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Influencia de la testosterona en tratos económicos

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Los hombres con alta exposición a la testosterona son más susceptibles de que la visión de una mujer atractiva afecte a su juicio.
Investigadores de la Universidad de Leuven en Bélgica pidieron a un grupo de hombres ser sometidos a un experimento consistente en un juego en el que se repartía cierta cantidad de dinero. Los hombres con mayor exposición a la testosterona solían conseguir altas ganancias en el mismo a no ser que previamente se les mostraran bellas modelos en bikini, en cuyo caso eran más proclives a aceptar unas ganancias menos sustanciosas. La visión de la belleza femenina afectaba menos a aquellos hombres con bajos niveles de exposición a la hormona.
El nivel de exposición a la testosterona que Bram Van den Bergh y Siegfried Dewitte midieron sobre los participantes fue el que sufrieron éstos cuando estuvieron en el vientre materno. Este nivel puede ser medido mediante la comparación de longitudes entre los dedos anular e índice. Un relativamente largo dedo anular indica altos niveles de exposición a la testosterona.
Para estos hombres manipular un sujetador era suficiente para nublares el juicio, sin embargo la manipulación de una camiseta, o la visión de paisajes o de mujeres ancianas no les afectaba.
Este descubrimiento podría explicar el éxito de los anuncios que dependen de la presencia de mujeres atractivas para vender el producto.
Este estudio no es el primer de este tipo. Pero ninguno explica por qué bellas modelos «venden» en los anuncios cualquier cosa, desde ordenadores a cuchillos que no necesitan ser afilados.
El caso es que la visión de una mujer hermosa hace a los hombres más proclives a aceptar una suma menor de dinero en lugar de una mayor más tarde.
Se podría pensar que quizás un hombre en presencia de una bella mujer simplemente no se esfuerza tanto para conseguir un buen trato económico, pero no necesariamente.
En el juego propuesto uno de los jugadores tenía que proponer un trato de reparto económico. Se le daban 10 euros y tenía que ofrecer a un segundo una parte de ese dinero. Éste podía aceptar el trato y quedarse con un 50%, 40% o menos propuesto por el primero, o negarse al trato y entonces ninguno de los dos conseguía nada. Además este participante declaraba previamente en secreto la cantidad mínima que estaba dispuesto a aceptar.
Si se parte de la base de que algo es mejor que nada uno esperaría que el segundo jugador aceptara una suma baja, dejando la mayor tajada al primero. Sin embargo, debido a los condicionantes culturales, no podía aceptar una suma muy baja que afectara a su orgullo o sentido de la justicia. Este condicionante dejaba a ambos jugadores sin dinero frecuentemente.
Los hombres con alta exposición a la testosterona peleaban más duramente por una tajada mayor. Pero éstos además tendían a rebajar sus expectativas de ganancias después del visionado de mujeres atractivas. Quizás se relajaban y perdían un poco de interés por el dinero. O quizás según los investigadores la «presencia» de una posible pareja a la que impresionar les influía para ostentar una «riqueza» aunque fuera una suma más modesta que la ganancia que podría haber obtenido más tarde.
La visión de una pareja potencial podría hacer de hecho actuar a estos hombres de una manera más sensata. Según Van den Bergh, como unas pocas monedas es mejor que ninguna en absoluto, la exposición a la lencería o a mujeres bonitas haría a los hombres ser económicamente más racionales.

Referencia: Van den Bergh B.& Dewitte S. Proc. R. Soc. Lond. B, doi:10.1098/rspb.2006.3550 (2006).