ¿Qué les diría de nosotros?

Fuentes y referencias:
Nota de prensa de SUT. [1]
Nota de prensa de ACS. [2]