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Aritmética animal

Diferentes estudios ponen de manifiesto la capacidad de contar objetos que tienen distintas especies de animales.

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En estudios recientes se pone de relieve que determinadas especies de animales son capaces de contar, sugiriéndose que las habilidades matemáticas podrían ser más fundamentales en Biología de lo que previamente se había estimado. Incluso bajo ciertas circunstancias los monos pueden realizar operaciones aritméticas más rápidamente que los estudiantes universitarios, como hace poco salió en los medios de comunicación corrientes.
Hace ya bastantes años un documental ejemplificaba esta habilidad con las botellas de leche y una especie local de pájaros en Inglaterra. Los pájaros solían asaltar las botellas dejadas en la puerta rompiendo el tapón de aluminio para beberse parte del contenido. Un investigador pudo demostrar que estos pájaros silvestres podían aprender a perforar, entre muchas botellas, sólo aquellas con un determinado número de puntos pintados sobre el tapón y que eran las únicas que contenían leche. Recientemente han aparecido bastantes estudios al respecto que pasamos a relatar.

Un estudio publicado recientemente en Royal Society B de Kevin C. Burns, de Victoria University of Wellington (Nueva Zelanda), y sus colaboradores aporta otro ejemplo sobre este asunto.
En este caso los investigadores dispusieron distinto número de larvas de escarabajo en los agujeros de troncos caídos del parque natural Karori Wildlife Sanctuary bajo la pirada atenta de los petirrojos locales. Los pájaros no solamente iban primero a los agujeros con mayor número de larvas depositadas, sino que cuando los investigadores retiraban algunas larvas cuando los petirrojos no miraban, entonces los pájaros, una vez allí, y habiéndose comido las orugas presentes, echaban en falta las restantes y gastaban el doble de tiempo buscándolos. Es decir, sabían restar.
Según Burns estos pájaros tienen una habilidad innata para discernir entre pequeños números (3 ó 4) y usan este sentido numérico habitualmente. Bajo ensayo y error pueden mejorar esta habilidad y ser capaces de identificar números enteros hasta 12.

En el número de Abril de la misma revista científica, Rosa Rugani de la Universidad de Trento en Italia y su equipo demostraban las habilidades aritméticas de los pollos recién nacidos. Los investigadores presentaban a los mismos al salir del cascarón 5 objetos idénticos que a partir de ese momento considerarían sus padres. Pero cuando los investigadores separaban dos o tres de los objetos originales del resto, los pollos iban buscando el grupo con un número mayor de objetos. Cambiando el tamaño de los objetos pudieron comprobar que lo importante para los pollos era el número y que por tanto que eran capaces de distinguir un número mayor de otro menor.

Jessica Cantlon de University of Rochester ha estado realizando experimentos durante los últimos cinco años con macacos que demuestran habilidades numéricas que rivalizan con las humanas. Los monos, podrían elegir el conjunto con menor número de objetos cuando eran del mismo tamaño, forma y color. Cuando hacían variar el tamaño, color o forma de los objetos no encontraban cambios en la precisión o tiempo de reacción. Curiosamente, uno de los animales era un 10 ó un 20% menos preciso que los demás, pero era más rápido en el tiempo de reacción.

Elizabeth Brannon de Duke University ha realizado experimentos similares con macacos y sonidos, algunos de los cuales publicados en el número de Mayo de Journal of Experimental Psychology . En estos experimentos los monos debían de asignar el número de pulsos de sonido que oían con el número de formas que se les mostraba. Este experimento muestra que la capacidad aritmética es independiente del sentido empleado. Además, en este caso se pudo demostrar la capacidad de restar y, aunque no tiene un concepto de cero, los monos sabían que podía haber números menores que 2 ó 1.
Aunque Brannon cree que estos monos no tienen el sentido lingüístico de los números (no cuentan 1,2,3… en sus cabezas) pueden hacer operaciones aritméticas elementales sin necesidad de usar números. Cree que esta habilidad es innata y que podría haber aparecido por evolución debido a las necesidades territoriales, quizás para medir el tamaño de un grupo competidor o para saber la cantidad de comida frente al tiempo invertido en su obtención.

Irene Pepperberg, de Massachusetts Institute of Technology, es famosa por haber estado trabajando durante 30 años con el loro Alex. Afirma que incluso las abejas pueden discriminar entre cantidades pequeñas y por lo tanto incluso algún grado de sentido numérico puede ser aprendido por los invertebrados. Según ella ese aprendizaje es difícil que se dé sin alguna arquitectural neuronal subyacente en la que esté basado.

Entender las bases biológicas del sentido numérico en los animales podría tener relevancia para las personas, según Brannon. Podría ayudar, por ejemplo, a la educación infantil para enseñar matemáticas, algo más difícil de aprender después de los cuatro o cinco años de edad, y que podría ser introducido antes en los planes de estudio.

Fuentes y referencias:
Noticia en Scientific American. [1]
Foto: Rosa Rugani.