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Erupciones e impacto como causa combinada de extinción de los dinosaurios.

Nuevos datos sugieren que el impacto de un meteorito reactivó las erupciones de Deccan, lo que impidió a las especies recuperarse.

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La gran extinción del Cretácico no fue la más importante ni la más grave de las cinco grandes extinciones que asolaron la vida en la Tierra, pero es la más popular porque se llevó por delante a los dinosaurios.
Sin embargo, en este evento también se extinguieron otras muchas especies no relacionadas con estos reptiles y que llevaban sobre este planeta mucho más tiempo, como los ammonites. En total se extinguieron tres cuartos de las especies terrestres, lo que posibilitó la expansión de los mamíferos un tiempo después y finalmente la evolución de los primates hasta llegar a nosotros.
Si hay ahora humanos sobre este mundo es, en parte, gracias a esta extinción masiva.
En las últimas décadas se han desarrollado dos teorías que han tratado de explicar esta gran extinción de hace 66 millones de años. Algo que se ha convertido en una especie de guerra académica demasiado polarizada. Por un lado está la teoría de unas grandes erupciones volcánicas en India y, por otro lado y la más popular, el impacto de un meteorito o cometa sobre lo que hoy es Yucatán.
Así por ejemplo, en un estudio de 2103 [1] por parte del equipo de Paul R. Renne (Universidad de Berkeley) se concluyó que el tiempo en el que se dio el límite KT que delimita la extinción y el polvo formado por el impacto se dieron en menos de 32000 años uno del otro.
El problema siempre ha sido saber la cronología exacta de las erupciones, del impacto y la extinción, algo que no es fácil al haber pasado tanto tiempo y al tener los métodos de medida límites de precisión.
Incluso se llegó a proponer que se dio la casualidad de que ambas cosas se dieran a la vez y que esto fuera precisamente la causa de la extinción.
Ahora, un nuevo estudio ha conseguido combinar bien ambas teorías de tal modo que fueron las dos causas a la vez las responsable de la magnitud de esta extinción, pero en forma de causa-efecto y reduciendo el efecto de la casualidad. Por separado no hubieran podido conseguir tal efecto.

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Las erupciones masivas del Deccan habrían puesto ya en cierto peligro los ecosistemas terrestres antes de que el impacto del cráter Chicxulub se produjera. El clima en esa época estaría cambiando por culpa de esta actividad volcánica cuando cayó el meteorito. Pero el mismo impacto habría generado tal onda de choque en forma de terremoto que habría reactivado las erupciones hasta prolongarse durante bastante tiempo después, lo que impidió la recuperación y provocó la gran extinción masiva.
A esta conclusión llegan los investigadores del grupo de Paul R. Renne después de conseguir datar muy bien la secuencia de eventos.
El resultado de las erupciones del Deccan se pueden observar ahora en la actual India, en donde se acumuló un millón de kilómetros cúbicos de lava durante un periodo de 80.000 años en esa época. Estas erupciones conllevaron la expulsión de grandes cantidades de dióxido de azufre y dióxido de carbono, lo que produjo un calentamiento global y un cambio en la química de los océanos. Esto es, además, algo similar a lo que ocurrió en la mayor extinción de todas: la que aconteció al final del Pérmico.
En contra de la causa extraterrestre como disparador por sí solo de la extinción está el hecho de que se han encontrado otros cráteres similares al de Chicxulub, pero no parecen estar asociados a extinciones masivas.
Estos investigadores han analizado las rocas generadas por las erupciones de Deccan para saber en qué momento se produjeron en relación al tiempo del impacto.
Ya en otro estudio de 2014 [2] se afirmaba que el impacto se produjo 250.000 años después de que las erupciones comenzaran y 500.000 años antes de que se terminaran. Este solapamiento ya indicaba que ambos factores jugaron un importante papel en la magnitud de esta extinción. Cada una por separado no hubiera sido capaz de conseguir tal devastación.
En este nuevo estudio se da un paso más y se afirma que el impacto agravó las erupciones. La ventana temporal que han conseguid definir es que este agravamiento de produjo en unos 50.000 alrededor del momento del impacto.
Mediante la medición de las distintas cantidades de isótopos de argón presentes en las rocas de Deccan han podido establecer una cronología más precisa y han comprobado que los flujos de lava fueron mucho más importantes justo después del impacto que antes de producirse. A partir de ese momento miles de kilómetros desde lo que hoy es Bombai hasta la costa de Arabia se vieron afectados por estas erupciones. Estos flujos de lava tras el impacto fueron menos frecuentes que antes del mismo, pero mucho más importantes. Esto sugiere que la cámara de magma se agrandó tras el impacto.
No es extraño pensar que la onda de choque del impacto pudo alterar el patrón de erupciones, pues el choque habría producido un terremoto de magnitud 11 en el lugar de la colisión según cálculos previos, capaz de agitar la pluma de material del manto que alimentaba por debajo a las erupciones del Deccan con una magnitud 8 o 9.
La prolongación de las erupciones durante medio millón de años hizo muy difícil que la mayoría de las especies se recuperaran del golpe que significo el impacto. La fauna marina y terrestre no se recuperó hasta después de que se terminaran las erupciones.
Así que la supuesta e inconcebible coincidencia de que ambos fenómenos se dieran a la vez, idea que una vez se propuso, no sería del todo así, pues la magnitud de las erupciones fue propiciada por el impacto. Sin el impacto las erupciones no hubieran sido ni tan importantes ni tan prolongadas en el tiempo y habrían tenido una influencia mucho menor sobre los ecosistemas terrestres.
Este mismo grupo de investigadores planea afinar aún más la cronología de los sucesos que acontecieron en la época mediante el análisis de más rocas.

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Fuentes y referencias:
Artículo original [4]
Fotos: Mark Richards/UC Berkeley