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El ser humano como generador de erosión

Un estudio pone de manifiesto que la actividad humana produce tanta erosión como los grandes ríos y glaciares del mundo.

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Supongamos que por arte de magia dejara de haber cambio climático y que de un plumazo elimináramos todo tipo de contaminación. Supongamos milagrosamente también que estabilizáramos la población mundial a los niveles que hay ahora y que no destruyéramos todas nuestras reservas pesqueras como estamos a punto de hacer. Incluso sin todos esos problemas la civilización moderna tendría los días contados.
Esto es algo que no es nuevo y ya ha pasado varias veces en la Historia, cuando varias civilizaciones no consiguieron administrar bien sus recursos ecológicos. Unos de los factores que más influyen en el éxito o fracaso de una civilización está el haber conseguido evitar la erosión.
El ser humano come, si es posible todos los días, y la comida le viene de los campos de cultivos (el ganado también necesita de esos campos o de pastos). Pero para que las plantas crezcan el suelo les debe de proporcionar una serie de nutrientes y tiene que tener la capacidad de retener la humedad y a las propias plantas que crecen en él.
El suelo en la Tierra es de las cosas más sofisticadas que hay, tanto desde el punto de vista físico-químico como a nivel biológico. En el suelo hay toda una comunidad de bacterias, hongos, protozoarios, ácaros, coleópteros, hormigas, nemátodos, miriápodos, colémbolos, rotíferos, larvas, lombrices y otros microorganismos que participan en fenómenos de increíble complejidad, dentro de redes tróficas para la transformación de la materia orgánica e inorgánica y permitir que sobre él crezcan las plantas. La simple desaparición de las lombrices resta mucha fertilidad al suelo.
Sobre el suelo crecen nuestras plantas y por tanto nuestro alimento. Si desaparece estamos perdidos. Hay procesos que crean suelo y que tardan miles o millones de años en producirlo y otros procesos que lo destruyen, como la erosión.
Pero el ser humano, por culpa de su actividad, es un factor más de erosión. ¿Cómo de importante? Parece ser que tan importante como los grandes ríos y glaciares. Aunque hay procesos naturales que erosionan ciertos lugares para crear suelo en otros, en general la actividad humana es sólo destructiva en este sentido.
Contrariamente a lo que se creía, un estudio publicado en Nature Geosciences realizado por investigadores de University of British Columbia y de University of Washington demuestra que el ser humano está remodelando el planeta a un ritmo comparable a la capacidad de erosión de los grandes ríos y glaciares.
Michele Koppes comenta que su intención inicial no era investigar este asunto, sino que era comprobar si eran o bien los ríos o bien los glaciares los agentes de erosión más importantes. Al explorar este problema se encontraron con que muchas áreas están experimentando altos niveles de erosión provocados por el cambio climático y la actividad humana, como la agricultura moderna.
En algunos casos los investigadores encontraron que la agricultura a gran escala está acelerando la erosión a un ritmo comparable a los ríos y glaciares en las cordilleras tectónicamente más activas. Los altos ritmos de erosión se dan de manera natural a gran altura pues las fuerzas tectónicas levantan las rocas creando pendientes que los ríos y glaciares se encargan de erosionar.
Según Koppes el estudio muestra que los humanos están jugando un papel significativo en la aceleración de la erosión en áreas bajas. A esa baja altura no hay una actividad tectónica importante, pero la tierra está siendo desnudada a un ritmo no sostenible por culpa del hombre.
Otros factores que Koppes señala como causantes de erosión a baja altura incluyen la fusión de los glaciares provocada por el cambio climático y la actividad volcánica.
Koppes y David Montgomery han creado una base de datos actualizada en la que están registradas las tasas de erosión de 900 ríos y glaciares de todo el mundo. Base de datos documentada durante la pasado década gracias a nuevas técnicas geológicas de medida.
Contrariamente a lo asumido anteriormente encontraron que los ríos y glaciares en montañas activas son capaces de erosionar el paisaje a una tasa de 1 cm anual, cuando en estudios previos se indicaba que era diez veces mayor.
No deja de ser paradójico que precisamente nuestra manera de conseguir alimento hipoteque la capacidad de conseguirlo de las generaciones futuras. Es decir pan para hoy y hambre para mañana que inevitablemente producirá un colapso de la civilización como antes les pasó a Mayas, Indios Pueblo, Islandeses, Pascuenses, etc.

Fuentes y referencias:
Nota de prensa. [1]
Artículo original (resumen). [2]
Libro: “Colapso” por Jared Diamond.
Imagen: erosión del suelo (Iowa State University)