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Abalorios de hace cien mil años

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Los caracoles encontrados en Skhul tienen un agujero hecho por humanos. La escala es de 1cm. Foto: M. Vanhaeren y F. d’Errico.

El ser humano ha estado adornando su cuerpo con abalorios desde hace mucho tiempo. Hasta ahora se creía que esa costumbre empezó hace 75.000 años, pero un nuevo descubrimiento retrotrae esto en unos 25.000 años, lo que sitúa la aparición del pensamiento simbólico y del habla mucho antes en el tiempo.
Este tipo de comportamiento es muy importante pues nos dice hasta que punto los antepasados del ser humano eran capaces de desarrollar una cultura y de tener pensamiento simbólico.
Marian Vanhaeren de University College London y sus colaboradores desafían la noción de que los humanos modernos desarrollaron símbolos culturales cuando llegaron a Europa hace 40.000 años. Analizando restos arqueológicos procedentes de Argelia e Israel han encontrado conchas perforadas que parecen haber sido cuentas de algún tipo abalorio de hasta 100.000 años o más de antigüedad. Los primeros humanos anatómicamente modernos datan de hace 200.000 años, pero no tenemos pruebas de su desarrollo cultural.
Según los resultados de su investigación ahora publicados en Science los humanos modernos de África desarrollaron comportamientos que hasta ahora eran considerados propios de grupos humanos más recientes en el tiempo y en de otras geografías. Por tanto, esos individuos no sólo eran biológicamente modernos sino que tan bien eran culturalmente modernos, al menos en cierto grado. Según los autores estos abalorios indicarían un estatus social o familiar, y que detrás de esto debía de haber una lengua hablada. Según ellos estas pruebas arqueológicas evidencian que estos seres serían capaces de hablarnos pues los ornamentos en general son poderosos medios de comunicación social. Si te pones joyería encima estás mandando un mensaje a los demás, aunque éste sea silencioso.
La joyería (como en este caso), la decoración de cuevas con pinturas, los instrumentos musicales y otros artefactos indican en general que sus creadores eran capaces de pensar simbólicamente, la esencia de la moderna cultura. Como los artefactos simbólicos son muy abundantes en el registro arqueológico en Europa desde hace 40.000 años los investigadores siempre han creído que la cultura emergió en Europa hacia esa época. Pero estos investigadores encontraron en las cuevas Blombos de Sudáfrica conchas perforadas de hace 75.000 años. Como esto desafiaba las ideas preestablecidas decidieron buscar en museos otros restos similares o incluso más antiguos. Encontraron conchas similares del tamaño de guisantes con señales de haber sido perforadas para ser abalorios en el museo de historia natural de Londres y en París. Estas piezas fueron halladas en una excavación en 1930 en Israel en un lugar conocido como Es-Skhul y en otra de 1940 en Argelia en una localización llamada Oued Djebbana.
Para estar seguros de la antigüedad de los restos los científicos analizaron los sedimentos pegados a las mismas y los compararon con las dataciones de lo lugares donde fueron encontrados. Determinaron que las conchas de Skhul provienen de la misma capa de suelo donde los arqueólogos encontraron restos humanos datados entre hace 100.000 y 135.000 años. En la localización argelina se encontraron herramientas líticas de hace 90.000 años por lo que la edad de las conchas debe de ser similar. Estos abalorios serían el ornamento más antiguo conocido. Por tanto el pensamiento simbólico se retrotrae como mínimo unos 25.000 años hacia el pasado y se sitúa en África.
Las conchas pertenecen a caracoles marinos (un gasterópodo denominado Nassarius gibbosulus que todavía se puede encontrar vivo) y fueron encontradas lejos de las playas mediterráneas, por lo que fueron transportadas hasta allí desde la costa que se encuentra a 20 y a 190 kilómetros. Probablemente fueron recolectadas y transportadas por motivos comerciales pues uno no recorre 200 Km si encuentras algo más local.
La sociedad de aquel tiempo era por tanto más compleja de lo que creíamos hasta ahora, comerciaban y ya presumían frente a los demás con símbolos de estatus social y riqueza. Tal vez no hayamos cambiado tanto en estos 100.000 años.

Referencia: Vanhaeren M., et al. Science, 312. 1785 – 1788 (2006).

Fuente: UCL. [1]