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Las plantas pueden ser anestesiadas

Diversos anestésicos comunes funcionan también en, al menos, varias plantas, que parecen entrar en un estado dormido de inactividad.

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A algunas personas les gusta el mundo verde, lento y callado de las plantas. Pero a los amantes de los animales les parecerá quizás absurdo que haya gente a las que le gusten esos inanimados seres llamados plantas.

El que las plantas no tengan sistema nervioso hace que pensemos que están muy alejadas de los animales. Las podemos ver como seres robotizados que casi no interaccionan con el medio.

Sin embargo, las plantas no son inanimadas, simplemente se mueve a un ritmo muy distinto, más pausado. Ahora todos podemos usar un simple teléfono inteligente para realizar un time-lapse sin recurrir a los documentales de la BBC. Así, por ejemplo, podemos apreciar en un vídeo acelerado en el tiempo cómo los zarcillos de una planta de guisantes exploran el espacio en busca de ramas a las que agarrarse.

Otras plantas como la sensitiva o la venus atrapamoscas sí se mueven a una velocidad comparable a la de los animales, aunque no puedan mudarse a otro lugar distinto al de en donde han echado raíces.

Las plantas carnívoras en general, y la venus atrapamoscas en particular, sí que son fascinantes, sobre todo para los amantes de las plantas. La venus parece contar los insectos que hacen saltar su trampa e incluso parecen distinguir a aquellos que las polinizan de los que serán su comida.

Pese a todo, nos une a las plantas y a las venus atrapamoscas en particular un factor un tanto inquietante descubierto recientemente: tanto los animales como las plantas son sensible a la anestesia.

La anestesia es un misterio y todavía no sabemos muy bien como funciona. Parece que algunos receptores dejan de estar activos bajos las sustancias anestésicas. También se sabe que las propiedades físicas de la membrana celular cambian bajo la influencia de los anestésicos, haciendo que sea más flexible. Además, la aplicación de una presión invierte el efecto y se elimina el anestésico. Pero estos efectos no pueden explicitar el fenómeno de la anestesia por completo. Que encontremos una conexión entre animales y plantas en este asunto puede darnos pistas para aclarar el misterio.

Frantisek Baluska, L. Yokawa (ambos de la universidad de Bonn en Alemania) y colaboradores publican recientemente un estudio al respecto. En él muestran que a la venus atrapamoscas no le funcionan sus trampas cuando es tratada con una amplia gama de anestésicos, incluyendo los que usan en humanos para las operaciones quirúrgicas habituales. A otras plantas parece que les pasa algo parecido en lo que parece un fenómeno universal. Todo ello careciendo de sistema nervioso.

Aunque estos investigadores no logran aclarar cómo funcionan los anestésicos, sugieren que las plantas podrían usarse como sujetos de pruebas para experimentar con anestésicos que posteriormente se usen en Medicina.

Los autores señalan las plantas son organismos complejos y menos diferentes a los animales de lo que solemos asumir.

“Son organismos vivos que tienen sus propios problemas, quizás tienen algo parecido a los que los humanos sentimos como dolor o placer. Para poder navegar por esa vida compleja tienen que tener algún tipo de brújula”, dice Baluska. Usan esta “brújula” para poder lidiar con el estrés, el desarrollo o la competición con otros seres.

El cerebro de los humanos produce opiáceos cuando se sufre una trauma doloroso. Las plantas captan información negativa del entorno y producen sus propios anestésicos como el etanol o la cocaína de modo similar e incluso los liberan al ambiente para mandar una señal a otras plantas.

Entre los experimentos que estos investigadores han realizado hay uno con plantas de guisantes. Los zarcillos que normalmente explorar el entorno en busca de asideros a los que agarrarse dejan de moverse cuando la plantas es expuesta a vapor de éter. El éter es una sustancia que se usa para mantener la anestesia en humanos.

En otro experimento, cuando se administraba lidocaína a las raíces de una sensitiva, esta dejaba de plegar las hojas. Lo mismo le pasaba a la venus atrapamoscas, que ni siquiera presentaba la habitual actividad eléctrica. Esta sustancia la usan los dentistas como anestesia local antes de una intervención dolorosa.

Similares resultados se obtuvieron con plantas carnívoras de droseras y con semillas germinadas.

Cuando la sustancia anestésica desaparecía, las plantas volvían a la normalidad, por lo que no se trataba de un proceso de envenenamiento que las matara. Parecía como si perdieran algún tipo de “consciencia” que luego recuperaban, algo muy similar a lo que les pasa a los animales.

Estos investigadores han encontrado que, bajo anestesia, la membrana de las células de las raíces de estas plantas no realizaban sus funciones normales, como el reciclado de sustancias y sus transporte a través de la misma hacia afuera o hacia adentro. Pero no saben cómo funciona el anestésico como para que altere estas funciones.

Tampoco saben si hay un efecto directo de los anestésicos sobre la actividad eléctrica de la planta. En el caso animal se supone que podría haber una alteración del estado consciente al modificarse el impulso nervioso bajo la administración de un anestésico.

El misterio sobre la anestesia sigue ahí, incluso parece ser ahora más profundo.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Foto: K. Yokawa y colaboradores.