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Una nube de gas retorna a la Vía Láctea

Una gran nube de gas se precipitará sobre el disco de nuestra galaxia a más de un millón de kilómetros por hora en 30 millones de años.

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Los seres humanos padecemos lo que Jared Diamond calificó de “amnesia de paisaje”. Efecto por culpa del cual no somos capaces de reconocer los cambios ambientales y de desertificación que suceden lentamente y sin parar en nuestro entorno. Esto sucede porque se dan lentamente para nuestra percepción del día a día y nos vamos acostumbrando.

Pero hay otros eventos que, en nuestras demasiado cortas vidas, no podemos apreciar directamente porque pasan a escalas de tiempo inmensas, como la evolución y diversificación de especies o la evolución galáctica.

Pero la ciencia puede, gracias a instrumentos que permiten medir con mucha precisión, fenómenos que de otro modo nos pasarían inadvertidos.

Nuestra galaxia, como todas las demás, es un ente dinámico que cambia y evoluciona. Así por ejemplo, sabemos que el Sol tarda unos 235 ±15 millones de años en completar una vuelta (órbita) alrededor de la Vía Láctea.

Sin embargo, saber cosas sobre nuestra galaxia es más difícil que sobre la demás, principalmente porque estamos dentro de ella y no la podemos ver desde fuera. Así por ejemplo, hasta hace pocos años desconocíamos la forma de la Vía Láctea. Ahora podemos decir que es más bien una galaxia espiral barrada.

Gracias al telescopio espacial Hubble sabemos que una gran nube de gas se precipitará sobre el disco de nuestra galaxia a más de un millón de kilómetros por hora en 30 millones de años.

La nube está compuesta principalmente por hidrógeno y se llama la nube Smith desde que fue descubierta en los sesenta del pasado siglo por Gail Smith.

Según este nuevo resultado la nube fue expulsada de las regiones externas del disco de nuestra galaxia hace 70 millones de años. Pero la gravedad hará que vuelva a caer sobre nosotros en 30 millones de años.

Este evento iniciará un espectacular estallido de formación estelar. Se calcula que podrían formarse 2 millones de nuevas estrellas como el Sol (en realidad una cantidad de estrellas con una masa equivalente a 2 millones de soles).

Según Andrew Fox (Space Telescope Science Institute) este descubrimiento nos dice que la Vía Láctea es un lugar activo en donde el gas expulsado por una parte del disco vuelve a caer en otra parte.

“Nuestra galaxia recicla su gas a través de las [este tipo de] nubes, la nube Smith es uno de estos ejemplos y formará estrellas en un lugar diferente al de antes. Las medidas del Hubble de la nube Smith nos están ayudando a visualizar cómo de activo son los discos de las galaxias”, añade.

La nube mide 11.000 por 2500 años luz y puede verse en la parte visible del espectro. A la distancia a la que se encuentra ahora mantiene un tamaño angular aparente de 15 grados, unas 30 veces el de la Luna.

En otros tiempos se pensó que esta nube podría ser una galaxia fallida sin estrellas o gas cayendo sobre la Vía Láctea desde el espacio vacío intergaláctico. Pero si estas posibilidades fueran ciertas sólo contendría gas primordial (hidrógeno y helio), pero se ha podido comprobar que contiene elementos más pesados que sólo pueden ser fruto de la actividad estelar.

Así que no pude ser gas primordial del vacío intergaláctico o una galaxia fallida, pues en ambos casos no se habría enriquecido por elementos procedentes de las estrellas.

Las observaciones del Hubble han permitido observar la composición química de esta nube por primera vez y determinar su origen gracias su “huella dactilar química”. La técnica espectrográfica usada para medir esto es muy interesante. Consiste en observar en el ultravioleta otras galaxias más lejanas que están detrás de esta nube para ver qué frecuencias son absorbidas por el gas que hay entre medias.

Entre otras cosas se encontró la presencia de átomos de azufre, que es un buen elemento de calibración que permite medir la abundancia de elementos pesados en la nube. Los investigadores descubrieron que esta nube es tan rica en azufre como la parte exterior del disco de la Vía Láctea de una región situada a 40.000 años luz del centro galáctico, unos 15.000 años luz más lejos del centro de lo que está el Sistema Solar.

Una de las cosas que se ignora es cómo ha podido estar este gas sin alterar desde entonces hasta ahora. Pero no es la única. ¿Cómo llegó la nube hasta el lugar en el que se encuentra ahora? Tuvo que ocurrir un evento violento que expulsó este gas fuera del disco galáctico.

Se ha llegado incluso a especular con que un cúmulo o nube de materia oscura pudo haber cruzado el disco galáctico, lo que habría catapultado todo este gas hacia el exterior.

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Fuentes y referencias:
Artículo original [2]
Foto: B. Saxton, F. Lockman (NRAO/AUI/NSF) y A. Mellinger