Diversos informes y estudios avalan el que ciertas corporaciones y compañías han estado alimentando el negacionismo climático para confundir a la población y que así no se tomen medidas.
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El ser humano moderno se empeña en seguir con un crecimiento exponencial sobre recursos finitos de tal modo que cada uno invierte más tiempo-vida en conseguir dinero para comprar cosas que ni necesita ni le hace feliz.
Una de las consecuencias es el calentamiento global debido a nuestras emisiones de gases de efecto invernadero. Pero incluso aunque mañana mismo tuviéramos todas nuestras necesidades energéticas cubiertas por fuentes de energía renovables, la destrucción de la capacidad del planeta para sostener a los humanos se vería en pocas décadas reducida debido a la inmensa capacidad que tenemos ahora de destruir todos los ecosistemas terrestres que se ponen a nuestro alcance.
Sin embargo, en estos días se ha puesto mucho énfasis retórico en el cambio climático y cómo evitarlo. Pese a todo aún hay gente que niega este cambio y aún más que esté causado por el ser humano.
El negacionismo climático se ha convertido en una especie de fe asociada a cierta ideología “conservadora”. Pero, ¿cómo pudo suceder algo así?
Justin Farrell (Yale University) ha realizado un estudio para saber por qué hay tanta “polaridad” en este asunto del cambio climático, al menos entre los ciudadanos de EEUU. Concluye que unos pocos “actores” en EEUU son los que han conseguido embarrar el debate sobre este problema en la mente de los votantes.
Los artículos científicos al respecto no dejan lugar a dudas sobre la realidad y el origen del cambio climático, pero, sin embargo, parte de la población se niega a “creer” en ello. Esto hizo sospechar a este investigador que parte de la gente está posiblemente influenciada por otras fuentes.
Ha descubierto que, efectivamente, el negacionismo está fuertemente ligado a las campañas de desinformación orquestadas por las corporaciones y algunos ciudadanos muy ricos. Estas campañas han sido, además, muy efectivas.
El estudio se basa en el análisis de tanto textos escritos disponibles en abierto como en discursos orales de las pasadas dos décadas que totalizan más de 40.000 textos y otras fuentes de información procedentes de 164 organizaciones como compañías de petróleo, actores que tendrían mucho que perder si se implementan medidas para evitar el cambio climático.
Usó métodos computacionales para poder extraer información de la base de datos obtenida y encontró dos hallazgos importantes.
El primero de los hallazgos es que las organizaciones con financiación por parte de las corporaciones eran más proclives a lanzar mensajes negacionistas que las que tenían otras fuentes de financiación.
El segundo hallazgo es que esta financiación corporativa influenciaba en contenido de estos mensajes hacia la disensión y en contra de las pruebas científicas, tratando de amplificar las opiniones contrarias al cambio climático.
Según Farrell esto ha creado la suficiente confusión como para que los ciudadanos no sepan a quién escuchar o qué creer, pese a las apabullantes pruebas científicas que avalan el cambio climático y su génesis humana. Esta desinformación ha creado una influencia en la clase política que ha impedido tomar medidas legislativas contra el cambio climático.
En todo caso, el estudio ofrece pruebas de que las grandes corporaciones son las causantes de esta confusión sobre el calentamiento global.
Reporteros de Inside Climate News han ido un poco más al detalle en este asunto al señalar en concreto a la compañía Exxon como uno de los actores principales en esta batalla.
Al parece, la compañía ya sabía en 1977 de la existencia del cambio climático, pero, en lugar de tomar medidas para mitigarlo, se ha pasado todas estas décadas tratando de desinformar y negar este hecho.
La aproximación tomada por esta compañía se parece mucho a la de la industria del tabaco, que se pasó mucho tiempo negando que el tabaco fuera malo para la salud, pese toda la evidencia médica al respecto de sus nefastas consecuencias.
En los dos casos ambas industrias eran conscientes de las consecuencias negativas de sus productos, así que elaboraron estrategias de comunicación para confundir al público.
Naomi Oreskes (Harvard University) no se muestra sorprendida por el estudio, pues “nunca fue ni remotamente plausible que no entendieran la ciencia” implicada en el asunto.
No sólo eso, sino que la propia Exxon pagó a sus científicos para que realizaran investigaciones sobre el asunto en los setenta y ochenta en un ambicioso programa en el que gastaron más de un millón de dólares de la época. Tomaron muestras atmosféricas y realizaron modelos rigurosos sobre el tema, como la absorción de dióxido de carbono por los océanos. Fue una auténtica investigación científica que condujo a numerosos informes internos.
Uno de los resultados alcanzados fue que una mayor emisión de dióxido de carbono aumentaría la temperatura promedio global de 2 a 3 grados. Además esto dejaba una ventana temporal de 5 a 10 años antes de que la sociedad y los políticos tomaran medidas contra este efecto.
La compañía no está de acuerdo con este estudio. Dice que no llegaron a esas conclusiones y que los documentos que supuestamente se han filtrado son públicos desde hace mucho tiempo. Sin embargo, en 1988 esta compañía sostuvo públicamente que el calentamiento global era un asunto controvertido, pese a disponer de todos esos informes científicos internos que avalaban dicho cambio. Además, en 1998 fue líder en la creación del Global Climate Coalition, que se encargó hasta 2002 de negar los resultados científicos sobre el cambio climático para evitar que los EEUU adoptaran medidas como la firma del protocolo de Kyoto de 1998. Esta táctica de la compañía también trató de influir sobre China e India en este asunto.
Según el Climate Deception Dossiers, una coalición de compañías suministradoras de combustibles fósiles realizó un gran esfuerzo de desinformación pública para confundir a la sociedad sobre el cambio climático. Entre las frases usadas por esta organización negacionista está la siguiente: “la victoria será lograda cuando el ciudadano promedio esté inseguro acerca de la ciencia del clima.”
Según Greenpeace, Exxon ha llegado a gastar 30 millones de dólares en organizaciones negacionistas del cambio climático.
La mitad de los gases de efecto invernadero presentes se han emitido desde 1988, lo que da una idea del mal causado por la desinformación difundida por Exxon. Según algunos expertos, si las compañías petrolíferas hubieran sido parte de la solución en lugar de parte del problema se hubieran realizado muchos más avances en el control del cambio climático, pero el daño está hecho y es muy grande. El efecto ha sido muy similar a lo que hizo la industria del tabaco, sólo que en este caso las consecuencias no recaen sobre los fumadores, sino sobre toda la humanidad.
Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com/?p=4825 [1]
Fuentes y referencias:
Artículo original I. [2]
Artículo en Scientific Américan. [3]
Artículo de Inside climate news. [4]
Climate Deception Dossiers (pdf). [5]
Foto: IOP.