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Más transmisión cultural en ballenas

Las ballenas jorobadas son capaces de transmitir sus técnicas de caza a otras, al igual que hacen los humanos.

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En el sentido más amplio la cultura humana está constituida por todos los conocimientos que los seres humanos adquirimos y transmitimos unos a otros.
La cultura ha sido un gran instrumento del progreso humano, porque ha permitido superar la velocidad lenta de la evolución biológica darwiniana para adquirir una rápida evolución lamarckiana basada en una información, adquirida duarte la vida, que no se pierde con la muerte de los individuos y que no está en lo genes.
Cuando los seres humanos morimos quizás hemos transmitido algunos de nuestros genes a la siguiente generación, pero, también, hemos transmitido parte de nuestros conocimientos a los demás, sean nuestros descendientes o no.
Las habilidades, conocimiento y tradiciones que los humanos aprenden unos de otros ayudan a explicar por qué hemos dominado el mundo como especie, pero no sabemos cómo evolucionó la capacidad de transmitir esos conocimientos entre nosotros y es un misterio entre biólogos, psicólogos y antropólogos.
Antes se creía que la cultura era algo exclusivamente humano, pero últimamente se van encontrando ejemplos de una cultura rudimentaria en otros animales, principalmente primates.
Ahora un grupo de investigadores de University of St Andrews y otras instituciones ha descubierto que una nueva técnica de alimentación se ha propagado al 40% de una determinada población de ballenas jorobadas o yubartas.
Todo empezó cuando la reserva pesquera de arenques en el Atlántico, principal fuente alimento en época de la comunidad de ballenas de Nueva Inglaterra, colapsó en los ochenta (no solamente matamos directamente a las ballenas y destruimos su medio, sino que además les quitamos su comida).
La solución que encontraron las ballenas fue golpear el agua con sus colas cuando pescaban otras presas. Esta nueva técnica fue pasando de ballena en ballena mediante una transferencia cultural. En 2007 cerca del 40% de la población de ballenas ya había adquirido la nueva técnica.
Según los investigadores, el estudio realmente muestra cómo de vital es la transmisión cultural en la población de ballenas yubartas. No solamente aprenden sus famosas canciones unas de otras, además aprenden nuevos modos de alimentación que les permiten defenderse de los cambios ecológicos.
Estos investigadores usaron una nueva técnica de análisis, basada en una red de difusión, para demostrar que el patrón de propagación del nuevo comportamiento siguió una red social de relaciones dentro de la población. Esto mostró que la nueva técnica de alimentación se difundió a trasvés de una transmisión cultural, es decir, bajo el mismo proceso que sufre toda la diversidad de la cultura humana.
Los datos fueron recolectados por naturalistas a bordo de un barco que patrullaba las aguas del golfo de Maine cada verano a lo largo de 30 años.
Según Will Hoppitt, de Anglia Ruskin University, podemos aprender más acerca de las fuerzas que dirigen la evolución cultural observando nuestro propio linaje y estudiando la concurrencia de atributos similares en grupos que han evolucionado en ambientes radicalmente diferentes a los nuestros, como los cetáceos.
Las ballenas yubartas de todo el mundo consiguen atrapar bancos de peces en “redes” realizadas por burbujas de aire que ellas crean bajo la superficie. En este caso, lo que hacen es golpear el agua con sus colas antes de bucear para producir la red de burbujas. Esta técnica fue observada por primera vez en los ochenta del pasado siglo, justo después de que colapsara la población de arenques. Al mismo tiempo que los arenques desaparecían, la población de anguilas de arena experimentó una explosión demográfica. La nueva técnica parece que fue una innovación para atrapar mejor esta otra especie, porque se emplea en lugares en donde hay abundancia de anguilas de arena.
Todo esto refuerza la idea de que los cetáceos han conseguido desarrollar capacidades culturales sofisticadas.
El resultado obtenido ha sido posible gracias a la dedicación de Mason Weinrich, del Whale Center of New England, que durante 30 años creo la base de datos necesaria. Esto demuestra la gran importancia de los estudios a largo plazo para comprender los procesos que afectan a las poblaciones de ballenas.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa. [2]
Artículo original. [3]