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Nitrógeno y hormigas cortadoras de hojas

Unas bacterias fijadoras de nitrógeno ayudan a las hormigas cortadoras a tener una dieta más rica.

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Reina de hormigas cortadoras en el jardín de hongos. Foto: Michael Poulsen.

Es casi increíble cómo las distintas especies que forman un ecosistema se interconectan entre sí, cómo forman una urdimbre compleja sobre la que crece una trama sofisticada de relaciones. A veces, estas relaciones son de tal modo que algunas especies no pueden sobrevivir en ausencia de cualquiera de las demás especies que forman su red de relaciones.
Estas situaciones se dan sobre todo en ecosistemas complejos y ricos (y en peligro inminente de desaparición) como los de las selvas tropicales. Un ejemplo lo tenemos en las hormigas cortadoras de hojas u hormigas jardineras.
Se puede ver a estas hormigas cómo suben a los árboles para cortar trozos que hojas que luego acarrean al hormiguero. A un observador exterior primerizo le parecerá que se llevan las hojas para comérselas, pero no es así.
Las hojas, una vez son introducidas en su hormiguero son masticadas hasta formar una pasta sobre las que cultivan hongos. Son precisamente los hongos (que no son plantas) los que constituyen el alimento para de las hormigas cortadoras. Pero este cultivo no prosperaría sin los pesticidas que unas bacterias acarreadas por las hormigas segregan y que protegen a los hongos de los ataques de otros microorganismos.
Pues ahora se ha descubierto que hay otras especies de bacterias que también entran en el juego y que aseguran que la dieta de estas hormigas es sana y equilibrada.
Las hojas son ricas en azúcares, pero son pobres en nitrógeno, que es fundamental a la hora de fabricar proteínas. Cameron Currie, de University of Wisconsin, se puso a investigar a estas hormigas para ver cómo diablos se hacían con el nitrógeno a partir de esa dieta tan pobre.
Para descartar que el nitrógeno no procedía del suelo, estos investigadores recolectaron colonias con sus jardines de estas hormigas y las colocaron en contenedores de plástico. La única fuente de nitrógeno pasó a ser el aire. Pudieron comprobar que el contenido en nitrógeno aumentaba según el aire pasaba por la colonia.
Un estudio posterior demostró que dos géneros de bacterias fijadoras de nitrógeno vivían en los jardines de hongos. Estas bacterias convierten el nitrógeno atmosférico en amonia, compuesto que los demás seres pueden asimilar y usar para fabricar proteínas. Los investigadores esperaban que estas bacterias vivieran en tracto digestivo de las hormigas, pero en realidad resulta que el jardín de hongos es como un sistema digestivo externo y tiene sentido que los fijadores de nitrógeno estén en él.
Para saber cuánto nitrógeno obtenían las hormigas de estos microorganismos Curri y sus colaboradores midieron los niveles de nitrógeno 15 que se acumulaba según se estudiaba cada organismo de la cadena alimenticia. Pudieron comprobar que las hormigas recibían entre el 45% y el 61% del nitrógeno producido por sus bacterias amigas.
A lo largo de un año una colonia madura puede fijar 1,8 kilogramos de nitrógeno atmosférico, o lo que es lo mismo la misma cantidad que hay en una hectárea de suelo tropical. Según Currie esta debe de ser la razón por la cual los árboles crecen alrededor de hormigueros de cortadoras de hojas, no para que les realicen una poda, sino para obtener el nitrógeno que se produce en sus colonias.
Es decir, con esto se cierra el círculo de una de las relaciones simbióticas más interesantes y complejas de la selva tropical, de momento.

Fuentes y referencias:
Noticia en science. [1]
Artículo original (resumen). [2]
Vídeo. [3]
Hormigas que portan pesticidas. [4]