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Almacenamiento de información a largo plazo

Desarrollan un chip de cuarzo muy resistente capaz de almacenar información duarte grandes periodos de tiempo.

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Gracias al clima seco de Egipto se han podido conservar papiros con jeroglíficos durantes miles de años. También se pudieron conservar las tablillas de barro escritas con caracteres cuneiformes de la biblioteca de Nínive. En esos soportes podemos ahora leer lo que pensaban o sabían los hombres de esa época, sumergirnos en una sociedad y cultura alejada de la nuestra en el tiempo y el espacio, para darnos cuenta de que en el fondo tenemos los mismos anhelos y miedos que esas personas desaparecidas hace ya tanto tiempo.
Es más difícil conservar un pergamino medieval, pero si tenemos cuidado las próximas generaciones podrán seguir leyendo sobre ellos. Las inscripciones en piedra dudarán muchos más, aunque la erosión finalmente termine con esos monumentos.
De algunos siglos del periodo histórico humano simplemente no tenemos casi ningún tipo de registro escrito. No sabemos lo que pasó en esas épocas.
La posibilidad de transmitir información a las futuras generaciones descansa sobre varios factores: que se entienda el código o lengua utilizados, la permanencia de la tecnología usada para leer el formato y la estabilidad del soporte físico.
Si desconocemos la lengua, entonces no podremos saber los que hay escrito. Eso pasa con algunas escrituras que todavía no se han descifrado y con otras (como la maya) todavía hay dificultades. La existencia de objetos como la piedra de la Rosetta, ha sido fundamental en esos casos.
Podemos leer un pergamino, una estela maya o una tablilla sumeria con la vista sin necesidad de ninguna tecnología, pero si usted, amigo lector, tiene un disco floppy de 5,25’’ ya no podrá leerlo, pues posiblemente ya no dispone de la tecnología obsoleta para ello.
Finalmente, si usted grabó hace unos pocos años unos videos o canciones en un CD más vale que compruebe si todavía puede leerlos, porque la durabilidad de ese soporte es más que discutible y probablemente ya no tenga esos ficheros.
Si un museo, gobierno o institución desea conservar información importante para el futuro no puede depender de esta tecnología moderna en la que el soporte se degrada tan pronto, ni de un disco duro, ni de una memoria flash, etc. Si además hay un desastre, guerra o hecatombe todo el conocimiento se perdería para siempre.
Ahora investigadores de Hitachi han desarrollado un sistema mediante el cual la información se podría conservar durante mucho tiempo sin miedo a que se pierda. El sistema consiste en el uso de chips de cuarzo que pueden ser leídos con un microscopio convencional y en los que hay información binaria. El prototipo mide 5 centímetros cuadrados y 2 mm de grosor. Consta de cuatro capas (aunque se podría aumentar su número sin problemas) de información en forma de puntos que hacen las veces de bits. En total almacena 32 Megabytes de información o, lo que es lo mismo, tiene la misma densidad de información que un CD.
El sistema resiste temperaturas de 1000 grados centígrados durante al menos 2 horas sin sufrir daños. También resiste las radiaciones, la humedad y el ataque de muchos productos químicos. La manera de destruir la información contenida es rompiendo el chip.
De momento Hitachi no ha decido qué hacer con el chip, si lo comercializará o si habrá usos prácticos. Puede que el primer paso sea proporcionar un servicio de almacenamiento de información para gobiernos, museos y organizaciones religiosas.
La cantidad de información disponible en los últimos años ha explotado. Sin embargo, no está claro que toda esa información sea necesaria. Habrá que elegir bien la información a guardar durante miles de años. Es una gran responsabilidad.

Where is the Life we have lost in living?
Where is the wisdom we have lost in knowledge?
Where is the knowledge we have lost in information?

T. S. Eliot (1934)

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