Hallan un fármaco contra el cáncer gracias a una sustancia que se encuentra en una especie china de abeto en gravísimo peligro de extinción.
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Uno de los argumentos utilitaristas que se dan para conservar los ecosistemas terrestres, por ejemplo la selva tropical, es que puede haber especies de las que podamos extraer fármacos que nos salven la vida. Sin embargo, pese a haber muchos ejemplos al respecto, no se suele hablar de ellos en los medios.
Casi cualquiera conoce a alguien que ha padecido cáncer, incluso es muy posible que lo padezca él mismo. Debido a nuestro estilo de vida, la probabilidad de contraer esta enfermedad es muy alta. Sólo en EEUU, el cáncer se ha llevado por delante a 600 000 pacientes en el año pasado. Uno de los tratamientos típicos es la quimioterapia, de la que hay muchos tipos que dependen de diversas sustancias químicas.
Un grupo de investigadores chinos se puso a trabajar sobre las sustancias contenidas en la corteza y hojas de árboles de la especie Abies beshanzuensis, un abeto que hay en China. Su idea era encontrar soluciones para la diabetes y la obesidad, pero no encontraron moléculas que pudieran ser útiles como tratamientos para esas enfermedades.
La cosa quedó un poco olvidada hasta que Mingji Dai (Purdue University) empezó a estudiar muestras de ese árbol en busca de otro tipo de sustancias que pudieran ser apropiadas para el tratamiento del cáncer. Al final consiguieron sintetizar un compuesto a partir de modificaciones leves de una molécula presente en esos abetos chinos que es un potente inhibidor del SHP2, un blanco habitual en el tratamiento del cáncer. Su hallazgo se publicó en Journal of the American Chemical Society.
«Este es uno de los blancos anticáncer más importantes en la industria farmacéutica ahora mismo para una amplia variedad de tumores. Muchas compañías están tratando de desarrollar fármacos que funcionen contra la SHP2», dice Dai.
Muchas de las terapias contra el cáncer usan ciertas proteínas como blancos. Estas proteínas ayudan a los tumores a crecer y extenderse por el cuerpo (metástasis), así que su bloqueo con fármacos puede ayudar a superar el cáncer. Para el caso de SHP2, los fármacos actuales suelen funcionar creando enlaces químicos débiles con esta proteína, quedando unidos pero no fuertemente, de tal modo que pueden soltarse.
Según Dai, la ventaja del nuevo compuesto que se ha obtenido del abeto chino es que el enlace que consigue con la proteína SHP2 es covalente, es decir, muy fuerte, por lo que es mucho más duradero.
Para llegar a este resultado, Dai y sus colaboradores del Scripps Research Institute de Florida buscaron sustancias procedentes del árbol que pudieran fijarse a algunos de los blancos típicos de células cancerosas. El proceso es similar a pescar en una poza, peor a nivel molecular. Encontraron una que lo hacía débilmente (compuesto 29), pero que al ser modificada levemente se obtenía otra (compuesto 30) muy efectiva.
Para que funcione bien, el nuevo compuesto tiene que administrase junto a Etoposide, otro fármaco que ya está aprobado por la FDA norteamericana para distintos tipos de cáncer, por lo que está ya comercializado.
La mala noticia desde el punto de vista ecológico es que sólo se conocen tres ejemplares de Abies beshanzuensis que se encuentran en una reserva natural del sureste de China. El cambio climático y las alteraciones humanas del medio han hecho que esta especie llegue a esta situación tan dramática. Puede que haya en ellos otras sustancias que pudieran ser útiles, por lo que es urgente conservarlos.
Se estima que cada año se extinguen 10 000 especies en la Tierra, algunas de ellas sin tan si quiera haber sido conocidas por la ciencia. Una de cada cinco especies de plantas está en peligro de extinción. Según análisis de 2016, de 11 577 a 13 251 especies de plantas están en peligro de extinción. De las conocidas, de 151 a 296 ya están extinguidas en el medio natural. Como mínimo, 116 ya están totalmente extinguidas.
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Fuentes y referencias:
Artículo original. [2]
Lista de plantas extintas. [3]
Dibujo: Zeng Xiaolian.