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La ingesta de azúcar reduce el estrés

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A las ratas también les gusta el azúcar. En un experimento se adiestró a un grupo de ratas para tomar su dosis diaria de este alimento. Posteriormente se comprobó que bajo situaciones de estrés las ratas que ingerían azúcar se mostraban menos agitadas que el resto.
Las muestras de sangre tomadas de las ratas que tomaban azúcar mostraron menores niveles de las hormonas de estrés glucocorticoides que las ratas a las que se les administró sacarina o sólo agua antes de someter a todas ellas a pruebas de estrés físico y psicológico.
El estudio se presentó en el congreso anual de la sociedad para la neurociencia en Washigton D.C. por Yvonne Ulrich-Lai de la universidad de Cincinnati.
Según este resultado, el efecto del azúcar no sería psicológico porque los edulzantes artificiales como la sacarina no parecen tener este efecto “calmante” cuando los individuos están sometidos a estrés psicológico o físico.
Las situaciones de estrés disparan en la región cerebral del hipotálamo, que además esta relacionado con la pituitaria y las glándulas suprarrenales formando el eje del estrés, la producción de glucocorticoides. Estas hormonas del estrés ayudan al organismo a defenderse a sí mismo bajo condiciones difíciles, pero cuando están presente en grandes cantidades o por un tiempo prolongado debilitan el sistema inmunitario y aumentan la grasa abdominal entre otros efectos perniciosos.
Las ratas son modelos animales muy similares a los humanos y este resultado se podría aplicar a las personas y explicar así su comportamiento. Podría explicar por qué en la estresante vida moderna nos vemos impelidos a comer ciertos alimentos aunque no tengamos hambre. De hecho muchas personas en situaciones de estrés tienden a comer alimentos con altos contenidos de azúcar. El efecto secundario de este hábito es el aumento de peso debido a una mayor ingesta calórica.
El estudio no exploró cómo la ingesta de azúcar disminuye el nivel de corticoides o su efecto sobre el cerebro. Tampoco se probó el efecto de la ingesta de otro tipo de alimentos. Según el autor, podría ser que cualquier alimento que uno disfruta comiendo tuviese el mismo efecto, pero es difícil encontrar otros alimentos que sean tan atractivos como el azúcar.
Esto nos enseña que si tenemos problemas de sobrepeso quizás se deba a que vivimos una vida demasiado agitada y tratamos de compensarlo con la ingesta de cantidades de alimentos superiores a las necesarias. Quizás necesitemos más bien calmantes o antidepresivos para adelgazar, o simplemente cambiar de vida.