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Modelo de extinción

Un modelo matemático predice que para evitar extinciones quizás haya que reducir las poblaciones de determinadas especies.

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Los sistemas ecológicos son muy complicados. Además de otro tipo de relaciones, sobre ellos se extiende una red trófica que nos dice quién se alimenta de quien, red que puede ser muy compleja. Los cambios en esta red no tienen por qué ser lineales y la supresión de una especie puede desencadenar una reacción en cadena, que como las fichas de dominó, provoque una cascada de extinciones. Al parecer hay pruebas de que una fracción significativa de todas las extinciones no está causada por la primera perturbación, sino a la propagación de un efecto en cascada de este tipo.
Incluso cuando todavía una especie no ha desaparecido del todo el ecosistema puede que ya éste esté enfermo y sea casi inevitable el desastre. Por debajo de una determinada densidad de población crítica puede que una especie esté ya virtualmente extinta aunque todavía queden unos pocos ejemplares. Quizás esto ya le ha pasado al lince ibérico.
Para poder estudiar las dinámicas de poblaciones en los sistemas ecológicos se pueden elaborar modelos matemáticos. De este modo se pueden analizar todos estos efectos de manera rápida y así buscar soluciones.
Adilson Motter y Sagar Sahasrabudhe, de Northwestern University, han elaborado uno de estos modelos. El estudio realizado con él ilustra cómo el ser humano puede intervenir para conservar especies. Según ellos proporciona las bases teóricas para realizar esfuerzos de administración tendentes a mitigar la cascada de extinciones en las redes tróficas.
Se observa frecuentemente que las extinciones en cascada son seguidas de la pérdida de especies clave del ecosistema. Según el sistema cambia para compensar la pérdida, el territorio y otros recursos de cada una de las especies que quedan pueden fluctuar ampliamente, creando los condicionantes ambientales que pueden dar lugar a más extinciones. Según el estudio más del 70% de estas extinciones se pueden evitar si asumimos que podemos devolver el equilibrio al sistema usando solamente los recursos disponibles y sin necesidad de introducir factores nuevos.
Motter ha encontrado que se pueden mitigar las cascadas de extinción mediante la disminución de la población de especies específicas en lugar de su promoción. En muchos casos se puede predecir, según este investigador, que la supresión activa de especies, que de todos modos se extinguirían en una de esas cascadas, puede evitar la extinción de otras.

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Si la población de A cae en la red trófica (izquierda), pero intentar recuperarla directamente (derecha arriba) es difícil, es más sencillo disminuir la población de la especie B. Fuente: Zina Deretsky, National Science Foundation.

El hallazgo parece ser antiintuitivo a los ojos de cualquier conservacionista, porque las acciones compensatorias parecen infligir más daño sobre el ecosistema. Sin embargo, cuando se considera el ecosistema al completo, el efecto es beneficioso. Todo según los autores del estudio.
Este hallazgo puede proporcionar a aquellos que sean responsables de mantener la biodiversidad y los recursos naturales una nueva vía para compensar los daños causados por el cambio climático o por los vertidos de petróleo y otros desastres.
Un caso paradigmático de extinción se dio el siglo XVII con el pájaro dodo de la isla Mauricio (Raphus cucullatus). Una combinación de factores que incluían la caza, la pérdida de hábitat, estrés sobre el ecosistema y la introducción por parte de los humanos de especies no nativas como perros, cerdos, gatos y ratas hizo que el dodo desapareciera para siempre.
En el futuro quizás sea posible evitar la extinción de algunas especies en ecosistema bajo estrés mediante la aplicación del nuevo método de análisis de estos investigadores.
La meta de este proyecto es el desarrollo de métodos matemáticos para el estudio de los procesos dinámicos en redes complejas. Aunque las aplicaciones mencionadas aquí pueden ser útiles en la administración de ecosistemas, los fundamentos matemáticos utilizados en el análisis son universales. El concepto es innovador en el campo de las redes complejas porque concluye que los fallos a gran escala pueden ser evitados si nos centramos en evitar las pequeñas olas de fallos que siguen al evento inicial.
Esta aproximación puede ser usada en una amplia gama de redes complejas. Puede ser aplicada, por ejemplo, a las redes bioquímicas para así detener la progresión de una enfermedad provocada por variaciones en el interior celular. Puede además se aplicada a la regulación de las complejas redes financieras mediante la identificación de los factores clave en los estadios tempranos de una caída financieras y que, gracias a la intervención humana, se evite la pérdida de miles de millones.
Según Motter el mundo es un lugar complicado, que vuelve aún más difícil cuando se trata de explicar matemáticamente una red compleja, especialmente cuando la red evoluciona dentro de un ambiente que a su vez está cambiando. Según él, este modelo es prometedor para el estudio de los cambios ambientales.
“La incertidumbre en sí misma no es un problema. El problema viene cuando no se puede estimar la incertidumbre”, añade.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa. [2]
Artículo original [3]