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Los cuervos planean el futuro

Los cuervos son capaces de planear el futuro incluso para plazos de 17 horas.

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Hubo un tiempo en el que un ser humano, aunque estuviera informado, se creía muy superior a los animales. Creía que sus facultades mentales eran únicas y que no estaban presentes en otros seres.

Pero la evolución no puede sacar de golpe todas nuestras facultades mentales de la nada, sino que tienen que haber evolucionado en el tiempo. Las investigaciones de las últimas décadas han puesto de manifiesto que muchas de esas facultades que creíamos exclusivamente humanas están a cierto nivel en el resto de los animales. No sólo es la inteligencia, sino también conceptos morales, como el sentido de justicia.

Planear el futuro consiste en la habilidad de pensar sobre eventos futuros que tengan lugar en un localización diferente. Requiere, entre otras cosas, el uso de memoria a largo plazo. Los niños muestran esta capacidad a partir de los 4 años de edad.

Hace una década ya se demostró que los simios pueden planear el futuro. Ahora un estudio muestra que los cuervos tienen también esta facultad mental. Este resultado proporciona una pieza importante para entender el rompecabezas de la evolución de la inteligencia y sugiere que la habilidad de planear el futuro puede haber aparecido por evolución más de una vez.

Hace 10 años Mathias Osvath (Universidad de Lund en Suecia) puso a prueba a distintas especies de simios y momos para comprobar si tenían esta capacidad de planear el futuro. Los grandes simios, como los chimpancés, pasaron las pruebas, pero no los monos.

Estudios a los largo de los últimos 20 años han mostrado las habilidades mentales de los córvidos. Entre otras cosas, estas aves son capaces de usar herramientas de modos muy sofisticados. Algunas de ellas muestran comportamientos que tienen cierto paralelismo con los comportamientos humanos que hacían pensar que tenían capacidad de planear. Sin embargo, los críticos sostenían que el conseguir comida mediante palitos y similares era un comportamiento especializado que no representaba una capacidad general de planificar el futuro. Lo ideal sería demostrar tal cosa en una situación novedosa para el ave.

Para demostrar esta posibilidad el mismo Osvath y sus colaboradores han realizado una serie de pruebas muy similares a las que realizaron con los simios. Pero se aseguraron de incorporar comportamientos que los cuervos normalmente no exhiben. Así por ejemplo, los cuervos no usan herramientas ni realizan truques con sus semejantes, cosa que algunas aves sí hacen. Así que tuvieron primero que entrenar a unos cuervos a usar una herramienta de piedra para abrir una caja con comida para perro dentro.

Además, lograron aprender a hacer el trueque de dar esa piedra a cambio de un tapón de plástico que les proporcionaba una recompensa aún mejor.

A lo largo de varios experimentos los investigadores cambiaron las reglas del juego, como cambiar cuando estaban presentes las recompensas o qué hacer para obtenerlas. Así por ejemplo, para abrir la caja tenían que dejar una piedra en cierta localización, pero que cambiaba su ubicación. De este modo, se trataba de evitar la habituación. Entre los objetos que se les daba a elegir, además de la piedra-herraminta, estaban otros juguetes demasiado ligeros o demasiado voluminosos como para activar la caja.

Los cuervos escogieron las herramientas adecuadas de modo consistente y no sólo cuando estaba la caja con la recompensa, sino cuando esta no estaba durante mucho tiempo.

En las pruebas pudieron comprobar que los cuervos escogían el tapón adecuado en 143 ocasiones de 144 veces y conseguían intercambiarlos por la recompensa en un 77% de las ocasiones.

En un experimento a estas aves se les ofreció una recompensa instantánea (un trozo de croqueta para perro) además de la herramienta y otros objetos. En la casi totalidad de las ocasiones los cuervos escogían la herramienta, incluso cuando tenían que esperar 15 minutos para usarla y así conseguir una croqueta entera de la caja. Cuando los cuervos tenían que esperar unos segundos entonces el 100% de las ocasiones escogían la herramienta que daba acceso a la caja. Cuando aumentaron el tiempo entre la selección de la herramienta y su uso a 17 horas, los cuervos tuvieron éxito en un 90% de las ocasiones.

Según Osvath, en términos de autocontrol, estas aves son tan buenas como los grandes simios y son mejores cuanto menos tiempo tienen que esperar.

Los investigadores pudieron mostrar que las aves estaban pensando acerca de las consecuencias de una gratificación futura, algo que sólo se había demostrado antes en humanos.

Según estos experimentos, los cuervos pueden planear el futuro en situaciones con las que nunca se encuentran en la naturaleza. Las pruebas realizadas muestran que los cuervos son capaces de reconocer una herramienta, anticipar su utilidad, autocontrolarse al evitar tentaciones durante un tiempo y, finalmente, usar la herramienta para conseguir lo que querían.

Según Osvath, estas capacidades combinadas indicarían que su mente es similar en estos aspectos a la de un simio, aunque eso no significa necesariamente que las aves y los simios realicen estos comportamientos a través del mismo proceso cognitivo.

Aunque, de nuevo, hay dudas sobre la interpretación de este resultado. Podría ser posible que, por ejemplo, estos resultados surgieran porque los cuervos simplemente asocian la herramienta o el tapón con la recompensa y por eso siempre lo eligen. En ese caso no habría tal capacidad de planear el futuro.

Según Jonathan Redshaw (University of Queensland, Australia), una posibilidad de poner a prueba este aspecto es ver si los cuervos escogen la misma herramienta después de ver cómo la caja es totalmente destruida. Si entonces dejan de usar la piedra eso significaría que realmente estén planeando el futuro, pues no hay futuro con recompensa posible.

Si al final los cuervos demuestran capacidad de planear el futuro entonces esta debe de haber aparecido por evolución en, al menos, dos ocasiones, ya que las aves y mamíferos divergieron hace 320 millones de años. Además, el resultado, de ser cierto, implicaría que la capacidad de planear el futuro aparecería de forma predecible a partir de similares presiones de selección y no sería algo que fuera un aspecto evolutivo casual y único aparecido en el linaje de los simios.

Futuros estudios cognitivos en aves y mamíferos podrían ayudar a los investigadores a comprender mejor lo que se necesita para anticiparse al futuro en términos de anatomía y función cerebral.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Foto: Mathias Osvath/Universidad de Lund.