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Perder el tiempo ayuda al aprendizaje

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Hipocampo. Foto: Duke University.

Según unos estudios los momentos en los que se vaguea y se pierde el tiempo podrían ser fundamentales en los procesos de aprendizaje.
Los experimentos utilizan implantes de electrodos en los cerebros de ratas de laboratorio. De esto modo se puede vigilar qué es lo que ocurre en sus cerebros cuando las ratas realizan diversas tareas. Han encontrado que el cerebro reproduce las experiencias vividas por las ratas cuando los animales se detienen brevemente para descansar.
Los científicos David Foster y Matthew Wilson del Massachusetts Institute of Technology en Cambridge estudiaron mediante este sistema a unos 100 individuos. Las áreas estudiadas se centraro en el hipocampo de sus cerebros, una región involucrada en la memoria y en el aprendizaje.
Gracias a estos electrodos pudieron medir la actividad de las neuronas en esa región mientras que las ratas corrían, comían, se acicalaban, se rascaban y demás actividades habituales.
Además las ratas eran situadas en un sendero determinado que tenían que recorrer para conseguir la comida que se situaba al final del mismo. Cuando las ratas lo recorrían pudieron ver siempre una determinada secuencia de actividad neuronal. Esto no es raro, pues determinadas neuronas se activan cuando la rata pasa por un lugar determinado del recorrido.
Lo sorprendente fue que cuando los investigadores observaban la actividad del cerebro cuando las ratas estaban descansando vieron que la misma secuencia de neuronas que se activaban cuando la rata efectuaba el recorrido lo hacía ahora, pero en sentido contrario y a mayor velocidad.
Según los investigadores esta reproducción a la inversa en el cerebro de las experiencias vividas momentos antes podría ayudar a las ratas a aprender la configuración de un entorno nuevo, y cuáles de sus partes son más importantes.
Esta reproducción coincide con un aumento de dopamina que se libera en el cerebro como recompensa cuando el animal encuentra comida.
Mediante la reproducción del patrón de actividad neuronal en sentido contrario, aquellas neuronas “más cercanas” a la comida se activan primero y al mismo tiempo que la señal de dopamina. La idea es que este sistema podría grabar la posición de la comida en el cerebro de las ratas.
Como abrir el cráneo de las personas es cuestionable desde el punto de vista ético no sabemos de manera absoluta si esto se puede aplicar a personas, pero no debe de ser muy distinto. Por tanto, este resultado podría tener implicaciones también en el aprendizaje humano y se podría aplicar a la gente. Quizás esos momentos en los que “miramos a las musarañas” pueden ser cruciales para la reproducción de experiencias en nuestros cerebros y aprender de ellas, como experimentos independientes parecen haber demostrado.
El descubrimiento podría además ayudar a explicar por qué la gente tiende a aprender una nueva tarea más rápidamente cuando se toman pequeños descansos entre cada intentona. La eliminación de estos descansos podría interferir en el aprendizaje negativamente.
También podría explicar por qué los niños hiperactivos tienen problemas de aprendizaje. Al estar siempre activos no dispondrían de momentos de descanso para fijar la información.
Matthew Wilson y sus colaboradores ya mostraron en experimentos anteriores que las ratas además reproducen las experiencias vividas mientras duermen, pero en el mismo orden que el vivido, ayudando de este modo a la fijación de recuerdos.

Referencia: D. J.& Wilson M. A. Nature, advance online publication 10.1038/04587 (2006).