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Estudian aterrizar en Europa

La NASA estudia posibles misiones hacia el satélite natural de Júpiter Europa.

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Hay pocos sitios en el sistema solar en los que pueda existir vida tal y como la conocemos. Para ello se necesita agua en estado líquido en donde se puedan disolver las moléculas orgánicas. Pero aunque es muy fácil encontrar agua congelada en muchos sitios no es fácil encontrarla en estado líquido.
Uno de los sitios en donde hay esa agua líquida es en el interior de Europa, el satélite natural de Júpiter. Su superficie cubierta de hielos perpetuos se renueva continuamente y está llena de grietas y accidentes geográficos que indican que debajo hay agua. Esa agua se mantendría líquida debido al calor generado por las fuerzas de marea y la desintegración de radioisótopos. Otras pruebas apuntan también a un océano global de agua salada.
Sin embargo no está claro el grosor de esa capa de hielo. Si ese grosor es muy importante entonces será casi imposible que podamos lanzar una misión hasta allí para perforar miles de metros de hielo. Desde hace tiempo se viene especulando con una misión de ese tipo e incluso se hacen ensayos en la Antártida al respecto, pero esa meta es muy lejana. Quizás incluso se puede mandar un sonda térmica alimenta por un pequeño reactor nuclear que funda el hielo a su alrededor y se adentre hacia el interior bajo su propio peso, aunque debe soportar una inmensa presión una vez allí y tender una cable de comunicación con la superficie.
El caso es que como este tipo de ideas parecen más bien poso probables de materializar en un plazo de tiempo aceptable, la NASA ya está pensando en enviar una misión menos ambiciosa: aterrizar sobre su superficie en 2026. La misión se lanzaría seis años antes y estaría compuesta por dos sondas que aterrizarían en distinto sitio.
Las sondas portarían sistemas apara analizar la superficie, como espectrómetros de masas, sismógrafos, cámaras, etc. la idea sería detectar la presencia de sustancias orgánicas en su superficie. El proyecto parece correcto, pues aunque no se pueda perforar miles de metros de hielo, la “téctónica” del satélite de Júpiter debe haber hecho aflorar agua del interior que tiene que haber arrastrado microorganismos hasta la superficie, si es que existen.
Europa, en pleno cinturón de radiación de Júpiter, tiene una superficie poco hospitalaria para cualquier instrumento, así que las sondas deberían realizar rápidamente su trabajo antes de que su electrónica quede completamente frita baja la intensa radiación. Esperemos que a las hipotéticas moléculas orgánicas que halla allí no les pasa algo aparecido.
Otra misión que se plantean es un orbitador de Europa que también se lanzaría por las mismas fechas. Esta misión estudiaría en detalle la superficie del satélite durante un largo periodo de tiempo. Incluso se podrían realizar ambas misiones si hay presupuesto y ganas para ello, lo que sería fantástico. Pero el elevado coste no parece que lo permita. Curiosamente el lander que aterrizaría sobre la superficie tendría un coste menor*.
Esto permite soñar con una misión o misiones similares en Encelado, la luna de Saturno sobre la que la sonda Casini ha descubiertos chorros de agua procedentes de algún mar subterráneo. Esta misión ha descubierto algunos compuestos químicos interesantes, pero carece de instrumentos para la detección de posible vida microbiana.
Se ha sugerido que Ceres también podría tener mares subterráneos, aunque este punto es meramente especulativo hasta que la sonda Dawn llegue allí.
Aunque Europa y Encelado parecen los lugares más apropiados para la vida en nuestros sistema solar (exceptuado la Tierra, claro), la existencia de agua líquida no es sinónimo de vida. Además de que desconocemos cómo se origina la vida, para su mantenimiento se necesitan las condiciones termodinámicas apropiadas. Los organismos biológicos son máquinas termodinámicas y para funcionar necesitan que en su ecosistema haya un “foco frío” y un “foco caliente”, como para cualquier máquina de vapor, motor de explosión interna o cualquier otro sistema concebible de producir trabajo. En la Tierra el Sol proporciona el foco caliente que las plantas (productores primarios) necesitan para producir energía y sustancias orgánicas. Si hay vida en Europa, Encelado o Marte ésta debe tener mecanismos similares.
De todos modos la idea es sensata, porque si hay vida en esos mares subterráneos y, de algún modo, parte de esa agua sale a la superficie es de esperar que haya pruebas de vida allí si es que hay vida en el subsuelo.
Por otro lado, este tipo de misiones producen una inmensa tristeza por los plazos de tiempo implicados. Da la impresión de que no se avanza a la velocidad a la que sería de esperar después de los años setenta. Mientras tanto se sigue lanzando una misión cada dos años a Marte, un sitio que claramente carece de todo rastro de vida y posiblemente de interés.

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Fuentes y referencias:
Nota en Universe Today. [2]
Foto: NASA.

* Las normas de estilo de NeoFronteras, a diferencia de otros medios, no aconsejan publicar datos sensacionalistas sobre el coste de las misiones espaciales.