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El ambiente ruidoso produce problemas de corazón

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Según un estudio alemán sobre 4000 enfermos del corazón las personas con este tipo de dolencias expuestas al ruido ambiental tienen más riesgo de morir de un ataque al corazón que los que viven en un entorno silencioso.
Los expertos que han llevado a cabo este estudio creen que el límite legal puede no ser suficiente para protegerse de las maldades de la contaminación acústica.
Vivir o trabajar en ambientes ruidosos aumenta las posibilidades de ataque cardíaco un 50% según el estudio de Stefan Willich del centro médico Charité en Berlín.
Este estudio estadístico se realizó con pacientes cardiacos de los hospitales de Berlín a los que se les tomo los datos sobre ubicación de la vivienda entre otras cosas. Después compararon estos datos con los mapas de contaminación acústica y tuvieron en cuenta los niveles de ruido a los que estaban expuestos en sus lugares de trabajo. Con esto consiguieron saber el nivel total de contaminación acústica al que estos pacientes estaban sometidos.
Curiosamente el efecto de la contaminación acústica no estaba relacionado con el grado de molestia que confesaban padecer por la exposición al ruido, pues no se quejaban más que otros pacientes que no vivían en ese tipo de entorno.
Una posible explicación a este resultado sería que los pacientes que viven en ambientes ruidosos son gente más pobre y llevan vidas menos saludables o con menos acceso al sistema de salud, pero Willich replica que su equipo controló este factor teniendo en cuenta el nivel de educación académica de los pacientes.
Willich sugiere que una constante exposición al ruido puede aumentar los niveles de las hormonas relacionadas con el estrés que finalmente dañan el corazón. Por tanto, vivir al lado de una autopista o trabajar en una industria ruidosa es perjudicial para la salud.
Factores como la obesidad o el consumo de tabaco doblan la posibilidad de tener ataques cardiacos, por tanto, el ruido estaría a mitad de camino de esos habituales factores de riesgo.
El riesgo para los trabajadores estaría por encima de 70 decibelios, pero el umbral recomendado por algunas instituciones es de 85 decibelios (recordemos que los decibelios no constituyen una escala lineal). Muchos investigadores insisten en reducir ese límite legal para proteger a las personas frente a este y otros riesgos como sordera y otro tipo de desórdenes.
El resultado más sorprendente ha sido comprobar que las mujeres que viven en ese tipo de ambientes tienen un riesgo más de tres veces superior de padecer ataques de corazón que las que no lo están.

Referencia: Willich S. N., Wegscheider K., Stallman M. & Keil T. Eur. Heart J., doi:10.1093/eurheartj/ehi658 (2005).