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Cóctel de células madre y fármacos repara lesiones medulares

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Células madre de ratón.

Células madre junto con otras sustancias pueden reparar la espina dorsal de ratas con la medula dañada según uno de los últimos estudios sobre el tema.
El equipo liderado por Michael Fehlings de Toronto Western Research Institute en Canada ha usado células madre procedentes del cerebro de ratones. Inyectaron un cóctel compuesto por hormonas de crecimiento, antiinflamatorios y las mencionadas células troncales en la columna vertebral dañadas de ratas obteniendo cierto éxito.
Al grupo de ratas de control a las que no se les administro el cóctel no recuperaron la función motora de sus miembros, pero las otras recuperaron parte de la función motora en sus miembros al cabo de dos semanas del tratamiento, aunque no recuperaron completamente dicha función.
Las ratas que sólo recibieron los fármacos sin las células madre no experimentaron casi mejora en su condición.
Ya se han realizado con anterioridad otros experimentos de este tipo por otros grupos de investigación en lo que se presume va a ser una larga batalla contra las paraplejias. Batalla que se tiene que librar no sólo en el aspecto científico o técnico, sino también en el moral o ético.
En este caso la combinación de componentes parece bastante prometedora, pues los compuestos nuevos parecen jugar un papel clave para ayudar a las células madre a hacer su trabajo de regeneración de tejidos.
Quizás esta aproximación al problema sea difícil de administrar a humanos, pero si al final triunfa y se desarrolla, la terapia no será sencilla ni barata en todo caso.
En muchos países hay cientos o incluso miles de pacientes con problemas de paraplejia derivados de accidentes (generalmente de tráfico) en los que la columna vertebral quedó dañada y que de momento no tienen ningún tratamiento eficaz contra su dolencia.
Este grupo de investigación descubrió que la mezcla de fármacos ayuda a las células madre a sobrevivir en el nuevo ambiente. Pudieron marcar a las nuevas células con una sustancia fluorescente para ver el éxito del transplante y la posterior especialización y supervivencia de las células transplantadas.
Según los cálculos un tercio de las células trasplantadas sobrevivieron al proceso de transplante y un 89% de ellas se diversificaron en oligodentrocitos, una clase de célula que proporciona apoyo a los nervios. Esta alta conversión es crucial para el éxito de este tipo de transplantes porque los oligodentrocitos pueden producir mielina, que es el aislante natural que emplean los nervios para poder transmitir las señales del cerebro o hacia el cerebro. La producción de mielina es interrumpida en los casos en los que el cordón espinal está dañado.
Aunque la supervivencia de las células transplantadas era de un 30% si se realizaba en las primeras tres semanas después de haberse producido el daño, el porcentaje caía al 5% si el tratamiento se producía entre la sexta y octava semana después de la lesión.
Este dato ejemplifica lo importante que sería proveer del tratamiento tan pronto como se produce la lesión medular, pues sólo unos días pueden marcar la diferencia.
Las lesiones en las ratas se realizaron con un sistema de presión que imita la clase de lesiones que los humanos suelen tener en accidentes de tráfico. Además las células madre procedían de otro animal en lugar de proceder de embriones con lo que el proceso es más «ético» que otros.
Según Fehlings las terapias de reparación de lesiones medulares con células madre están todavía a muchos años vista del presente. Aunque afirma que el conocimiento sobre este tipo de problemática evoluciona rápidamente, pues el 90% de lo que sabemos sobre lesiones medulares se ha adquirido en los últimos 10 o 15 años.

Referencia: Journal of Neuroscience (DOI:10.1523/jneurosci.4184-05.2006)