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TESS empieza a dar frutos

De los 300 candidatos a exoplanetas descubiertos por TESS ya se han confirmado 8.

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Se podría decir que en las noches oscuras se tiende a encontrar objetos perdidos baja las farolas. No es que estos tiendan a caer justo en esos lugares, es que son los únicos lugares en donde, por la presencia de luz, pueden ser encontrados. El resto, los que cayeron lejos de las farolas, no son encontrados.

Con los exoplanetas pasa algo parecido. Se detectan los que la tecnología permite detectar, no los que realmente hay. Tanto si están cerca como si están lejos de nosotros, aunque en este último caso sea aún peor.

Se tenía la esperanza de que la misión Kepler pudiera encontrar una Tierra II alrededor de alguna estrella no demasiado fría. Pero como esos tránsitos se producen cada mucho tiempo y las estrellas son más inestable en el tiempo de lo que se creía, se necesitaban más años de los 3 esperados para algo así. Al final, el fallo de los volantes de inercia eliminaron esta posibilidad y la fase II de Kepler se tuvo que conformar con estudiar tránsitos en enanas rojas, pues ya no podía observa la misma zona del cielo permanentemente.

La misión TESS se ha diseñado para encontrar por el método de tránsito exoplanetas entre las 200 000 estrellas cercanas. Pero observa una zona cada vez en lapsos de 27 días, por lo que prima la detección de exoplanetas alrededor de enanas rojas. Es muy complicado detectar exoplanetas con periodos superiores a esos 27 días, pues se necesita más de un tránsito para tener un candidato y el siguiente puede darse cuando TESS no observe esa región del cielo.

La zona de habitabilidad de este tipo de estrellas está mucho más cerca que para estrellas como el Sol, por lo que los planetas ahí situados tienen periodos orbitales cortos. Además, es más fácil que se dé el alineamiento para un tránsito de ese modo.

Pero, en estos 9 meses de observación, TESS ya ha registrado 300 candidatos a exoplanetas. Candidatos que necesitan ser confirmados con otros telescopios. De ellos 8 ya lo han sido. Algunos de estos casos han sido confirmados gracias al espectrógrafo HARPS en Chile, que permite detecciones por velocidad radial.

Uno de estos nuevos exoplanetas confirmados tiene una masa de al menos 23 veces la terrestre y un periodo orbital de 36 días, que está por encima de los 27 días antes mencionados. Lo extraño es que su órbita es muy excéntrica y encima hay señales de un posible segundo planeta de masa similar a la terrestre en el mismo sistema y más cerca de su estrella HD 21749, situada a unos 53 años luz de nosotros.

No se sabe cómo este planeta interior mantiene una órbita estable, dada semejante configuración. Los científicos no se explican un sistema con esta arquitectura tan extraña.

Otro caso es el del planeta rocoso LHS 3844 b, que orbita su estrella con un periodo de 11 horas y, por tanto, es un mundo caliente, pero a sólo 150 grados centígrados. Su estrella es otra enana roja, pero más fría, con un tamaño de sólo un 15% el del Sol. Un caso de planeta rocoso a esa distancia es interesante, pues no es habitual.

Es un planeta con un tamaño tres veces al terrestre, pero 23 veces más masivo que la Tierra. Posiblemente sea un sub-neptuno, pero con una atmósfera más densa que los planetas gaseosos de nuestro Sistema Solar, quizás con una densidad cercana a la del agua. Al parecer tiene otro compañero en sus sistema (sin confirmar) con un periodo orbital de 7,8 días y con un tamaño muy similar al de la Tierra.

También estaría el caso de Pi Mensae b publicado el pasado noviembre [1], que es una supertierra con un periodo orbital de 6,3 días.

Detalles sobre otros 20 o 30 exoplanetas están haciendo cola para ser publicados.

Además de detectar exoplanetas, TESS estudia la variabilidad de las estrellas que estén en su campo de observación en ese momento, incluyendo explosiones de supernova. De este modo se descubrieron 6 supernovas distantes en sólo el primer mes de observaciones, en comparación con las 5 que descubrió la misión Kepler en 4 años. El estudio de cómo varía el brillo de las supernovas, en especial las de tipo Ia, permite hacer ciencia de vanguardia.

El instrumental a bordo de TESS funciona mejor de lo que se pensaba y, además, se ha diseñado la misión para que dure décadas, aunque todo depende de que la NASA siga financiándola y que no fallen demasiados volantes de inercia. De momento su misión primaria es de dos años, el primero para el hemisferio sur y el segundo para el norte.

Se espera que al final de estos dos años TESS haya encontrado 50 planetas menores que 4 veces la Tierra, planetas que podrán ser estudiados por el James Webb en detalle.

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Fuentes y referencias:
Nota de prensa. [3]
Artículo original I. [4]
>Artículo original II. [5]
Ilustración: NASA’s Goddard Space Flight Center / MIT News.