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Progresiva desaparición del hielo antártico

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Plataforma Larsen B. Foto: NASA.

Los glaciólogos afirman que las placas de hielo antártico se deslizan hacia el mar y desaparecen a un ritmo sin precedentes, al menos así lo exponen en congresos y publican en revistas especializadas. Esto incrementa los temores de un posible aumento de los niveles de las aguas oceánicas.
Este resultado se suma a los más recientes y alarmantes resultados sobre el ártico y contradice las predicciones hechas hace cuatro años por un comité intergubernamental sobre el cambio climático (IPCC), que decía que la Antártica no contribuiría al aumento del nivel del mar en el presente siglo.
En el área colindante con el mar de Amudsen los glaciares arrojan 110 kilómetros cúbicos de hielo en el océano cada año. Según Eric Rignot (NASA) esta pérdida de hielo, que además aumenta cada año, es varias veces más rápida que el ritmo de reposición de la nieve en el interior del continente. Según Andy Shepherd (University of Cambridge) la descarga de hielo es unas tres veces más rápida que hace diez años.
Aguas calientes procedentes del océano podría estar derritiendo por debajo del nivel del mar las bases de los glaciares a un ritmo de 50 metros al año cerca de Pine Island. Según Rignot si solamente desaparecen Pine Island y el glaciar Thwaites se incrementaría el nivel del mar en un metro en todo el mundo.
Téngase en cuenta que estos glaciares son gigantescos comparados con los glaciares de otras latitudes, pues drenan el hielo acumulado sobre todo un continente que además almacena la mayor masa de agua congelada del planeta.
Los glaciólogos afirman que esta aceleración del ritmo de descarga de hielo está originada por la reciente ruptura de una serie de plataformas gigantes de hielo en el borde del continente, y que estaban funcionando como tampones de botellas.
Una de estas plataformas de hielo fue Larsen B, de 3000 kilómetros cuadrados, que se rompió en 2002.
Además se piensa que la plataforma del este antártico, todavía pegada al continente, no es tan estable como se pensaba y se podría romper en el futuro, pues también se están acelerando los cambios en ella como su compañera del oeste.

Referencia: Science, vol 308, p 1898