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Sobre las causas del declive de las colmenas

Varias causas combinadas podrían estar detrás del colapso de las colmenas.

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Nuestra alimentación depende casi en su totalidad de las plantas con flores. Aunque el trigo y los cereales dependen del viento para su polinización, todas nuestras frutas y verduras dependen de la polinización de los insectos y, en su mayoría, esos insectos son abejas y abejorros. Si el número de abejas disminuye la producción agrícola desciende y estos productos se hacen más escasos y caros.
Los expertos señalan que si los polinizadores siguen descendiendo, en los EEUU pronto no se podrá producir todo el volumen de comida necesario para la población y tendrían que importar comida.
Aunque el problema viene de antes, en los inviernos de los últimos cinco años se han producido pérdidas de un 30% en promedio en las colmenas en los EEUU. Eso significa que los apicultores están perdiendo un tercio de sus abejas cada invierno. En Iowa se han registrado mortalidades superiores, con un promedio de un 54,1% en ese mismo periodo. Es una crisis que se acerca a pasos agigantados sin que parezca que le importe a la mayoría de la gente.
El 30% de la comida consumida en los EEUU, constituida por frutas y verduras, depende de los polinizadores. Por el contrario, la carne de ternera depende de la hierba (en principio) que no necesita polinizadores para prosperar. La carne de pollo tampoco si su alimentación depende grano. El problema de una escasez de polinizadores será mayor en regiones o países en los que la dieta es más vegetariana.
Andrew Joseph, Amy Toth y Mary Harris (Universidad de Iowa) son algunos de los muchos investigadores en todo el mundo que estudian este colapso de las colmenas. Todavía no se han esclarecido del todo las causas de este problema, pero estos y otros científicos apuntan a la existencia de varias causas que lo provocan.
“La gente quiere un sólo factor al que culpar y eso sería estupendo porque podríamos solucionarlo”, dice Toth. “Pero no es tan simple”.
Uno de los factores que parece ser determinante es la presencia de pesticidas, en concreto de los neonicotinoides que se usan popularmente desde los años noventa en la agricultura. Los neonicotinoides pasan a la savia de la planta y los insectos chupadores que forman algunas plagas mueren debido a él. Así por ejemplo, se suele añadir este pesticida a las semillas de maíz cuando se siembra. Lo malo es que estos pesticidas pasan al ambiente y contaminan otras plantas, incluyendo aquellas de las cuales se alimentan las abejas. Harris ha podido demostrar la presencia de este pesticida en el polen de las plantas que recolectan las abejas y la contaminación de plantas aledañas antes mencionada.
Al parecer, durante la siembra, normalmente se usa un sistema que emplea aire a presión y lubricante en polvo para la tarea. Las semillas están recubiertas de pesticida, pero el proceso lo arranca en parte y este pasa al lubricante en polvo que es despedido al ambiente. El polvo traslada estos pesticidas hasta las plantas cercanas al campo de maíz y las contamina durante la floración.
Harris ha podido determinar que los neonicotinoides así extendidos pasan principalmente a las abejas entre el polen se llevan dentro de la primera semana a partir de la cual se hizo la siembra de maíz, para luego decaer durante las siguientes semanas. Aunque el estudio no hace responsable directo del colapso de las colmenas a este pesticida, muestra la exposición de los insectos polinizadores al mismo. El estudio ha sido financiado por Syngenta y Bayer CropScience
Toth sugiere que hay varios factores que contribuyen al colapso. Cada capa de problema deja a los insectos más susceptibles a la siguiente.
Uno de los factores más simples parece ser que es la escasa variedad de plantas disponibles para las abejas. A mayor variedad mejor les va a las abejas, pero la agricultura y la expansión humana han reducido notablemente esa variedad, además de la cantidad. Las abejas tienen cada día tienen menos fuente de polen. La mala nutrición debilita estos insectos y aumenta su vulnerabilidad a virus y pesticidas.
Toth señala específicamente a los virus que portan los ácaros que parasitan a las abejas, cuya frecuencia ha aumentado en años recientes según diversos estudios.
Combinando la mala nutrición, la pérdida de hábitat, los virus y los pesticidas el resultado puede ser el colapso de las colmenas.
Si las abejas desaparecieran completamente del planeta habría grandes hambrunas. La humanidad depende de un insecto tan humilde como la abeja. No queremos comprender que los seres humanos no vivimos apartados de los ecosistemas terrestres.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa. [2]
Artículo original (pdf). [3]
Foto: Bob Elbert.