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Las energías alternativas podrían salvar muchas vidas

Un estudio sostiene que la adopción de energías alternativas salvaría millones de vidas al año en unas décadas.

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Foto tomada en Pekín bajo la intensa polución que suele afectar a la ciudad. No se trata de un fotograma de la película Blade Runner. Fuente: NRDC.

Se suele decir que las energías alternativas tienen muchas ventajas sobre los combustibles fósiles. Además de que, sobre todo a largo plazo, ya son más rentables que las convencionales, se pueden añadir las siguientes razones para su adopción: proporcionan más puestos de trabajo, reducen la dependencia energética del exterior, evitan los oligopolios, descentralizan la producción, ayudan a evitar guerras, retrasan el cambio climático y evitan la contaminación.
La última de las ventajas puede parecer tonta, pero basta con haber viajado a Asia para darse cuenta del infierno de contaminación en el que allí viven y mueren millones de humanos.
Además del humo del tabaco, algo fácilmente evitable, hay factores medioambientales que contribuyen a la muerte prematura de las personas o a enfermedades muy graves, incluyendo el cáncer. No siempre se tienen en cuenta estos factores contaminantes.
Además del dióxido de carbono, que no afecta a la salud del ser humano directamente, el humo producido por la combustión de combustibles fósiles contiene muchas sustancias, la mayoría tóxicas. Así por ejemplo, la quema de carbón de baja calidad emite mercurio a la atmósfera. Este elemento es un conocido neurotóxico y su uso se está regulando fuertemente (ya no es posible comprar termómetros clínicos de mercurio) debido a esto. El carbón subvencionado producido y consumido en España es de baja calidad y muy contaminante.
Ahora se ha realizado un estudio sobre el ahorro en vidas humanas que supondría la adopción de fuentes de energía alternativas en lugar de usar combustibles fósiles. Según este estudio para 2050 se podrían ahorrar 1.300.000 muertes prematuras anuales si esto fuera así.
Este estudio proporciona fuertes razones para que los países empiecen a cortar drásticamente el uso de combustibles fósiles lo antes posible.
Un aspecto que no se tiene en cuenta en los estudios económicos tradicionales es la externalización de costes. Una empresa puede cargar algunos de sus gastos en el precio final de su producto, pero muchas veces consigue ahorrarse algunos que terminamos pagando todos, tanto económicamente como de otras maneras. El caso paradigmático es el de la producción de energía con combustibles fósiles. Puede que se pague un precio por la electricidad generada con carbón, pero normalmente en ese precio no va incluido el tratamiento de las enfermedades producida por la contaminación generada, las horas de trabajo perdidas o las muertes prematuras. Se estima que cada año la contaminación atmosférica mata a 2 millones de habitantes en todo el mundo.
Jason West, de University of North Carolina, y sus colaboradores han tenido en cuenta la calidad del aire en nuestra salud y los beneficios en este aspecto que reportan las energías alternativas. Además lo han cuantificado numéricamente.
Estos investigadores estimaron el efecto de la contaminación producida por el uso de los combustibles fósiles sobre el ser humana y simularon lo que pasaría si se dejaban de usar estas fuentes de energías y se usaran energías renovables en su lugar. Analizaron las consecuencias en el número de muertes para 2030, 2050 y 2100 usando dos escenarios posibles: una adopción lenta y una adopción rápida de las energías alternativas.
Según ellos en 2030 se evitaría la muerte de 500.000 personas anualmente, mientras que para 2100 la cifra se elevaría a 2.200.000 el número de vidas salvadas. Si dejamos el aspecto humano a un lado, esto además tendría grandes repercusiones debido a las contribuciones a la sociedad de esas personas.
Traduciendo este resultado a términos económicos (un lenguaje que parece entender la clase política), estos investigadores calculan que por cada tonelada de dióxido de carbono que se logra no emitir se produce un ahorro de entre 50 y 380 dólares dependiendo del lugar en el que se viva. Para 2030 ese beneficio contrarrestaría los menos de 100 dólares por tonelada no emitida que conlleva el coste de cortar las emisiones.
En los cálculos nos se tuvieron en cuenta los efectos de la polución sobre los niños o los costes asociados al cuidado de personas enfermas por culpa de la contaminación. Por tanto, los beneficios de la adopción de energías alternativas están subestimados en este aspecto.
Además de la reducción en la contaminación, el uso de energías alternativas tiene otros beneficios económicos como la reducción de fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes, inundaciones, sequías, etc. Fenómenos que se incrementan con el cambio climático y que conllevan grandes gastos y pérdidas humanas, aspectos que tampoco se han tenido en cuenta en este estudio.
Así por ejemplo, en otro estudio reciente publicado en PNAS por Wallace Broecker, de Columbia University, y sus colaboradores se señala que, si seguimos con las emisiones de dióxido de carbono, el cambio climático hará que las corrientes de vientos y cinturones de lluvia cambien de sitio. Esto hará que zonas como Oriente Medio, el Amazonas o el oeste norteamericano se hagan más secas y que las regiones en las que ahora inciden los monzones lo hagan con mayor intensidad. Para poder afirmar esto se basan en los registros paleoclimáticos de los últimos 15.000 años. Entre otras cosas predicen la desaparición de lagos históricos a lo largo de todo el mundo.
Curiosamente, el efecto fue al contrario entre 1300 y 1850 debido a la pequeña edad del hielo en Europa.
Pero a diferencia de estos factores a largo plazo, la reducción en la contaminación tiene efectos positivos sobre la salud que son inmediatos.

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Fuentes y referencias:
NewScientic.
Artículo original. [2]
Nota de prensa de Columbia University. [3]