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Hongo aún más grande

El hongo gigante de Michigan tiene mayor extensión de lo que se pensaba.

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Cuando pensamos en el organismo más grande de la Tierra podemos pensar en la secoya gigante o en la ballena azul. Pero desde hace unas décadas se conocen otros seres que superan en tamaño, masa y edad es esos dos.

Así, por ejemplo se conoce en Utah la colonia clonal Pando, un bosque de álamos temblones. Si se analiza el ADN de cada árbol se puede comprobar que los genes son los mismos para todos ellos. Cada árbol no es más que un brote de otro, aunque nosotros lo veamos con árboles individuales. Pando cubre 46 hectáreas, pesa 6600 toneladas y tiene 80.000 años de edad. En extensión es superada por otra arboleda similar en Utah de 80 Ha. En edad sólo es superada por una pradera de Posidonia oceánica cerca de Formentera, que se estima que tiene unos 100.000 años de edad.

En los ochenta del pasado sigo se descubrió otro organismos singular en este aspecto. Se trata de un hongo que crece en la península de Michigan y que cubriría 37 hectáreas de superficie. Naturalmente no se trata de una seta, sino del hongo propiamente dicho, que vive en forma de fibras bajo la tierra y que pertenece a la especie Armillaria gallica. Las setas, que las produce, son sólo sus órganos reproductores.

Ahora, un equipo de investigadores ha actualizado el estudio original y llega a la conclusión de que este hongo es cuatro veces más grande y es dos veces más viejo que lo que se pensaba.

Este hongo pertenece a los hongos filamentosos. El cuerpo de un hongo filamentoso tiene dos porciones, una reproductiva y otra vegetativa. La parte vegetativa está compuesta por filamentos llamados hifas. Un conjunto de hifas conforma el micelio. En este caso, cuando hablamos de extensión o peso nos referimos a las hifas. La parte reproductiva serían las setas que salen a la superficie.

Como otros hongos similares, Armillaria produce esas hifas, pero, a diferencia de otros, se funden unas con otras y se entrelazan hasta llegar a extenderse por una gran área mientras consumen madera muerta o material orgánico en descomposición.

En esta ocasión, los investigadores tomaron 245 muestras y analizaron los genes que las hifas que contenían. Como genes eran los mismos en todos los casos, por lo que concluyen que las hifas pertenen al mismo hongo, que debe haber estado viviendo allí por 2500 años.

Además, midieron las mutaciones que se han venido dando durante todo este tiempo y descubrieron un proceso lento de mutación en el que sólo se dan 163 cambios genéticos cada 100 millones de años. Esta tasa de mutación tan baja refleja lo lento que evoluciona este ser. Los investigadores no sabe la razón de esta tasa tan baja, puede que este hongo posea un sistema de reparación de ADN muy sofisticado o puede que, simplemente, mute poco por vivir bajo tierra fuera del alcance de los mutágenos rayos ultravioletas del Sol.

Pero este hongo ya perdió su trono. Otro caso similar descubierto en 1998 en Oregón es el organismo más grande del planeta, con 770 hectáreas. Se le estima una edad de 8000 años.

La verdad es que estos casos recuerdan a algunos relatos de ciencia ficción en los que un organismo constituye todo un planeta.

Así, que amigo lector boreal, espero que este otoño en ciernes recapacite sobre lo que sucede bajos sus pies cuando se encuentre con unas suculentas setas al pasear por algún bosque cercano.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Foto: Dan Molter (shroomydan), Mushroom Observer.