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Robots modulares autoensamblados

Grupos de módulos cúbicos sin partes móviles externas se ensamblan para generar distintas formas. En un futuro podrían formar el equivalente al robot líquido de la película Terminator II.

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M-Block. Fuente: M. Scott Brauer.

Así como en los mitos religiosos el dios de turno crea al hombre a su imagen y semejanza, o más bien es el hombre el que crea a su dios a su imagen y semejanza, los humanos hemos imaginado a los robot parecidos a nosotros. Son los robots humanoides de la ciencia ficción que tanto gustaban a Asimov o que cuyo concepto ya aparecía en la película Metrópolis. Son robots con dos brazos, dos piernas, una cabeza, etc. Pero los robos no tienen que ser necesariamente así.
El amigo lector tiene que hacer ahora un ejercicio metal un poco distinto. Imagine que se puede construir un robot modular que pueda adoptar cualquier forma a partir de otros micromódulos. Imagine que, al igual que las células forman nuestro cuerpo, se puedan fabricar micromódulos muy pequeños capaces de comunicarse y ensamblarse entre sí para formar un “cuerpo robótico”. Los módulos podrían moverse libremente, ponerse de acuerdo unos con otros y todos juntos o en grupos adoptar una configuración.
Cada módulo portaría su propio microprocesador y sus propias unidades sensoras. Algunas de estos micromódulos (o todos) tendrían cámaras y micrófonos. Se relacionarían entre ellos y con el medio. Podrían ser muy pequeños, de tal modo que un millón de ellos no ocupara mucho y que en estado inerte se comportarían como un líquido o un montón de arena.
Imagine ahora que en un futuro recibe un pedido de la fábrica. En el paquete hay una botella con una especie de líquido o arenilla fina. Usted vacía en contenido en el salón de su casa y lo activa. Entonces ese material se reorganiza y empiezan a aparecer propiedades emergentes, propiedades que no estaban en cada uno de esos granitos, pero sí tiene la colectividad. Una de las posibilidades sería un robot humanoide, pero no necesariamente. Ese mismo material podría adoptar cualquier forma imaginable y cambiarla según las necesidades a lo largo del tiempo. Podrían ser nuestro mayordomo, el sofá de casa, una silla o el mejor sistema para explorar Marte, las lunas de Saturno o el océano oculto de Europa. Incluso podría sufrir cierta evolución lamarckiana y cambiar para adaptarse mejor al medio o a su cometido.
Pues bien, en el MIT ya sueñan con estas cosas y ya tienen los primeros prototipos toscos de este concepto. Se trata de los cubos M-Block, que pueden organizarse en distintas formas. No tienen partes móviles externas, pero pueden moverse, saltar y unirse unos a otros. Nada como ver el vídeo para apreciar el logro.

El truco consiste en instalar un volante inercia interior que se gira a 20.000 revoluciones por minuto. Un sistema embraga y desembraga en volante y esto permite transferir momento angular al cubo. Este sistema proporciona movimiento al cubo e incluso permite que salte. Para lograr precisión en el ensamblado los cubos tienen imanes permanentes en las esquinas.
Son estáticamente estables de tal modo que se puede parar la acción en cualquier momento y la forma lograda en ese punto es estable.
De momento los cubos reciben cada una de las órdenes vía WiFi desde un ordenador, pero los investigadores planean dotar a los cubos de microprocesadores en un futuro para que sean independientes.
Se trata solamente de prototipos, pero son una buena prueba de concepto. La ventaja es la sencillez en la que se basan. Esto permitirá su miniaturización, algo que los investigadores del MIT implicados ya están planeando.
Puestos a soñar, estos investigadores imaginan sistemas de estos que reparen puentes o edificios en caso de emergencia. Podrían formar muebles o equipo pesado según las necesidades. Imagine que compra una casa vacía y unos kilos de “arena inteligente” de este tipo y que en unos minutos ya tiene todo el mobiliario montado. Y si se cansa puede cambiarlo en un rato con una simple orden. Un sistema de estos también podría llegar a lugares hostiles o inaccesibles, como en el caso de incendios, terremotos, centrales nucleares, etc.
El tiempo dirá si se puede crear ese robot líquido autoorganizable en cualquier cosa o si se podrá reproducir.
Esto ya lo inventó la Naturaleza con las células y los seres pluricelulares, pero en este caso estamos restringidos a un desarrollo embrionario y una historia evolutiva que nos limita a una forma dada, forma que en nuestro caso consiste en dos piernas, dos brazos, dos ojos, una cabeza, etc.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa. [2]