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Declive catastrófico de las áreas naturales de la Tierra

En los últimos 20 años el ser humano ha eliminado un 10% de las áreas naturales del mundo.

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Un estudio muestra el declive catastrófico de las áreas naturales del mundo en los últimos 20 años. La pérdida alarmante ha afectado a un 10% de los espacios naturales desde los años noventa.

En términos de área se trata de una superficie igual a dos veces la de Alaska o a la mitad de la Amazonía. Precisamente, la cuenca amazónica y el África Central han sido las regiones más afectadas.

Obviamente, esta pérdida se ha dado por culpa de la acción humana directa sobre estas regiones.

Sólo el 23 por ciento de la superficie emergida terrestre contiene ahora ecosistemas naturales casi sin alterar y de algunos tipos de ecosistemas casi no quedan rastros.

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Según sus autores, este estudio señala la necesidad inmediata de implementar políticas internacionales que reconozcan el valor de los espacios naturales inalterados y aborde las amenazas sin precedentes a las que se enfrentan.

James Watson (University of Queensland) sostiene que la importancia global de los espacios naturales es permanentemente ignorada en las políticas medioambientales.

Sin embargo, es en estos espacios naturales es donde queda realmente biodiversidad. Además, estos espacios controlan el clima local y globalmente y son la residencia de las comunidades humanas más marginadas desde el punto de vista económico y político.

Según este investigador, debido a la ausencia total de políticas que las protejan, esas áreas están siendo las víctimas de un desarrollo que se extiende sin control. “Tenemos probablemente una o dos décadas para evitarlo. Los mecanismos políticos internacionales deben reconocer las acciones necesarias para mantener la áreas naturales antes de que sea demasiado tarde”, añade.

Según Watson, las políticas que se han llevado a cabo han prestado mucha atención a la pérdida de especies, pero se sabe comparativamente poco acerca de las pérdidas a gran escala de ecosistemas enteros, especialmente en áreas salvajes que tienden a ser poco estudiadas.

Para tratar de cubrir esa laguna, los autores del estudio han analizado las áreas naturales más intactas desde el punto de vista biológico y ecológico que no han sufrido alteraciones por parte del ser humano y levantado un mapa con los datos recogidos. Entonces compararon este mapa con uno que usó los mismos métodos y que fue publicado en los noventa.

Esta comparación mostró que todavía queda un total de 30,1 millones de kilómetros cuadrados de superficie natural sin alterar (poco más de un 20% del área mundial). Estas regiones están en Norteamérica, Australia y norte de Asia.

Pero esta comparativa también arrojó la cifra de 3,3 millones de kilómetros cuadrados (un 10% de los espacios naturales) de superficie en espacios naturales perdidos durante estos años. Estas pérdidas se han dado principalmente en Sudamérica (que experimentó un 30% del total perdido) y África (un 14% del total perdido).

Oscar Venter (University of Northern British Colombia) dice que la pérdida es impactante y que tenemos que reconocer que dichas áreas se están perdiendo dramáticamente a lo largo de todo el mundo. “Sería de tontos pensar que son protegidas de facto debido a su ubicación remota”, añade.

“Sin un intervención global proactiva podemos perder las últimas joyas de la corona de la Naturaleza. No puedes restaurar la naturaleza salvaje una vez que esta desaparece y que los procesos ecológicos que mantenían estos ecosistemas también hayan desaparecido. Nunca volverá al estado en el que se encontraba. La única opción es una protección proactiva de lo que todavía queda”, sostiene Venter.

Watson mantiene que las Naciones Unidas y otros han ignorado el significado global de las áreas naturales salvajes en los acuerdos medioambientales multilaterales y que esto tiene que cambiar.

Añade que si no actuamos pronto, sólo quedarán pequeños remanentes de naturaleza inalterada a lo largo de todo el planeta y que esto es un desastre para la conservación de las especies y ecosistemas, para el cambio climático y para algunas de las comunidades humanas más vulnerables del mundo. “Tenemos la obligación de actuar por nuestros hijos y por sus hijos”, señala.

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Fuentes y referencias:
Artículo original [2]
Vídeo sobre el tema. [3]
Foto: NeoFronteras.
Gráfico: University of Queensland.