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Cáncer contagioso entre bivalvos

Descubren varias líneas clonales de cáncer contagioso entre bivalvos, incluido un caso de contagio entre distintas especies.

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A estas alturas ya todos sabemos lo que es el cáncer. Una mutación en una célula del cuerpo hace que esta prolifere sin cesar creando un tumor. Si algunas células del tumor escapan entonces se produce la metástasis y el cáncer se extiende por el cuerpo. El resultado final, si no hay tratamiento, suele ser la muerte del individuo y del propio cáncer.

El problema es que el sistema inmunitario a veces no consigue ver las células cancerígenas. Además de que estas pueden buscar subterfugios para evitar ser detectadas, hay que considerar que las células provienen del propio cuerpo y, por tanto, son difíciles de distinguir de las sanas para el sistema inmunitario.

Así que, en principio, no parece concebible que el cáncer sea algo que pueda ser contagioso. Si un célula cancerígena ajena lograse entrar en el cuerpo de otro ser, entonces simplemente el sistema inmunitario la detectaría y acabaría con ella. Pero hay contraejemplos.

El caso de la epidemia de tumor entre los demonios de Tasmania nos dice que el cáncer sí puede ser contagioso. Pero la transmisión directa de células cancerosas es un fenómeno muy raro y sólo han observado en dos especies de mamíferos (en el demonio de Tasmania y en algunos perros). Ahora se han estudiado varias cepas de cáncer que afectan distintas especies de moluscos en distintas partes del mundo.

El nuevo estudio, que ha sido realizado por investigadores de EEUU, Canadá y España, sugiere que el medio acuoso marino que nutre y protege las especies que lo habitan también permite la difusión de algunos tipos de cánceres contagiosos incluso entre especies distintas.

Los investigadores examinaron varias especies que moluscos que portaban una forma conocida de neoplasia, un cáncer similar a la leucemia, que afecta a distintas poblaciones de bivalvos a lo largo de todo el mundo.

Descubrieron que, en varias especies, las células cancerosas se estaban difundiendo de animal a animal como una línea clonal de células cancerosas contagiosas. Según sus conclusiones la transmisión directa de cáncer entre animales marinos para ser mucho más común de lo que se creía.

En investigaciones anteriores los miembros del equipo de Stephen Goff (Columbia University Medical Center) estudiaron ciertos virus que podrían estar causando este tipo de cáncer en una especie de almeja (Mya arenaria). Pero resultó que esta no era la causa. En realidad parecía que eran las propias células cancerosas las que se estaban propagando por el océano e iban de animal a animal.

Así que los científicos se pusieron a investigar si otras especies de moluscos pudieran sufrir esta transmisión directa de cáncer mediante líneas celulares contagiosas.

Entonces secuenciaron el ADN de células cancerígenas de animales afectados por algunos tipos de cáncer en mejillones (Mytilus trossulus), berberechos (Cerastoderma edule) y almejas (Polititapes aureus) recolectados en las costas de Canadá y España. Compararon, además, esas secuencias con las de las células somáticas sanas de los individuos afectados.

Las células cancerosas eran muy similares entre sí y distintas a cada una de las células somáticos de los individuos, lo que indicaba que los casos de cáncer no habían aparecido en cada uno de esos individuos a partir de sus propias células.

Por tanto, en cada una de las especies analizadas, los investigadores descubrieron que el cáncer estaba causado por líneas clonales independientes de células cancerígenas que eran genéticamente distintas a las células somáticas de los individuos afectados y que se propagarían por el agua.

En algunos de los casos este contagio se producía entre miembros de una misma especie, como fue el caso de los mejillones. En el caso de los berberechos descubrieron, además, que eran afectados por varias líneas clonales cancerígenas distintas.

Pero, por último, descubrieron que el cáncer que las afectaba a las almejas que viven en las costas gallegas (Polititapes aureus) derivaba de una línea celular que ni siquiera pertenecía a la misma especie. Las células originales que produjeron esa línea cancerosa pertenecía a un especie emparentada (Venerupis corrugata), pero distinta. Se trataba de un caso de transmisión cruzada entre especies distintas. En este caso la mutación inicial aparecería en Venerupis corrugata y cruzó a Polititapes aureus en algún momento. Es la primera vez que se descubre algo así.

Para que un cáncer exterior se propage dentro de un nuevo organismo se necesita que estas células eludan el sistema inmunitario, cosa que es aún más difícil cuando se trata de especies distintas. Sin embargo, las almejas tienen sistemas inmunitarios menos sofisticados que, por ejemplo, el de los mamíferos, y es más fácil que este tipo células pase de una especie a otra.

Otro de los misterios es cómo las células cancerosas saltan de individuo a individuo. Los moluscos son filtradores muy eficientes que capturan todo tipo de organismos flotantes en el agua. Entre ellos estarían este tipo de células cancerosas que se las apañarían para pasar a la sangre del individuo y que se liberarían en gran número con la muerte de este o a través de sus heces.

El resultado sugiere que, al menos para bivalvos, el cáncer puede actuar como un nuevo tipo agente infeccioso de manera similar a los patógenos tradicionales, evolucionando de manera continua para así sobrevivir y reproducirse. Hasta ahora este tipo de cáncer contagioso se ha encontrado en 6 organismos, lo que resulta muy sorpréndete. Sin embargo, de momento, no parece que esto se dé en humanos.

“Ahora que hemos observado la difusión del cáncer entre varias especies marinas, nuestra objetivo de investigación futuro será estudiar las mutaciones que son responsables para transmisión de estas células cancerosas”, dice Goff.

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Fuentes y referencias:
Artículo original [2]
Un cáncer de 11.000 años de edad. [3]
Fotos: Annette F. Muttray, David Iglesias.