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La tala del Amazonas dobla lo calculado con anterioridad

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Selva del Amazonas. Foto: NASA

Los madereros están talando los árboles de la selva del Amazonas a un ritmo doble de lo estimado anteriormente según los análisis por satélite de la región. Esto podría tener consecuencias en la capacidad de la selva de retener gases de efecto invernadero.
Las estimaciones anteriores no tenían en cuenta la tala selectiva que consiste en talar un árbol individual pero no clarear el entorno.
En un estudio basado sobre los cinco estados brasileños más productores de madera estima que cada año se eliminan de la selva 50 millones de metros cúbicos de madera. En términos de área 19.800 kilómetros cuadrados de selva fueron deforestados utilizando el sistema de tala selectiva frente a los 16.000 kilómetros cuadrados por clareado. Estos cálculos tienen un error de solo 5%.
La pérdida de especies por este motivo está por determinar, pero seguro que será importante.
Gregory Asner del the Carnegie Institute of Washington en Stanford (California) afirma que la tala selectiva es además importante en áreas supuestamente protegidas, y por ejemplo 1.200 km cuadrados de áreas protegidas exhiben los efectos de este tipo de la tala selectiva (Science).
Este tipo de tala es difícil de vigilar, a diferencia de las áreas clareadas que se ven bien desde satélite. Entresacar un árbol y mantener el resto no deja demasiadas huellas que se puedan ver desde un satélite (sí desde tierra) de manera obvia. Sin embargo, Gregory Asier ha implementado y aplicado un software de reconociendo de patrones a las imágenes ordinarias capturadas por el Landsat 7, Terra y Earth Observing 1 durante los últimos años. El software pone de manifiesto las manchas de vegetación muerta dejadas detrás de este tipo de tala una vez “limpiado” el tronco del árbol.
Además por cada árbol talado con este sistema “selectivo” se eliminan unos 30 a su alrededor, entre otras cosas porque unos árboles están conectados a otros por trepadoras y cuando cae uno lo hacen los de su alrededor. Este tipo de tala es inherentemente destructiva.
A pesar de que este tipo de tala no es tan letal como el clareado, pues no deja el suelo expuesto a los elementos y por tanto hay menos problemas de erosión, la eliminación de estos grandes árboles podría disminuir la capacidad de la selva de eliminar dióxido de carbono (un gas de efecto invernadero) con el consiguiente problema de agravar el cambio climático.
Debido a la tala tradicional se liberan a la atmósfera 400 millones de toneladas de dióxido de carbono cada año. Según estos autores con la tala selectiva se añaden otros 100 millones de toneladas anuales.
Naturalmente el ecosistema queda muy alterado rompiéndose el equilibrio entre especies y posibilitando la extinción de muchas de ellas.

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Foto en infrarrojo de la selva amazonica tomada por el satélite Terra con el radiómetro ASTER en agosto de 2000. La selva virgen aparece en rojo brillante mientras y el resto son áreas de tala masiva. Foto: NASA, ASTER Science Team.

En otro estudio llevado a cabo por Daniel Bunker de la Universidad de Columbia (Nueva York) y publicado también en Science (ver referencias) se estima las consecuencias que la deforestación esta produciendo en la capacidad de la selva del Amazonas de almacenar dióxido de carbono y su influencia en el clima. El resultado según este equipo es una disminución de las precipitaciones sobre esta región y la sustitución de la flora por especies más resistentes a las sequías que podrían almacenar más dióxido de carbono. Esto podría ser bueno pero no compensaría una multitud de “servicios” ecológicos que la selva tradicional proporciona al medio ambiente.
Según Bunker lo más importante es conseguir que la selva tropical conserve el mayor número de especies posibles, porque así se puede adaptar mejor a los cambios que necesariamente se van a producir en años venideros, y la tala selectiva tiende a eliminar especies concretas, cosa que es bastante negativa.

Referencias:

Asner, G. P., et al. Science, 310. 480 – 482 (2005).
Bunker D. E., et al. Science, doi:10.1126/science.1117682 (2005).

En NeoFronteras: Grave e inusual sequía en el Amazonas. [1]