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Inmunoterapia para el cáncer

Una nueva técnica enseñar al sistema inmune de ratones a atacar las células cancerosas.

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El expresidente Carter ha anunciado recientemente que está recuperado del cáncer que padecía. Es un caso más de los varios casos tratados con terapia inmutaría que ha tenido éxito. Esta vía de tratamiento está en boga últimamente y además tiene pocos efectos secundarios, pero, de momento, no está generalizado.

La terapia tradicional consiste en la administración de fármacos de quimioterapia, método que mata las células de división rápida como las cancerosas, pero también la de muchos otros tejidos del cuerpo, de ahí los graves efectos secundarios.

Lo malo es que también afecta al sistema inmunitario, por lo que el éxito del tratamiento depende casi exclusivamente de que la quimioterapia pueda atajar a todas las células cancerosas antes de que se produzca la metástasis.

Para los humanos del futuro la quimioterapia les parecerá tan brutal y primitiva como a nosotros nos parecen ahora los tratamiento con preparados mercuriales o de arsénico que se usaban contra las infecciones en el pasado antes del advenimiento de los antibióticos.

Lo ideal sería que el propio sistema inmunitario del cuerpo atacara a las células tumorales hasta eliminarlas por completo, pero no suele ser lo que ocurre, salvo en algún posible caso de remisión espontánea. El Sistema inmunitario suele detectar y destruir las células anormales para así prevenir casos de cáncer, pero una vez se desarrolla el tumor el sistema inmune es silenciado, pues las células cancerosas suelen pasar desapercibidas para el sistema inmunitario y el tumor puede crecer sin problemas y propagarse.

Las nuevas técnicas de inmunitarias para el tratamiento del cáncer consisten en intentar que sea precisamente el propio sistema inmune el que se encargue de la tarea.

Un resultado reciente en este campo ha sido logrado en ratones y básicamente consiste en enseñar al sistema inmune a atacar las células cancerosas. El éxito se ha dado en el cáncer de pulmón, de ovarios, de colon o de pecho en ratones mediante la inyección de cubiertas inertes de virus que normalmente atacan a una planta. En concreto del virus que ataca a la leguminosa Vigna unguiculata.

La nueva terapia desarrollada por investigadores de Case Western Reserve University y Dartmouth University dispara la respuesta inmune y, además de eliminar lo tumores, proporciona protección sistemática frente a una posible metástasis.

La idea no es nueva, sino que tiene 100 años y se basa en lo que llama vacunación in situ. Consiste en poner dentro del tumor algo que altere profundamente el ambiente en el que se encuentra y que normalmente evita su reconocimiento por parte del sistema inmunitario. Pero que esta alteración reactive el sistema inmune no sólo contra las partículas externas, sino contra las células cancerosas que ahora sí sean reconocidas como un peligro y no como una parte más del cuerpo.

Las cubiertas del virus de la Vigna unguiculata son nanopartículas completamente inertes y no tienen ningún efecto secundario en el cuerpo. Además son fáciles de sintetizar y no necesitan de ningún otro fármaco o antígeno añadido ni en su interior ni en la cubierta.

Al ser estas partículas de origen vírico sí producen una fuerte reacción del sistema inmunitario una vez inyectadas. De algún modo esta reactivación hace que el propio sistema reconozca ahora también a las células cancerosas y que esta capacidad sea recordada, como una vacuna, en el futuro, de tal modo que si alguna célula escapa del tumor no logra metastatizar en otro lugar, pues el sistema inmune la combate como a cualquier agente extraño de fuera del cuerpo.

En las inmunoterapias se suele tratar de restablecer las defensas naturales usando las propias células cancerosas como antígeno para la vacunación y que así los anticuerpos del sistema inmune las ataquen.

En este caso las cubiertas inactivas de virus actúan como un coadyugante que dispara la respuesta inmunitaria y la intensifica. La respuesta se prolonga en el tiempo de un modo similar a la una vacuna.

En el caso del modelo animal con el que se ha probado esta técnica se consiguió suprimir los melanomas, por ejemplo, hasta que estuvieron libres del cáncer. Más tarde se inyectó células del mismo melanoma en los ratones ya sanos y 4 de cada 5 ratones volvieron a sanar y eliminar completamente los nuevos tumores, mientras que el resto presentaba tumores de crecimiento lento.

Un éxito similar se consiguió contra el cáncer de ovarios, mama y colon, siempre en modelo animal. No se encontraron efectos secundarios o tóxicos.

Ahora los científicos implicados están tratando de comprender cómo las cubiertas víricas consiguen disparar esta respuesta. De momento han descartado que sea citotóxico y que de algún modo las cubiertas víricas estimulan la proliferación de neutrófilos, un tipo de glóbulo blanco. Pero todavía desconocen mucho sobre el asunto.

También están solicitando ayudas económicas oficiales para poner a prueba la nueva terapia en animales más cercanos a los seres humanos. Si el método sigue siendo efectivo entonces se pasaría a ensayos con humanos.

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Fuentes y referencias:
Artículo original [2]
Foro: Nicole Steinmetz.