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Mejores expectativas para la propulsión con antimateria

Un estudio apunta a que el motor cohete de antimateria sería más efectivo de lo que se creía en un principio si se mejora su diseño, algo que se puede hacer con la actual tecnología. Sin embargo, la producción masiva de antimateria sigue siendo remota.

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Proyecto conceptual de nave propulsada con antimateria. Fuente: NASA.

Desde hace muchos años se sueña con la posibilidad de alcanzar velocidades relativistas gracias al uso de antimateria. La idea consiste en almacenar de alguna manera esa antimateria y hacer que se junte con materia ordinaria en un motor cohete de antimateria. Cuando las partículas de antimateria (presumiblemente átomos de antihidrógeno en este tipo de motor) colisionan con partículas de materia (átomos en hidrógeno) se libera una gran cantidad de energía al convertir un alto porcentaje de su masa en energía. La energía nominal liberada por un kilogramo de masa en este tipo de aniquilación es de casi 1017 julios.
La gente asume que esa energía es en forma de rayos gamma y que no se produce ninguna partícula en la reacción, pero la verdad es que gran parte de la energía liberada es en forma velocidad cinética de piones relativistas. Si se diseña un buen campo magnético estos piones pueden ser orientados hacia una tobera de escape para así proporcionar propulsión. El redimiendo de un motor de este tipo depende de la velocidad inicial de los piones y de lo efectivo que sea el campo magnético. Los rayos gamma que se puedan producir no sirven como propulsión al no poderse orientar, simplemente atraviesan el motor, la nave y a los supuestos astronautas.
Un nuevo estudio llega a la conclusión de que con la tecnología actual se puede conseguir un buen rendimiento en este tipo de motor cohete, siempre que se cuente con antimateria, claro.
Antes se creía que el rendimiento de los campos magnéticos en este tipo de motores era bajo, en concreto un 36%, y que la velocidad inicial de los piones era del 90% la velocidad de la luz. Ahora Ronan Keane y Wei-Ming Zhang, de Western Reserve Academy y Kent State University respectivamente, han recalculado con unas simulaciones estos números llegando a unas cifras diferentes.
Por un lado los piones parecen tener menor velocidad, en concreto sólo un 80% la velocidad de la luz (0,80c), pero el campo magnético puede llegar a tener una eficacia del 85%. Esto se traduce en una velocidad de escape en la tobera del 0,69c de la velocidad de la luz en lugar del 0,33c que se creía. La parte más positiva es quizás que se puede lograr esta eficacia en el campo magnético con “sólo” 10 Tesla (esta unidad física es muy grande) o similar, algo que se puede obtener con la tecnología actual.
La parte negativa es la de siempre. No podemos producir antipartículas en cantidades suficientes como para que esta idea sea viable. Básicamente tenemos que concentrar un montón de energía en un pequeño espacio y esperar que parte de esa energía se transforme en antipartículas y otra parte en partículas. Además tenemos que extraer esas antipartículas y enfriarlas (reducir su velocidad) para poder almacenarlas. Al ritmo actual las factorías de antimateria del CERN necesitarían unos cuantos miles de años para producir un microgramo de antimateria. Además, está el problema de su almacenamiento. Si la antimateria se junta con cualquier tipo de materia ordinaria tendremos una buena explosión y nos habremos quedado sin combustible. Digamos que Dan Brown no se informó muy bien al escribir su novela, al menos en cuanto a su producción se refiere.
Aun así, otro estudio mencionado en este artículo apunta a que la producción de antiprotones se podría mejorar hasta conseguir un crecimiento en la producción de antimateria que fuera exponencial en el tiempo. Se espera, por tanto, que a mediados de este siglo se pueda conseguir un microgramo de antimateria.
Se podría pensar en alguna fuente natural de antimateria, pero tampoco parece que las conocidas sean rentables. Se ha encontrado que hay un anillo de antimateria alrededor de la Tierra. Se trata de antiprotones capturados por el campo magnético terrestre. Fue descubierto por el observatorio Pamela. Lo malo es que en dos años sólo registro 28 antiprotones, una cosecha que es incluso inferior a la del CERN. Quizás en la magnetosfera de Júpiter haya más cantidad, pero está por ver.
Mientras tanto las estrellas siguen estando muy lejos.

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Fuentes y referencias:
Artículo en ArXiv. [2]