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Precios de mercado como propiedad emergente

La subida no natural del precio en algunos productos podría deberse a una propiedad emergente de los mercados y no a un precio pactado.

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En teoría, el libre mercado parece justo, pero todo “libre mercado” está sujeto a leyes que limitan esa libertad. Entre otras cosas, muchos agentes económicos están dispuestos o son obligados a vender sus propiedades hasta que el mercado se transforma en un monopolio u oligopolio. Entonces el libre mercado deja de ser libre y esos poderosos pueden fijar el precio que les venga en gana.
Además aquí se da el efecto Mateo, por lo que todo mercado tiende al monopolio. En los países civilizados hay leyes que impiden los monopolios.
El problema es que todo negocio exitoso nuevo que aparezca tiene un margen de ganancias muy alto en un principio, pero al cabo de un tiempo surge la competencia y la ganancia es marginal. Todo negocio honrado en un mercado auténticamente libre que lleve un tiempo funcionando sólo puede tener ganancias marginales (es sospechoso si no es así). Si se quiere tener mayores ganancias (sin invertir en otros negocios o productos) hay que recurrir a estrategias inmorales. Una de ellas puede ser el asunto de los monopolios y otra puede ser el pactar los precios. Si todos los competidores pactan un precio alto entonces todos ganan más, naturalmente a costa del consumidor. Por eso también hay leyes que impiden que se pacten precio.
El primer problema es que se pacten precios y que no haya manera de demostrarlo. Pero puede ser incluso más complicado. Bajo ciertas condiciones puede surgir un precio de un producto que esté por encima del precio que le daría un mercado libre sin que haya ninguna conspiración.
Uno de los productos típicos que pueden sufrir este tipo de comportamiento es la gasolina. Si se vigilan los precios de la misma en muchas estaciones de servicio, se puede observar que el precio puede variar en cuestión de horas de una manera cíclica, todo ello sin que el precio del barril del petróleo haya cambiado.
Tradicionalmente se explica el precio cíclico de los productos como el resultado de haber dos grandes compañías compitiendo entre sí. Sube el precio y la otra fuerza el precio a la baja para ganar clientes, la otra hace lo mismo, pero una de ellas quiere recuperar ganancias subiendo el precio y así sucesivamente.
Pero esta explicación no sirve en el caso de las gasolineras porque hay muchas en manos de distintos dueños. Hasta ahora no se había demostrado que pueda surgir el mismo comportamiento cíclico cuando hay muchos actores económicos, como en este caso.
Recientemente, Tiago Peixoto y Stefan Bornholdt, de la Universidad de Bremen, han demostrado con un modelo que muchos vendedores y compradores pueden producir este efecto. Pero además han descubierto, y esto es lo más fascinante, que si se dan las condiciones adecuadas los vendedores pueden alterar el precio del producto sin que se hayan puesto de acuerdo al respecto.
En este modelo basado en agentes los jugadores son tanto compradores como vendedores. El comportamiento comprador está determinado por muchos criterios. Los jugadores compran de determinados vendedores, pero pueden cambiar de vendedor si encuentran una mejor oferta para su dinero. Los vendedores pueden también cambiar sus precios basándose en los precios de los otros vendedores.
Estos investigadores usaron una población de millones de agentes en su modelo y lo corrieron durante miles de millones de iteraciones.
Resultó que el factor crucial en todo esto es la velocidad a la que los vendedores y compradores reaccionan en el mercado. Si los compradores son los más rápidos en reaccionar entonces los vendedores son forzados a ofrecer la mejor oferta y los precios bajan. Por el contrario, si los vendedores son los que reaccionan rápido, entonces copian los precios de los otros vendedores y ofrecen precios más altos. Esto reduce el número de vendedores que ofrecen un buen precio al caer el sistema en un círculo vicioso que hace que los precios suban y suban. Todo ello sin necesidad de que haya un acuerdo tácito entre vendedores ni pacto de precios alguno.
El comportamiento mafioso de subida de precio para el caso de vendedores de reacción rápida es una propiedad emergente espontánea que surge cuando los vendedores, guiados por una maximización de beneficios, reaccionan mejor que los compradores en condiciones de mercado.
Este modelo tiene también una competente espacial y en él surgen patrones espaciales de distinto tipo. Así, puede haber “regiones mafiosas” de precio sobrevalorado que pueden tener su propio patrón de comportamiento. Pueden ser caracterizadas por variaciones súbitas y dramáticas de precios, pero estas variaciones no son cíclicas, aunque lo parezcan, sino aperiódicas.
Esto encajaría con lo que se observa en el precio de la gasolina y en otras áreas económicas, como el los precios de la electricidad y gas natural en Europa.
El problema es cómo controlar o regular algo que es una propiedad emergente del sistema. Este tipo de modelos podrían ayudar a hacerlo.

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Fuentes y referencias:
Noticia en el MIT. [2]
Artículo en ArXiv [3]
Foto: Gavin St. Ours, vía Flickr.