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Nuevos fósiles y el origen del vuelo

Foto
Reconstrucción del buitreraptor (Jorge Gonzalez, The Field Museum)

Paleontólogos trabajando en la provincial argentina de Rió Negro han extraído un esqueleto completo de un dinosaurio perteneciente al grupo de los dromaesaurios.
Este fósil que tiene una edad de 90 millones de años y es del tamaño de un gallo moderno se le ha denominado Buitreraptor. Su presencia en Sudamérica demuestra que estos dinosaurios parecidos a aves probablemente aparecieron mucho antes de los que se pensaba.
A pesar de tener plumas este dinosaurio no volaba, representando lo que podría denominarse un “eslabón perdido” entre aves y dinosaurios.
Hasta ahora sólo se habían encontrado fósiles de este grupo animal en el hemisferio Norte. Pero ahora se puede afirmar que este tipo de animales aparecieron en Pangea, el continente único que había en este planeta y que se fragmentó en Laurasia (al norte) y Gondwana (al sur).
Según todo esto el grupo dromaesaurio apareció antes de que el continente Pangea se dividiese hace unos 150 millones de años y por eso hallamos fósiles de este grupo en ambos continentes.
Este fósil recién hallado corresponde a un animal adulto en excelente estado de conservación. Los paleontólogos gracias a este y otros tres fósiles de Buitreraptor que han sido encontrados en la misma región han podido reconstruir la especie.
Otras especies de dromaesaurio fueron descubiertas en China anteriormente incluyendo el Microraptor y el Sinornitaurus.
En el sur el dromaesaurio Buitreraptor gonzalezorum parece muy diferente de sus primos del hemisferio Norte y los paleontólogos creen que podría representar una rama diferente de la familia.
Este recientemente descubrimiento miembro esta emparentado con el Velociraptor mongoliensis, animal que se hizo famoso gracias a la película Jurassic Park.
Los dromaesaurios tenían una boca alargada muy dentada, así como una cabeza desproporcionada y una larga cola, adaptaciones todas ellas relacionadas con hábitos de caza que confirman los restos de otros animales hallados junto a ellos.
El animal no podía volar a pesar de poseer alas, pero sus patas musculadas le permitían correr a gran velocidad y saltar sobre sus presas.
Las plumas rara vez sobreviven al proceso de fosilización, y en este caso tampoco lo han hecho, pero probablemente estos animales también poseían plumas como sus primos del hemisferio Norte, y así lo asumen los paleontólogos.
Según Sebastián Apesteguía, coautor junto a Peter J. Makovicky, y Federico L. Agnolín del artículo de Nature donde se expone este descubrimiento, estos fósiles sugieren dos teorías acerca de la evolución del vuelo.
En la primera las alas evolucionaron de un antecesor común de aves y raptores. De este modo su presencia en los fósiles del hemisferio Sur sería un atavismo, como puedan ser nuestras muelas del juicio.
En la segunda teoría las alas habrían evolucionado dos veces, una vez en las aves y otra en los raptores del sur.
Los análisis de la relación entre el buitreraptor y sus primos del norte apoyan la segunda opción, porque el dromaesaurio buitreraptor (el más antiguo y primitivo de los dromaesaurios del sur) no presenta verdaderas alas.
Quizás las alas o la capacidad para el vuelo surgieron más de una vez a los largo de la dilatada historia de la evolución de estos tipos de animales.

Referencia: 13 de Octubre en Nature (artículo bajo subscripción. [1])