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Habrá que reducir el consumo de carne

Si la humanidad quiere llegar al 2050 habrá que reducir el consumo de carne, sobre todo de vacuno y cordero.

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Estamos chocando contra los límites de nuestro planeta, pero parece que no tomamos medidas para evitar el desastre. Uno de los aspectos sobre los que parece que no hagamos nada es sobre el crecimiento de la población. Pese a que en Occidente las tasas de natalidad han decaído, la presión demográfica del resto del mundo hace que su población aumente a través de la inmigración. Inmigrantes que consumen como occidentales.

Además, en Occidente se come mucho, se come mal y se come demasiada carne, algo que es malo para la salud y el medio ambiente. Para 2050 la población mundial superará los 10.000 millones de habitantes. Un estudio del WRI (Instituto Mundial de los Recursos) presentado recientemente apunta a que se deberán realizar, entre otras cosas, drásticas reducciones en el consumo de carne de vacuno y cordero si queremos evitar una catástrofe climática y ecológica.

Para ese año se necesitará el doble de la producción de alimentos de la que se produce actualmente, pero, a la vez, las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la agricultura y ganadería deben reducirse en dos tercios para así evitar el cambio climático. La producción extra de comida necesaria deberá hacerse sin nueva nueva tierra cultivo, porque la destrucción de bosques aumentaría las emisiones de dióxido de carbono. En consecuencia habrá que cambiar nuestros hábitos alimenticios.

La producción de carne y productos lácteos usan ahora mismo el 83% de la tierra cultivable y es responsable del 60% de las emisiones asociadas a la agricultura y ganadería.

Un aspecto importante de los rumiantes es que su digestión produce metano, que es un potente gas de efecto invernadero. Aunque la carne de ternera sólo produce el 3% de las calorías en la dieta de los habitantes de EEUU, es responsable de la mitad de las emisiones.

La única manera de aumentar la producción de comida por hectárea es que se reduzca la producción de carne y productos lácteos. Es una mera cuestión de termodinámica. Es cada paso de la producción de alimentos se consumen recursos y energía. Un terreno destinado a la producción de piensos para ganado puede destinarse directamente a la producción de alimentos para humanos en su lugar sin que se pierda energía por el camino.

«Si tratáramos de producir toda la comida que necesitaremos en 2050 con los actuales sistemas de producción, el mundo tendría que reconvertir los pocos bosques que quedan y sólo la agricultura generaría el doble de las emisiones permitidas de todas las actividades humanas», dice Tim Searchinger (WRI y Princeton University).

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Otro aspecto importante será poner fin al desperdicio de comida que se realiza actualmente, que incluye la destrucción de excedentes. Un tercio de la producción actual de comida es desperdiciada, algo que no nos podremos permitir cuando seamos muchos más.

Según Janet Ranganathan (MRI), tenemos que cambiar la manera en la que producimos comida, no sólo por razones ambientales, sino porque este es un asunto clave para la superveniencia de los humanos.

Este estudio ha sido hecho público en la cumbre del clima de Naciones Unidas de Katowice en Polonia y sigue a otros estudios científicos similares. Otro estudio también sostiene que evitar el consumo de carne y lácteos es la única manera de reducir el impacto individual sobre el planeta, evitar la aniquilación de vida salvaje y recuperar las zonas muertas de los océanos, que entre otras causas se deben al aporte de productos químicos procedentes de la agricultura.

Para poder alcanzar la meta propuesta, el informe sugiere que 2000 millones de personas, entre ellos los habitantes de de EEUU, Rusia o Brasil, reduzcan el consumo de ternera y cordero en, como mínimo, un 40%, limitándose a 1,5 porciones a la semana. El resto del mundo seguiría con su actual consumo reducido de carne.

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Para conseguir eso habría que cambiar las políticas de subvenciones y animar a escuelas e instituciones públicas para poner menos carnes en los menús y educar en ese sentido. También habrá que limitar la producción de biocombustibles y usar esos terrenos para la producción de alimentos, limitar el uso de fertilizantes y administrar mejor el estiércol.

Por otro lado, se necesitarán políticas que frenen el crecimiento de la población, así como otras que mejoren el acceso de la mujer a la educación y sanidad que faciliten la reducción de fertilidad.

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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Web de WRI. [3]
Fotos: WRI.