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El plástico es nefasto para el coral

Microorganismos patógenos para los corales proliferan en los trozos de residuos plásticos que hacen las veces de “autocaravanas” que facilitan las infecciones de varias enfermedades a lo largo de los arrecifes coralinos.

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Desde hace unos años se extiende la preocupación por los efectos de los residuos plásticos en el mar.

Se estima que cada año entran en los océanos del mundo de 5 a 12 millones de toneladas de residuos plásticos. Fenómeno que sigue, básicamente, un crecimiento exponencial. Muchos de estos plásticos terminan concentrándose en regiones oceánicas arrastrados por las corrientes. Lo malo es que los plásticos no son biodegradables, simplemente se fragmentan cada vez más.

En sí no son tóxicos en general, pero a veces tienen aditivos que afectan a la vida humana y marina, como el bisfenol-A, que es considerado un alterador hormonal. Los efectos de los plásticos sobre la vida marina todavía se están evaluando y, obviamente, siempre son negativos. Muchos animales se quedan atrapados en los agujeros de los plásticos que sujetan las latas de cerveza o de refresco. Otros son ingeridos por algunos animales y terminan atascando su aparato digestivo, tal y como revelan las autopsias.

Particularmente dramático es el caso de las tortugas marinas. A la desaparición de las playas de puesta, se suma el problema del aumento de la temperatura, lo que provoca que la mayoría de las tortugas nazcan hembras. Además, estos animales confunden a las bolsas de plástico con las medusas de las que se alimentan y terminan con problemas en su aparato digestivo que puede desencadenar su muerte prematura. Al final las medusas proliferan por la falta de depredadores. El lector bañista debe acordarse de esto cuando le pique uno de estos gelatinosos animales. Es cualquier cosa menos agradable.

Ahora, un estudio liderado por Joleah Lamb (Cornell University) mantiene que los desechos plásticos de los océanos afectan al coral. Al parecer, microorganismos patógenos para estos animales proliferan en los trozos de plásticos que hacen las veces de “autocaravanas” para ellos.

“Los plásticos son barcos ideales para ser colonizados por organismos microscópicos que pueden desencadenar enfermedades infecciosas”, dice Lamp. Añade que en especial el prolipropileno, como el usando en los tapones de las botellas de plástico o en los cepillos de dientes, es habitado fuertemente por bacterias, lo que desencadena un grupo devastador de enfermedades conocidos como el síndrome blanco.

Lo malo de este tipo de enfermedades del coral que, una vez se pierde el tejido, este no vuelve más. “Es como tener gangrena en tu pie y ya no hay nada que puedas hacer para que te afecte al resto de tu cuerpo”, dice Lamb.

Además de las infecciones directas causadas por patógenos a bordo de estos objetos cuando desembarcan en el coral, los residuos plásticos pueden bloquear la luz del sol y dar lugar a condiciones anóxicas que favorezcan enfermedades causadas por bacterias.

Cuando estos plásticos colonizados alcanzan el coral la probabilidad de que este enferme pasa de un 4% a un 89%, es decir, es unas veinte veces más probable. Se calcula que sólo en los corales del Pacífico Asiático hay 11.100 millones de trozos de plásticos y que se incrementará en un 40% en los próximos 7 años.

Lamb y sus colaboradores analizaron 159 arrecifes de coral en Indonesia, Australia, Myanmar y Tailandia para así buscar posibles pérdidas de tejido y diversas lesiones. Además contaron los residuos plásticos que había para así saber su concentración en las diversas localizaciones.

Descubrieron que la concentración de plásticos variaba desde 0,4 objetos plásticos por cada 100 metros cuadrados en Australia a 25,6 objetos por cada 100 metros cuadrados en Indonesia. Este país, que es uno de los que más maltratan sus ecosistemas naturales, desde la selva de Borneo a los arrecifes coralinos, pero es también el que más residuos plásticos arroja al mar.

Se calcula que para 2025 los plásticos que entren en el ambiente marino harán que lleguen a los arrecifes de coral unos 15.700.000.000 fragmentos plásticos. Según este estudio, esto provocará una gran mortalidad debido al síndrome blanco, a la enfermedad del esqueleto erosionado y a la enfermedad del bandeado negro.

“Nuestro estudio muestra que la contaminación plástica está matando el coral. Nuestra meta es enfocarnos menos en medir como mueren las cosas y centrarnos en encontrar soluciones. Mientras que no paremos este gigantesco impacto del calentamiento global sobre la salud del coral a corto plazo, este nuevo trabajo debería dirigir las políticas hacia una reducción de la contaminación plástica”, dice Drew Harvell, coautor del estudio.

Los arrecifes de coral son hábitats productivos en aguas que son pobres en nutrientes. Según Harvell, gracias a la simbiosis que tienen los corales con las algas que alojan en sus cuerpos y a la luz solar, este milagro de construcción crea los cimientos para la biodiversidad más grande de nuestros océanos. Los corales están creando hábitat para otras especies y los arrecifes son críticos para las reservas pesqueras.

“Este estudio demuestra que la reducción de la cantidad de residuos plásticos que va a parar al océano tendrá beneficios directos sobre los arrecifes coralinos al reducirse la mortalidad por enfermedades infecciosas”, dice Lamb.

Estos investigadores, en su ingenuidad, piden sólo la reducción de este tipo de residuos. Ojalá sean escuchados. Quizás va ya siendo hora de prohibir los envases de plásticos y muchos otros productos fabricados con este tipo de material, sobre todo aquellos diseñados para “usar y tirar”.

Por poner un ejemplo, si al final, las bolsas de patatas fritas del supermercado desaparecen y en su lugar compramos, recién hecho, este mismo producto dentro la típica bolsa de papel en la tienda del barrio, todos habremos salido ganando: el comercio local, las emisiones ligadas al transporte, puestos de trabajo directos e incluso un arrecife coralino lejano del Pacifico.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Foto: NOAA.