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Sobre el efecto de los neonicotinoides en las colmenas

Los neonicotinoides reducen ampliamente la actividad de las colmenas de abejorros y hacen que los adultos de estos insectos cuiden menos de las larvas y reduzcan las labores de termorregulación de la colmena.

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Luchar contra los intereses de los poderosos y a favor de la sociedad en su conjunto no es nada fácil, pero se pueden hacer cosas.

Desde la posición de un ciudadano normal no se puede cambiar radicalmente el mundo, pero todas las personas pueden poner su granito de arena. No sólo desde sus acciones, que son mucho más importantes que su ideología, sino además desde la propagación de la verdad.

Desde hace unos años se está produciendo un alarmante descenso en las poblaciones de polinizadores, especialmente abejas y abejorros. Y desde hace ya un tiempo están saliendo numerosos artículos científicos en los que se encuentra que uno de los principales culpables son los insecticidas de nueva generación, en concreto los neonicotinoides.

Estos insecticidas son los más usados en el mundo y son, básicamente, neurotóxicos. Al ser absorbidos por las plantas pasan a formar parte del néctar y polen de los que se alimentan los polinizadores. Estas sustancias afectan al sistema nervioso de abejas y abejorros, alterando su memoria y su capacidad de orientarse y buscar comida.

Nadie sabe cuántos de estos estudios harán falta para que se prohíban de una vez estas sustancias, pero la comunidad científica sigue en ello. El último estudio importante en ser publicado apunta de nuevo a los neonicotinoides como causantes del problema de la reducción de polinizadores.

Unos investigadores procedentes de varias universidades han usado una técnica novedosa para realizar un seguimiento de los abejorros. Han podido demostrar que los neonicotinoides reducen ampliamente la actividad de las colmenas de abejorros y hacen que los adultos de estos insectos cuiden menos de las larvas y reduzcan las labores de termorregulación de la colonia.

El nuevo resultado ayuda a explicar mejor el efecto que tienen estos insecticidas sobre las colmenas. Dentro de la crisis de los polinizadores en general está el despoblamiento de las colmenas. Este fenómeno consiste en una reducción de los individuos de las colmenas hasta que estas no son viables y mueren.

Los abejorros son un modelo animal ideal en este caso porque son silvestres y proporcionan una buena idea de lo que realmente está pasando en la Naturaleza. Sus colonias cuentas con sólo unos cientos de individuos y sus cuerpos son lo suficientemente grandes como para pegarles objetos sin que les afecte en demasía. La abeja melífera, por otro lado, se ve muy afectada por el fenómeno, pero, en general, estos insectos forman parte de una explotación humana destinada a la obtención de miel en la que interviene el ser humano y sus colmenas cuentas con miles de individuos sobre los que es casi imposible hacer un seguimiento en su conjunto.

Aunque ha sido fácil demostrar cómo los neonicotinoides afectan a los insectos individuales, no ha sido fácil demostrar cómo afectan a las colmenas en su conjunto. Las colmenas son entes complejos en los que participan cientos o miles de de abejas y tienen propiedades emergentes que no están en cada individuo. Podemos decir que se comporta como un superorganismo.

Parte de la dificultad en el estudio de este fenómeno del despoblamiento de las colmenas estriba en que las condiciones en la Naturaleza son variables y no se pueden controlar como se haría en un laboratorio. El tiempo atmosférico, las plagas, la flora circundante o el entorno en el que esté la colmena afectan a la misma.

Así que James Crall (Harvard University) y sus colaboradores decidieron analizar el comportamiento colectivo de los abejorros en su colmena una vez aplicaron neonicotinoides. En el pasado se había hecho esto mismo usando grabaciones de vídeo, pero supervisar visualmente todas las tomas de varias colmenas es un trabajo muy arduo, por no decir casi imposible. En su lugar, estos investigadores emplearon un software que analiza la biomecánica del vuelo de insectos que se había desarrollado en la universidad de Harvard y lo han adaptado al nuevo propósito.

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Para ello tuvieron que pegar unas etiquetas de 3 a 4 mm de tamaño en la espalda de los abejorros que estaba estudiando. Luego, adaptaron el instrumental que se había usando para moscas de la fruta al nuevo propósito e instaron cámaras de alta resolución que grababan a docenas de abejorros a la vez. Un programa analizaba esas imágenes en tiempo real y proporcionaba los datos para su análisis posterior. Hicieron todo esto sobre nueve colonias o colmenas de abejorros comerciales en cajas de cartón. Además, en algunas de ellas dispusieron una disolución azucarada que contenía seis partes por mil millones del neonicotinoide imidacloprid para que los abejorros lo tomaran.

Observaron la actividad de los abejorros durante 12 días y compararon su actividad con la de los grupos de control a los que no se había administrado el insecticida.

Comprobaron que en el las colonias a las que se les había dado el neonicotinoide los adultos pasaban el 20% de su tiempo cuidando de las crías, frente a un 25% en el grupo de control. Además, los abejorros «tratados» presentaban algún tipo de «letargia» que les afectaban mucho por la noche y que reducía su capacidad de regular la temperatura de la colmena, algo que normalmente hacen usando las alas a modo de abanico.

El problema es que las larvas necesitan de una temperatura adecuada y constante para desarrollarse adecuadamente y, sin esta termorregulación efectuada por los adultos, su viabilidad se ve comprometida.

Para esta función, como para la anterior de cuidado directo de las larvas, los adultos necesitan comunicarse y coordinarse entre sí, así que parece que los neonicotinoides puedan interferir en esta relación entre obreras y, como consecuencia, la viabilidad de la colmena se ve comprometida.

Estos mismos investigadores planean ahora hacer pruebas en las que se manipule la temperatura de las colmenas. Además harán experimentos del mismo tipo que sean más sofisticados, rápidos y baratos con los que ampliar el seguimiento a más colmenas.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Foto: James Crall y colaboradores.