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Evolución de pingüinos

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Pingüino de Adelaida. Foto: Australian Antartic Division.

Gracias a la conservación magnífica del ADN de pingüinos muertos hace 600 años ha sido posible demostrar la microevolución en la especie.
Los investigadores han examinado huesos de pingüinos de Adelaida (Pygoscelis adeliae) encontrados en la Antártica y han comparado su ADN con sus descendientes que pueblan el continente.
David Lambert es coautor del estudio publicado on line en Proceedings of the National Academy of Sciences, e investigador del Institute of Molecular Biosciences en Massey University en Auckland (Nueva Zelanda). Lambert afirma que los biólogos definen evolución como cambios en el tiempo de la frecuencia de genes.
El equipo ha descubierto pequeños cambios en la frecuencia de genes, el porcentaje relativo de un alelo comparado con los genes vecinos. Los alelos son las diferentes formas que un gen (como el color de los ojos) que son heredadas de cada padre y que ocupan un espacio dado en un cromosoma.
Los cambios en los genes del pingüino pueden tener diferentes orígenes. El más plausible se debe a que los cambios en el entorno natural obligarían a los pingüinos a adaptarse con nuevos hábitos de migración o cría.
Hasta ahora la frecuencia de cambio en los genes se había medido sólo sobre escalas de tiempo muy reducidas, pero gracias a que las temperaturas del continente antártico son tan bajas el ADN procedente de pingüinos que vivieron allí hace 6000 años se ha conservado muy bien.
Los pingüinos de Adelaida forman colonias de 100 a 170.000 ejemplares. Después de pasar el invierno entre los icebergs retornan a su lugar de nacimiento libre de hielos para procrear.
Las hembras ponen dos huevos, pero un cuarto de los pollos mueren antes de hacerse adulto, quedando preservados en distintas capas que pueden ser datadas por el carbono 14. Por tanto, se tiene la secuencia de genes y la época de la que proceden.
Los científicos examinaron nueve áreas genéticas distintas que no codifican proteínas. Lo esperado es que estas áreas que no codifican proteínas no afecten el organismo en términos de su estructura o comportamiento, minimizando así el efecto de la selección natural.
Los investigadores encontraron cambios significativos en la frecuencia de los alelos en el tiempo, y demostraron por primera vez una diferencia en la composición genética de la población de pingüinos separadas por tiempos geológicos.
Según estos investigadores la selección natural no explica estos cambios genéticos en concreto. Cambios que podrían ser debidos a la presencia de grandes icebergs.
En 2001 un gran iceberg se rompió moviendo un área con gran número de colonias de pingüinos. Este evento bloqueó las rutas de migración de los pingüinos y como resultado algunas colonias no produjeron descendencia ese año.
Este fenómeno ha ocurrido en el tiempo, estimándose en unos 200 eventos de este tipo los ocurridos en los últimos 10.000 años.
Según los investigadores ésta sería la causa, y no la selección natural, de los cambios en el tiempo de la frecuencia de genes que produciría la microevolución.