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Anomalocaris en el Ordovícico

Se han encontrado especímenes fósiles de Anomalocaris que son de una época, ya en el Ordovícico, posteriores en 30 millones de años a su supuesta extinción al final del Cámbrico.

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Ejemplar fósil. Fuente: Peter Van Roy, Yale.

Durante la explosión del Cámbrico, hace unos 500 millones de años, surgieron animales de todo tipo espoleados por la abundancia de oxígeno y la aparición de la depredación. Esta depredación hizo que se aguzaran los sentidos de los seres que había en ese momento y surgieran criaturas vigilantes que con la vista, el olfato, oído, gusto o tacto tomaran conciencia del entorno. También hizo que surgieran sistemas nerviosos capaces de asimilar la información que proporcionaban esos sentidos y enviara órdenes a los músculos para evitar al depredador o, por el contrario, tener éxito en la caza. La carrera de armamentos evolutivo dejó atrás el tranquilo y pacífico jardín de Ediácara para dar lugar a un mundo mucho más interesante.
Entre los depredadores que surgieron estaba Anomalocaris, el animal más grande del momento, un artrópodo que llegaba a medir unos 70 cm de largo. Estaba dotado de unos apéndices espinosos con los que cazaba las presas y una boca redonda con la que los devoraba. Se creía que este ser fantástico despareció junto con otros seres al final del Cámbrico durante las extinciones masivas que se dieron en al final ese periodo. Es, probablemente, uno los animales más icónicos de la fauna Cámbrica.
Pero las afirmaciones que se pueden hacer en Paleontología siempre dependerán de los fósiles que se dispongan. Ahora, gracias a los extraordinarios restos fósiles que se están encontrando en Marruecos, se está rescribiendo los primeros pasos de la historia evolutiva en nuestro planeta.
Entre los restos fósiles se han encontrado especímenes correspondientes a Anomalocaris que son de una época, ya en el Ordovícico, muy posterior a su supuesta extinción.
Este invertebrado gigante era el mayor depredador y carroñero de la época, y viene a simbolizar la morfología extraña que mostraban los organismos de la época cámbrica que tan bellamente describió Steven J. Gould en su celebrado libro “La vida maravillosa” sobre la fauna de Burgess Shale. Estos seres evolucionaron a partir de escisiones de linajes primitivos que más tarde dieron lugar otros animales, pero cuyo propio linaje desapareció para siempre un tiempo después. Ahora sabemos que se extinguieron mucho más tarde de lo que se creía, en concreto, unos 30 millones de años después, y que crecieron aun más en tamaño. Se creía que Anomalocaris se extinguió junto a las otras especies que desaparecieron en la extinción masiva con la que terminó el Cámbrico.

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Modelo de cómo podría ser Anomalocaris en el Ordovícico. Fuente: Esben Horn.

La biota del Ordovícico temprano encontrada en Marruecos se sitúa entre hace 488 y 472 millones de años e incluye miles de ejemplos de fauna marina de cuerpo blando. Los animales que habitaban en lo que ahora es Marruecos vivían en el cenagosos fondo del mar cuando fueron atrapados por una nube de sedimentos que los enterró y preservó sus partes blandas. Aunque los especímenes no están perfectamente conservados, la presencia de tejidos blandos les dotan de gran importancia.
Como es más fácil que fosilicen restos orgánicos duros, como conchas y similares, que tejidos blandos, el registro fósil siempre es parcial y de ahí también la importancia de un recurso como éste. Ahora la visión que se tiene del Ordovícico es distinta gracias a estos restos fósiles.
Este hallazgo indica que los animales que caracterizaron el Cámbrico, como Anomalocaris, continuaron viendo y teniendo su impacto en la biodiversidad y ecología marina millones de años más tarde de su supuesta desaparición. En el caso concreto de Anomalocaris se demuestra que este ser continuó jugando un papel importante en la evolución de la vida marina durante mucho tiempo, siendo uno de los depredadores más importantes de esas épocas, incluso cuando las comunidades marinas se fueron haciendo más complejas y el número de géneros animales se multiplicaron por cuatro durante el evento de la gran diversificación del Ordovícico, que se dio a partir de hace 488 millones de años, justo al comienzo de ese periodo geológico.
Estos ejemplares corresponden a una especie que llegó a medir un metro de longitud y presenta una serie de láminas en cada segmento a lo largo del cuerpo. Se cree que estas estructuras podrían funcionar a modo de branquias que proporcionarían oxígeno a la criatura cuando ésta estaba con vida.
Los paleontólogos que trabajan allí esperan encontrar en el futuro mejores especímenes que permitan hacer una reconstrucción más detallada.
Estos hallazgos están haciendo que los paleontólogos se replanteen la extinción masiva que se dio al final del Cámbrico. La extinción con la terminó ese periodo, y que se supone que liquidó la fauna de animales de cuerpo blando del tipo Burgess Shale, parece que no tuvo efectos tan dramáticos sobre las comunidades marinas (únicas comunidades animales de la época) como se pensaba.
Ya nada que no sean los caprichos en la conservación de los ejemplares en el registro fósil puede impedir la persistencia de los linajes cámbricos más allá del periodo que les vio surgir. En esa aparente franja temporal censurada de la historia de la vida quizás haya otras extrañas criaturas esperando a ser encontradas.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa. [2]
Artículo original. [3]
Noticia en Science. [4]
Vídeo sobre el tema. [5]
Anomalocaris en NeoFronteras. [6]