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Reclonación exitosa de ratones

Consiguen producir 581 clones de ratón sanos a lo largo de 25 generaciones de clonados sucesivos.

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La realidad es que los agricultores están familiarizados desde hace siglos con la técnica de clonación. Cuando se propaga una planta a través de esquejes la estamos clonando, aunque no lo llamemos así. Se ha podido reconstruir, por ejemplo, cómo lo romanos propagaron árboles en Inglaterra gracias a que el análisis genético reveló que muchos árboles son clones.
Lo interesante de la clonación de plantas es que se puede clonar una planta a partir de un clon y así sucesivamente. La variabilidad genética no se da y tampoco está garantizada la evolución, pero sí la reproducción, pues descansa sobre el ser humano.
Pero esto que parece tan fácil en plantas es mucho más complicado en animales. Aunque sí podemos obtener dos estrellas de mar clónicas si partimos a una por la mitad, obviamente no se reconstruye un ser humano a partir de un brazo amputado.
En general, la técnica utilizada para la clonación de animales es la llamada “transferencia nuclear”, que toma el núcleo de una célula somática y es introducido en un óvulo al que previamente se ha eliminado su carga genética. Esta técnica funciona muy bien en anfibios, por ejemplo, pero presenta dificultades en mamíferos. La tasa de éxitos es baja en este caso y el número de veces que se puede clonar sucesivamente es limitado. Los intentos de clonar sucesivamente (¿reclonar?) gatos, cerdos o ratones han fallado. Después de reclonar de 2 a 6 veces ya no se puede clonar más. Una de las ideas que se ha aportado para explicar el fracaso de la reclonación indefinida es que se van acumulando defectos genéticos o epigenéticos en las sucesivas generaciones.
La idea es usar la clonación para conservar ejemplares interesantes en ganadería. Otra posibilidad es clonar sucesivamente mascotas, algo éticamente discutible.
Ahora unos científicos japoneses liderados por Teruhiko Wakayama han conseguido producir 581 clones de ratón sanos con una esperanza de vida normal a partir de un único donante a lo largo de 25 generaciones de clonados sucesivos. Esto abre las puertas a posibles reclonaciones indefinidas.
Para evitar posibles cambios epigenéticos estos científicos añadieron al medio de cultivo tricistatina, un inhibidor de la histona deacetilasa. Gracias a esto han conseguido multiplicar por 6 la eficiencia de la clonación respecto a técnicas previas.
Los ratones obtenidos son sanos, fértiles, si se desea dan lugar a descendencia no clonada sana y tienen una vida igual de larga (dos años) que lo normales. No parece haber acumulación de anormalidades genéticas o epigenéticas, según los autores.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa. [2]
Artículo original. [3]
Foto: RIKEN.