- NeoFronteras - http://neofronteras.com -

El espía que vino del silicio

Un alto porcentaje de las aplicaciones de telefonía móvil graban la pantalla y envían esos datos a terceros.

Foto

Internet y las tecnología de comunicación móvil han llegado tan rápido que no hemos sido capaces de adaptarnos.

Nos parece normal que el que nos acompaña en una cena de restaurante esté consultado su móvil cada por por tres, que lo use en la sala de cine. También es habitual que el que está en el mismo vagón del transporte público hable a grito pelado con su móvil o nos deleite con «música» de allende los mares emitida por el mismo dispositivo.

Además, al ruido físico se le añade el ruido de ideas. Ahora, todo hijo de vecino tiene una opinión, una postura o algo que decir en las redes sociales y otros medios de Internet. Antes pasábamos hambre de conocimiento, ahora sufrimos de una obesidad de información. Consumimos opiniones, pero no nutrimos nuestra mente. No hay conocimiento, solo un tejido adiposo informativo. Encontrar el grano entre la paja es cada día más difícil.

Encima está el afán de los poderosos por controlar nuestras conductas y nuestras mentes a través del uso de esos medios, desde las redes sociales que encumbraron a Obama a la minería de datos que puso en donde está a Trump.

Ahora se une a todo ello el espionaje masivo, no ya de los gobiernos, que siempre lo han hecho, sino de los que nos dan todas esas aplicaciones gratuitas que instalamos en nuestros smarphones.

David Choffnes, Christo Wilson, Elleen Pan y Jingjing Ren (todos de Northeastern University) se pusieron a investigar la leyenda urbana que sostiene que nuestros celulares o móviles se dedican a grabar nuestras conversaciones para así diseñar publicidad dirigida al usuario.

Estos investigadores analizaron más de 17000 aplicaciones del sistema Android usando una programa que escribieron ellos mismos.

No encontraron pruebas de espionaje sonoro, pero lo que descubrieron fue mucho peor. Algunas de las aplicaciones más populares capturan secretamente la pantalla del smartphone para grabar la actividad del usuario y envía esas capturas y vídeos a terceros. Entre esas capturas podrían estar las claves y números de tarjetas de crédito, nombres de usuarios y sus contraseñas asociadas, lo que escribimos y otras informaciones confidenciales.

Además, no se trataba de encontrar una aguja en el pajar, sino que el fenómeno era muy frecuente. De las 17000 aplicaciones analizadas, 9000 tenían capacidad de enviar capturas. Uno de los casos envíaba vídeos de lo que sucedía en la pantalla. Se trataba de GoPuff, una aplicación de envío de comida a domicilio y que mandaba los vídeos capturados a Appsee.

Con ello estos investigadores han conseguido demostrar lo fácil que sería explotar el sistema para conseguir beneficios o cometer ilegalidades.

Según Wilson esta tecnología se podría usar para fines maliciosos y los más preocupante es que en ningún momento se pide el consentimiento o se notifica al usuario para hacer algo así.

En los casos que han encontrado se trataba de códigos postales, pero el sistema se podría modificar fácilmente para enviar números de tarjetas de crédito. Otras veces se usa esta información para mejorar la experiencia de usuario con la aplicación. En todo caso no se informa de ello.

Aunque analizaron sólo aplicaciones del sistema Android, Wilson y Choffnes dicen que no hay razones para pensar que los demás sistemas operativos sean menos vulnerables.

Copyleft: atribuir con enlace a http://neofronteras.com [1]

Fuentes y referencias:
Nota de prensa. [2]
Foto: Northeastern University