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Encuentran un gen social

La actividad de un gen está relacionado con comportamientos sociales en abejas, langostas, ratones y humanos.

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Algunas especies animales presentan comportamientos sociales, como los seres humanos. Pero incluso algunos insectos también presentan comportamientos sociales, como las hormigas o algunas especies de abejas.

Lo curioso de las abejas es que algunas especies son sociales, mientras que otras no lo son. Es un tanto misteriosa la razón de por qué esto es así.
Ahora se ha descubierto un simple gen en el que cambios en su expresión puede determinar si la abeja, dentro de una misma especie, es social o no.

Lo más interesante es que este gen había sido encontrado antes en humanos y había sido relacionado con el autismo. También había sido relacionado con el comportamiento social de animales como el ratón o la langosta de campo.

Desde hace un tiempo se viene discutiendo en círculos académicos sobre la genética del comportamiento social. Este nuevo hallazgo acerca a los científicos del ramo a la meta de demostrar una base evolutiva común para el comportamiento social.

Las abejas del sudor no viven en colonias masivas como las de la abeja melífera en la que cientos de obreras cuidan de los huevos puestos por la reina. Sin embargo, forman ciertos arreglos sociales. Así, por ejemplo, en algunos grupos y especies de abejas del sudor, las obreras ayudan en la reproducción de la reina. En otros grupos y especies de estas abejas las hembras sólo cuidan de su propia descendencia.

Esto ya fue estudiado el pasado siglo por Cécile Plateaux-Quénu, que documentó estos dos comportamientos distintos en una sola especie de abeja del sudor de Francia: Lasioglossum albipes (en la foto de cabecera). Además, demostró que su comportamiento se heredaba.

Estas diferencias han interesaron a los expertos durante mucho tiempo porque les podría ayudar a entender la evolución de las sociedades complejas de insectos.

Sarah Kocher (Princeton University) recolectó abejas de este tipo en diferentes localizaciones de Francia décadas más tarde que Plateaux-Quénu. En concreto recolectó 150 ejemplares de tres regiones frías y tres regiones cálidas del país. Junto con otros colaboradores analizaron el ADN de estas abejas pare ver si había desajustes que explicaran diferencias en su comportamiento.

Al final encontraron 200 diferencias en 62 genes. Uno de estos genes, denominado sintaxina 1a, les llamó la atención. Es el responsable de la síntesis de sintaxina, una proteína importante en la transmisión de la señal nerviosa. Este gen está relacionado con el comportamiento social en numerosos animales.

Así que se pusieron a investigar la relación entre este gen y el comportamiento social de las abejas. Descubrieron que estaba 15 veces más activos en las abejas más sociales que en las solitarias. Esto hace de este gen un firme candidato a gen social.

Además, evaluaron siete diferencias en este gen y secuencias genéticas aledañas para ver cuáles eran más potentes a la hora de controlar la actividad de este gen. Descubrieron que su actividad estaba controlada por secuencias de ADN que no codificaba proteína, es decir por «ADN basura».

El hallazgo está relacionado con otros similares, como que las langostas, que normalmente llevan un vida solitaria, se juntan para emigrar a raíz de un aumento de la actividad de la sintaxina. También se ha comprobado que los ratones que carecen de este gen tienen niveles hormonales alterados que afectan a su comportamiento social. Además, se ha relacionado este gen con el autismo y otros trastorno psicosociales.

El año pasado se publicó un trabajo en el que se mostraba que las abejas melíferas obreras reaccionan menos a un peligro cuando tienen alterados genes que también se han relacionado con el autismo y que son similares al de la sintaxina.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Foto: gailhampshire, vía Flickr.