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Sobre los macacos ladrones de Bali

El comportamiento de los monos del tempo Uluwatu, que roban a los turistas para intercambiar objetos por comida, sería una conducta cultural.

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Cualquiera que haya viajado a algún sitio tropical en el que haya monos urbanos y no tan urbanos, le han dicho o se ha dado cuenta de que a estos les gusta robar las posesiones de uno, sobre todo si se trata de comida.

El colmo en este aspecto parece que lo han alcanzado los macacos de cola larga del templo Uluwatu de Bali (Indonesia), que han aprendido a pedir un rescate por las posesiones que roban a los turistas que visitan el templo.

Desde hace años estos monos se dedican a robar gafas, gorros, cámaras o incluso dinero. Luego esperan hasta que el personal del templo u otras personas les den comida para soltar los objetos robados. Este comportamiento sólo se da en ese templo y no se conocen otros casos de grupos de monos de la misma especie que realicen este tipo de actos, así que se supone que la conducta es aprendida y no innata.

Ahora Fany Brotcorne (Universidad de Lieja) y sus colaboradores han estudiado recientemente el fenómeno. Han tratado de explicar por qué se da y cómo este comportamiento se ha extendido entre la población de monos.

Brotcorne estuvo cuatro meses observando diferentes grupos de macacos que viven cerca del templo en cuestión. La idea era determinar cómo apareció y se propagó este comportamiento y si se da bajo un marco cultural. Durante ese tiempo cayó víctima muchas veces de intentos de robo de su sombrero, bolígrafo y block de notas para toma de datos.

Dos de los grupos estudiados pasaban la mayor parte del tiempo alrededor de los turistas y cometían un mayor número de robos y trueques. Esto apoyaría la idea de que los monos aprenden el comportamiento al ver cómo lo hacen los demás.

Además, observó que los machos jóvenes eran más propensos a cometer este tipo de actos y que los grupos que tenían más de estos individuos tenían una mayor índice delictivo que otros.

Después pudo conseguir más pruebas de comportamiento cultural cuando un quinto grupo de macacos se trasladó al área del templo. Al poco de vivir en el nuevo emplazamiento, los integrantes del grupo comenzaron a aprender cómo robar a los turistas y a intercambiar por comida lo robado.

Brotcorne sostiene que, basándose en estos resultados preliminares, el comportamiento sería un producto cultural que se transmitiría de generación en generación y que sería aprendido de los congéneres por imitación. Básicamente sería una nueva tradición cultural que es enseñada de unos a otros.

El estudio podría ayudar a entender las habilidades cognitiva de los monos y ayudar a entender mejor la evolución humana. De entrada, este tipo de acto es un ejemplo de la flexibilidad del comportamiento de los primates en respuesta a cambios en el ambiente. La novedad es que, en este caso, hay involucrada la relación con otro tipo de primate: los humanos.

Según Brotcorne este tipo de trabajo puede ayudar a estudiar la psicología de los primates, en concreto cómo es transmitida la información entre los miembros del grupo y hasta que punto estos primates pueden comprender sus propias acciones y cómo planifican el futuro.

Según ella, este tipo de habilidades, que hasta ahora se creían exclusivamente humanas, podrían ayudarnos a entender cómo estos comportamientos surgieron en los albores del linaje humano.

Una vez más, podemos ver que muchas de las habilidades humanas ya están, en cierto grado, en algunos animales y que estas no aparecerían súbitamente de la nada, sino que serían el resultado de un proceso evolutivo que fue reforzando y amplificando cualidades cognitivas que ya estaban en los primates que fueron nuestros antepasados remotos.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Foto: BBC.